Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ Cuando vi a Sebastián Viera abrazar a Mayer Candela y no solamente abrazarlo sino decirle algo al oído y casi que besarle la cabeza, me dio mala espina, un mal presagio y me acorde de algo que en alguna oportunidad me comentó el futbolista, abogado y columnista de EL PILON, […]
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
Cuando vi a Sebastián Viera abrazar a Mayer Candela y no solamente abrazarlo sino decirle algo al oído y casi que besarle la cabeza, me dio mala espina, un mal presagio y me acorde de algo que en alguna oportunidad me comentó el futbolista, abogado y columnista de EL PILON, el Nene Gonzales que en una definición por penaltis en el Campestre, reiteradamente amenazo al portero llamado “Sangre” de que le iba a cobrar por la derecha y por el lado derecho la metería y Sangre que creía que se la sabia toda, creyó todo lo contrario y fácilmente el Nene cobro como lo había anunciado y el portero se tiro hacia el otro lado.
Y dicho y hecho, Cándelo cobro comiéndose el cuento de Viera y cuando lo iba hacer pensé para mis adentros al mejor estilo pifia (léase pacifico) ese maulazo lo va a botar, y cerré los ojos hasta cuando Mercy exclamo ¡lo tapó!, ya gano el Junior y así fue porque Giovanni, Braynner, García, Sherman, Cárdena y Víctor Cortes no fallaron y hoy tienen a su equipo, el Junior, los Tiburones a las puertas de obtener otra presea de oro, no se si frente al Caldas o Santa Fe.
Mi mas sentidas notas de condolencias a aquellos hinchas de Millo, que como yo creyeron que era casi, léase bien casi, un imposible que el Junior superara el tres a cero de Bogotá y eufóricos andábamos sacando pecho y engreídos asegurábamos que ya todo estaba listo y en el bolsillo. Ya me imagino la cara de trompa del docto Orlando Torres, a quien por miedo me abstuve de llamar para solidarizarme con su dolor, o los gritos de Margaramillos (Margarita Morón), echándole la responsabilidad al entrenador por una táctica equivocada, o los ojos espernancados de mi primo hermano Armando Daza Martínez, cuando Giovanni nos encajó el tercero y Carlos Bacca remató con impecable estilo para ponerle punto final a los trágicos noventa minutos.
Felicitaciones a mi hijo Carlos José, “Macoquito”, quien se Barranquillerizó totalmente, a los barranquilleros por el triunfo de su Junior del alma a todos los costeños que hoy han hecho pasar por su garganta no cientos sino miles o millones de Águilas para festejar este inolvidable triunfo, pero también felicitaciones a mi equipo de los Embajadores que poco a poco esta retomando el camino para volver a transitar por lo vericuetos de los mejores del mundo, como en la época del Dorado, que le encajamos al Real Madrid cinco a cero y a todo el que se nos atravesaba lo fulminábamos con Julio Cozzi en la puerta, Raúl Pini y Cobo Zuluaga en la defensa, en la media Ramírez, Rossi y Soria, y la delantera Báez por la izquierda, Pedernera, Alfredo Diestefano, Guarín y Contreras. Éramos imparables y por el camino que vamos lo repetiremos; era una constelación de astros luminosos que con orgullo brillaban en el cielo deportivo de Colombia, como no habido otro igual.
Ya terminada esta columna me informa mi hija María Mercedes de Bogotá que el Santa Fe también cayó ante el Once Caldas, e inmediatamente llamo a mi hijo y yerno Juan Pablo Guzmán Perico, quien me contesta desde la Conchinchina para mamarme gallo por la derrota de Millonarios y cuando le digo que la otra noticia es peor, me dice “No me vallas a decir que el Santafecito lindo perdió y no tengo otra alternativa que asegurárselo y manifestarle mi solidaridad extensiva a todo los cachacales Santafereños y Embajadores que el Once Caldas y Junior les aguaron las fiestas”.
Nuevamente, felicitaciones a los Barranquilleros especialmente y que la gocen, porque el que gana es el que goza, aunque en materia deportiva las cosas se arreglan rápido y fraternalmente.
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ Cuando vi a Sebastián Viera abrazar a Mayer Candela y no solamente abrazarlo sino decirle algo al oído y casi que besarle la cabeza, me dio mala espina, un mal presagio y me acorde de algo que en alguna oportunidad me comentó el futbolista, abogado y columnista de EL PILON, […]
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
Cuando vi a Sebastián Viera abrazar a Mayer Candela y no solamente abrazarlo sino decirle algo al oído y casi que besarle la cabeza, me dio mala espina, un mal presagio y me acorde de algo que en alguna oportunidad me comentó el futbolista, abogado y columnista de EL PILON, el Nene Gonzales que en una definición por penaltis en el Campestre, reiteradamente amenazo al portero llamado “Sangre” de que le iba a cobrar por la derecha y por el lado derecho la metería y Sangre que creía que se la sabia toda, creyó todo lo contrario y fácilmente el Nene cobro como lo había anunciado y el portero se tiro hacia el otro lado.
Y dicho y hecho, Cándelo cobro comiéndose el cuento de Viera y cuando lo iba hacer pensé para mis adentros al mejor estilo pifia (léase pacifico) ese maulazo lo va a botar, y cerré los ojos hasta cuando Mercy exclamo ¡lo tapó!, ya gano el Junior y así fue porque Giovanni, Braynner, García, Sherman, Cárdena y Víctor Cortes no fallaron y hoy tienen a su equipo, el Junior, los Tiburones a las puertas de obtener otra presea de oro, no se si frente al Caldas o Santa Fe.
Mi mas sentidas notas de condolencias a aquellos hinchas de Millo, que como yo creyeron que era casi, léase bien casi, un imposible que el Junior superara el tres a cero de Bogotá y eufóricos andábamos sacando pecho y engreídos asegurábamos que ya todo estaba listo y en el bolsillo. Ya me imagino la cara de trompa del docto Orlando Torres, a quien por miedo me abstuve de llamar para solidarizarme con su dolor, o los gritos de Margaramillos (Margarita Morón), echándole la responsabilidad al entrenador por una táctica equivocada, o los ojos espernancados de mi primo hermano Armando Daza Martínez, cuando Giovanni nos encajó el tercero y Carlos Bacca remató con impecable estilo para ponerle punto final a los trágicos noventa minutos.
Felicitaciones a mi hijo Carlos José, “Macoquito”, quien se Barranquillerizó totalmente, a los barranquilleros por el triunfo de su Junior del alma a todos los costeños que hoy han hecho pasar por su garganta no cientos sino miles o millones de Águilas para festejar este inolvidable triunfo, pero también felicitaciones a mi equipo de los Embajadores que poco a poco esta retomando el camino para volver a transitar por lo vericuetos de los mejores del mundo, como en la época del Dorado, que le encajamos al Real Madrid cinco a cero y a todo el que se nos atravesaba lo fulminábamos con Julio Cozzi en la puerta, Raúl Pini y Cobo Zuluaga en la defensa, en la media Ramírez, Rossi y Soria, y la delantera Báez por la izquierda, Pedernera, Alfredo Diestefano, Guarín y Contreras. Éramos imparables y por el camino que vamos lo repetiremos; era una constelación de astros luminosos que con orgullo brillaban en el cielo deportivo de Colombia, como no habido otro igual.
Ya terminada esta columna me informa mi hija María Mercedes de Bogotá que el Santa Fe también cayó ante el Once Caldas, e inmediatamente llamo a mi hijo y yerno Juan Pablo Guzmán Perico, quien me contesta desde la Conchinchina para mamarme gallo por la derrota de Millonarios y cuando le digo que la otra noticia es peor, me dice “No me vallas a decir que el Santafecito lindo perdió y no tengo otra alternativa que asegurárselo y manifestarle mi solidaridad extensiva a todo los cachacales Santafereños y Embajadores que el Once Caldas y Junior les aguaron las fiestas”.
Nuevamente, felicitaciones a los Barranquilleros especialmente y que la gocen, porque el que gana es el que goza, aunque en materia deportiva las cosas se arreglan rápido y fraternalmente.