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Columnista - 9 diciembre, 2021

Votos, transferencias, flow

Si hay un mes promesero es diciembre. El mes final es bullanguero por excelencia, nostálgico y sentimental hasta la médula, planeador hasta los primeros tragos, esperanzador después del 24 y promesero al llegar al 31.  Están todos los planes, desde las dietas femeninas, aprender otro idioma, ahorrar cada peso, amar hasta el infinito y sin […]

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Si hay un mes promesero es diciembre. El mes final es bullanguero por excelencia, nostálgico y sentimental hasta la médula, planeador hasta los primeros tragos, esperanzador después del 24 y promesero al llegar al 31. 

Están todos los planes, desde las dietas femeninas, aprender otro idioma, ahorrar cada peso, amar hasta el infinito y sin medida a los amores conseguidos en ese mes y cambiar de comportamientos, sentimientos, solidaridad y salud.

Ese cuadernillo de apuntes para cumplir queda intacto hasta febrero, al llegar las primeras facturas de los gastos decembrinos y entonces se reinicia nuestro ciclo de todos los años anteriores.

Ya los expertos en pandemia cambiaron de oficio, los resilientes están enguayabados, los nuevos idiomas no pasan de tres palabras nuevas por chat y los amores parecen que muestran los primeros defectos y arrebatos de cambios. 

Alguna tía novelera trajo y entregó datos desconocidos de ambos lados, es la primera en entrar a la nueva lista de gente tóxica para el diciembre venidero, cosa que suele olvidarse también. A veces.

Como será un año político y de elecciones habrá un terremoto de encuestas legales e ilegales por todas partes. Una batalla digital grande, grave, confusa y difusa, donde nadie gana y todos pierden a cada instante. 

Los candidatos mostrarán la cara más amable que encuentren en el mercado y la mejor sonrisa que pueda brindarle su odontólogo y personas expertas en todo, desde marketing político hasta consejeros de todos los tipos y tamaños.

 Ahí existe una caterva de serpientes que usted no sabe en qué momentos se cree presidente de algo, pero no alcanza ni a concejal de su municipio, miles de teorías acompañarán sus momentos.  Usted andará como un zombi, generalmente activo, confiado, alegre, todo mientras llegan sus asesores de confianza creando precisamente eso, desconfianza en todo lo actuado.

Como las campañas serán diferentes en todos los aspectos, algunos novedosos hasta ahora, toca entonces buscar expertos generacionales, cada uno de ellos es un bulto de ideas, voces, experimentos, experiencias, resultados y ejemplos. Cada uno tendrá fórmulas distintas pero que al final conducen a lo mismo, el éxito electoral, esos mismos expertos fueron los que con su agenda lograron que muchos de los líderes actuales ganaran sus curules, algunos ni los conocen, pero influyeron, según ellos mismos.

Es posible que la telaraña de sus confusiones esté presente, pero igual sus cuentas económicas ya han realizado los primeros traslados y usted posiblemente ni cuenta se ha dado. Todo ocurre de manera casi mágica.

Olvídese de tamales, camisetas, tapias para avisos, líderes, votos amarrados, compadres, incluso compañeros de escuelas y laborales de otros tiempos. Olvídese de besos y de cachuchas, piense en digital, olvídese de recargas a celulares, la nueva palabra es Transferencia. Piense Nequi.

Es importante que aprenda todo lo del efecto flow; por estar pendiente de las actividades que nos apasionan perdimos toda la noción del tiempo y cuando nos dimos cuenta habíamos estado horas en esa tarea que nos hipnotiza y nos encanta, la tía del chisme, los amores decembrinos. 

Los planes, dietas y auto promesas serán cosas del pasado. Para entonces usted será otra persona, posiblemente mejor o peor que antes. Ya usted pertenecerá al mundo del psicólogo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi, sino resulta la cosa, entonces aprenda a escribir bien ese apellido, es posible que pueda servirle para algo. No importa cuál sea su idea sobre política, tenga fe, tenga flow.

Columnista
9 diciembre, 2021

Votos, transferencias, flow

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

Si hay un mes promesero es diciembre. El mes final es bullanguero por excelencia, nostálgico y sentimental hasta la médula, planeador hasta los primeros tragos, esperanzador después del 24 y promesero al llegar al 31.  Están todos los planes, desde las dietas femeninas, aprender otro idioma, ahorrar cada peso, amar hasta el infinito y sin […]


Si hay un mes promesero es diciembre. El mes final es bullanguero por excelencia, nostálgico y sentimental hasta la médula, planeador hasta los primeros tragos, esperanzador después del 24 y promesero al llegar al 31. 

Están todos los planes, desde las dietas femeninas, aprender otro idioma, ahorrar cada peso, amar hasta el infinito y sin medida a los amores conseguidos en ese mes y cambiar de comportamientos, sentimientos, solidaridad y salud.

Ese cuadernillo de apuntes para cumplir queda intacto hasta febrero, al llegar las primeras facturas de los gastos decembrinos y entonces se reinicia nuestro ciclo de todos los años anteriores.

Ya los expertos en pandemia cambiaron de oficio, los resilientes están enguayabados, los nuevos idiomas no pasan de tres palabras nuevas por chat y los amores parecen que muestran los primeros defectos y arrebatos de cambios. 

Alguna tía novelera trajo y entregó datos desconocidos de ambos lados, es la primera en entrar a la nueva lista de gente tóxica para el diciembre venidero, cosa que suele olvidarse también. A veces.

Como será un año político y de elecciones habrá un terremoto de encuestas legales e ilegales por todas partes. Una batalla digital grande, grave, confusa y difusa, donde nadie gana y todos pierden a cada instante. 

Los candidatos mostrarán la cara más amable que encuentren en el mercado y la mejor sonrisa que pueda brindarle su odontólogo y personas expertas en todo, desde marketing político hasta consejeros de todos los tipos y tamaños.

 Ahí existe una caterva de serpientes que usted no sabe en qué momentos se cree presidente de algo, pero no alcanza ni a concejal de su municipio, miles de teorías acompañarán sus momentos.  Usted andará como un zombi, generalmente activo, confiado, alegre, todo mientras llegan sus asesores de confianza creando precisamente eso, desconfianza en todo lo actuado.

Como las campañas serán diferentes en todos los aspectos, algunos novedosos hasta ahora, toca entonces buscar expertos generacionales, cada uno de ellos es un bulto de ideas, voces, experimentos, experiencias, resultados y ejemplos. Cada uno tendrá fórmulas distintas pero que al final conducen a lo mismo, el éxito electoral, esos mismos expertos fueron los que con su agenda lograron que muchos de los líderes actuales ganaran sus curules, algunos ni los conocen, pero influyeron, según ellos mismos.

Es posible que la telaraña de sus confusiones esté presente, pero igual sus cuentas económicas ya han realizado los primeros traslados y usted posiblemente ni cuenta se ha dado. Todo ocurre de manera casi mágica.

Olvídese de tamales, camisetas, tapias para avisos, líderes, votos amarrados, compadres, incluso compañeros de escuelas y laborales de otros tiempos. Olvídese de besos y de cachuchas, piense en digital, olvídese de recargas a celulares, la nueva palabra es Transferencia. Piense Nequi.

Es importante que aprenda todo lo del efecto flow; por estar pendiente de las actividades que nos apasionan perdimos toda la noción del tiempo y cuando nos dimos cuenta habíamos estado horas en esa tarea que nos hipnotiza y nos encanta, la tía del chisme, los amores decembrinos. 

Los planes, dietas y auto promesas serán cosas del pasado. Para entonces usted será otra persona, posiblemente mejor o peor que antes. Ya usted pertenecerá al mundo del psicólogo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi, sino resulta la cosa, entonces aprenda a escribir bien ese apellido, es posible que pueda servirle para algo. No importa cuál sea su idea sobre política, tenga fe, tenga flow.