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Columnista - 20 febrero, 2014

Voto libre

Por: Antonio María Araujo Me decía un amigo que la campaña política para escoger el nuevo Congreso de la República estaba desabrida, expresando como motivo que antes de las elecciones ya se conoce el resultado debido al poderío de los hoy ‘elegidos’ y al descarte de los que debieron convertirse en alternativa. Confieso que logró […]

Por: Antonio María Araujo

Me decía un amigo que la campaña política para escoger el nuevo Congreso de la República estaba desabrida, expresando como motivo que antes de las elecciones ya se conoce el resultado debido al poderío de los hoy ‘elegidos’ y al descarte de los que debieron convertirse en alternativa. Confieso que logró afectarme, pero afortunadamente en el recorrido dominical por los medios nacionales de comunicación encontré valiosa información que aún en contra de poderosas voluntades locales tendremos que difundir, a razón del demostrado poder coercitivo que ejerce la gran prensa sobre los altos funcionarios judiciales y administrativos del país, y por lo que pronto esperamos ver resultados.

La Revista Semana en un muy bien fundamentado análisis muestra la actual realidad electoral, especialmente de la costa Caribe, donde las castas políticas aspiran a mantenerse en el poder, a expensas de la frágil memoria y vulnerabilidad económica de las clases populares. Esposas, hijos, primos y todo el árbol genealógico de condenados hoy aparecen como candidatos a alguna de las cámaras del legislativo; lo más triste es que sin que nadie diga nada, ni siquiera los generadores de opinión que debieran promover la escogencia de dignatarios por méritos y no por inercia política o presión económica. Afortunadamente los medios nacionales han tomado esta vocería y es por cuenta de ellos que podremos abrir los ojos para asumir una actitud beligerante, capaz de derrotar en las urnas la tendencia monárquica de sucederse en cargos públicos a miembros de una misma familia, independiente de si han hecho méritos para representar a un pueblo o si por el contrario solo merecen ser herederos de la sanción moral, reservada para los que se benefician de los grandes capitales obtenidos del erario por sus parientes.

Porque si bien es cierto que las responsabilidades penales y disciplinarias son individuales, no es menos verdad que la connotación política debe ser solidaria, para que no solo haya un cambio de nombre en la credencial obtenida, perpetuando en el poder al sancionado, sino que verdaderamente se ejemplarice al infractor, de paso depurando a la política de oscuros personajes disfrazados de cálidos seres humanos en época electoral, los cuales vuelven a su prepotente estado natural inmediatamente se sientan en el poder, porque se creen majestades que no le deben nada a nadie.

En el departamento del Cesar hay candidatos para escoger, grises congresistas que aspiran reelección y osados líderes que a fuerza de trabajo y sensibilidad social merecen una oportunidad en los grandes centros de la política nacional. Por estos debemos votar. De nosotros depende no seguirnos equivocando; eligiendo ineptos, trasfrívolos beneficios personales que luego pagamos con cuatro años de olvido. Pero si la necesidad obliga a recibir estas prebendas, porque los compromisos económicos apremian o para asegurar un beneficio previo, no debemos perder de vista que el dinero que se gastan es apenas una minúscula parte delo que nos han quitado. No se dejen comprar. ¡Voten bien!

Twitter: @antoniomariaA

[email protected]

Columnista
20 febrero, 2014

Voto libre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Por: Antonio María Araujo Me decía un amigo que la campaña política para escoger el nuevo Congreso de la República estaba desabrida, expresando como motivo que antes de las elecciones ya se conoce el resultado debido al poderío de los hoy ‘elegidos’ y al descarte de los que debieron convertirse en alternativa. Confieso que logró […]


Por: Antonio María Araujo

Me decía un amigo que la campaña política para escoger el nuevo Congreso de la República estaba desabrida, expresando como motivo que antes de las elecciones ya se conoce el resultado debido al poderío de los hoy ‘elegidos’ y al descarte de los que debieron convertirse en alternativa. Confieso que logró afectarme, pero afortunadamente en el recorrido dominical por los medios nacionales de comunicación encontré valiosa información que aún en contra de poderosas voluntades locales tendremos que difundir, a razón del demostrado poder coercitivo que ejerce la gran prensa sobre los altos funcionarios judiciales y administrativos del país, y por lo que pronto esperamos ver resultados.

La Revista Semana en un muy bien fundamentado análisis muestra la actual realidad electoral, especialmente de la costa Caribe, donde las castas políticas aspiran a mantenerse en el poder, a expensas de la frágil memoria y vulnerabilidad económica de las clases populares. Esposas, hijos, primos y todo el árbol genealógico de condenados hoy aparecen como candidatos a alguna de las cámaras del legislativo; lo más triste es que sin que nadie diga nada, ni siquiera los generadores de opinión que debieran promover la escogencia de dignatarios por méritos y no por inercia política o presión económica. Afortunadamente los medios nacionales han tomado esta vocería y es por cuenta de ellos que podremos abrir los ojos para asumir una actitud beligerante, capaz de derrotar en las urnas la tendencia monárquica de sucederse en cargos públicos a miembros de una misma familia, independiente de si han hecho méritos para representar a un pueblo o si por el contrario solo merecen ser herederos de la sanción moral, reservada para los que se benefician de los grandes capitales obtenidos del erario por sus parientes.

Porque si bien es cierto que las responsabilidades penales y disciplinarias son individuales, no es menos verdad que la connotación política debe ser solidaria, para que no solo haya un cambio de nombre en la credencial obtenida, perpetuando en el poder al sancionado, sino que verdaderamente se ejemplarice al infractor, de paso depurando a la política de oscuros personajes disfrazados de cálidos seres humanos en época electoral, los cuales vuelven a su prepotente estado natural inmediatamente se sientan en el poder, porque se creen majestades que no le deben nada a nadie.

En el departamento del Cesar hay candidatos para escoger, grises congresistas que aspiran reelección y osados líderes que a fuerza de trabajo y sensibilidad social merecen una oportunidad en los grandes centros de la política nacional. Por estos debemos votar. De nosotros depende no seguirnos equivocando; eligiendo ineptos, trasfrívolos beneficios personales que luego pagamos con cuatro años de olvido. Pero si la necesidad obliga a recibir estas prebendas, porque los compromisos económicos apremian o para asegurar un beneficio previo, no debemos perder de vista que el dinero que se gastan es apenas una minúscula parte delo que nos han quitado. No se dejen comprar. ¡Voten bien!

Twitter: @antoniomariaA

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