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Columnista - 27 julio, 2016

Votaré por el Sí y por el mejor acuerdo posible

Los acuerdos de paz alcanzados en La Habana por los heroicos negociadores de las partes involucradas, lograron silenciar los fusibles mediante compromisos verificables y sobre todo con beneficios aterrizados y coherentes. Nuestro sistema político tendrá un nuevo aire y seguramente quedará fortalecido de estos diálogos incluyentes y democráticos que cumplen en derecho con las normas […]

Los acuerdos de paz alcanzados en La Habana por los heroicos negociadores de las partes involucradas, lograron silenciar los fusibles mediante compromisos verificables y sobre todo con beneficios aterrizados y coherentes.

Nuestro sistema político tendrá un nuevo aire y seguramente quedará fortalecido de estos diálogos incluyentes y democráticos que cumplen en derecho con las normas nacionales e internacionales de justicia, verdad, reparación y no repetición, con la borrosa observación que siempre habrá colombianos que pierden con la paz.

Como lo afirma nuestro apreciado y reconocido escritor vallenato, Alonso Sánchez Baute, “La paz es una urgencia nacional después de 52 años de desangre y de matarnos entre hermanos. El plebiscito es la oportunidad de limpiar los corazones y de jugárnosla por Colombia”. Votaré por el Sí de los pies a la cabeza, sin ninguna duda y sin otros calificativos, pensando siempre en ponernos al día con las nuevas generaciones, sin vergüenzas ajenas y mirando de frente la cara de nuestros hijos y de nuestros nietos.

Los efectos de la aprobación del plebiscito le otorga legitimidad democrática a la implementación del acuerdo final y el aval del pueblo solo podrá ser desvirtuado en el futuro por un nuevo llamado institucional a la voluntad popular. Un nuevo gobierno no podría desconocer lo pactado en La Habana sin convocar a un nuevo plebiscito como mecanismo idóneo para legitimar el proceso de paz y sus efectos son de carácter político y no normativo. Es importante resaltar que el acuerdo final no tiene naturaleza partidista.

Los colombianos de corazón sabemos que tenemos que luchar sin temores en la búsqueda del bien supremo de nuestra sociedad, promoviendo un debate de altura, con ideas, sin la trampa de verdades a medias, con realidades y no con mitos, para que los colombianos, libremente, definan su futuro sin lazos negros en nuestros símbolos patrios que se prestan para varias interpretaciones.

El profesionalismo y lealtad a toda prueba de todas nuestras Fuerzas Armadas merecen un reconocimiento nacional de gratitud y admiración, ya que sin nuestros soldados y policías, la paz no sería posible. Con la paz tendremos más recursos para la educación y la salud, la justicia, la vivienda, mejores servicios básicos, protección al medio ambiente y seguridad ciudadana. La paz no será la panacea, pero se parecen y son parientes.

Según el Presidente Santos el plebiscito “será la decisión de voto más importante que cualquier colombiano haya tomado en toda su vida”. Si el plebiscito no alcanza el umbral, continuaremos como estábamos hace cinco años, sin futuro y con conflicto armado. ¡No tendremos Plan B. Vote a conciencia y sin odios!

Columnista
27 julio, 2016

Votaré por el Sí y por el mejor acuerdo posible

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Los acuerdos de paz alcanzados en La Habana por los heroicos negociadores de las partes involucradas, lograron silenciar los fusibles mediante compromisos verificables y sobre todo con beneficios aterrizados y coherentes. Nuestro sistema político tendrá un nuevo aire y seguramente quedará fortalecido de estos diálogos incluyentes y democráticos que cumplen en derecho con las normas […]


Los acuerdos de paz alcanzados en La Habana por los heroicos negociadores de las partes involucradas, lograron silenciar los fusibles mediante compromisos verificables y sobre todo con beneficios aterrizados y coherentes.

Nuestro sistema político tendrá un nuevo aire y seguramente quedará fortalecido de estos diálogos incluyentes y democráticos que cumplen en derecho con las normas nacionales e internacionales de justicia, verdad, reparación y no repetición, con la borrosa observación que siempre habrá colombianos que pierden con la paz.

Como lo afirma nuestro apreciado y reconocido escritor vallenato, Alonso Sánchez Baute, “La paz es una urgencia nacional después de 52 años de desangre y de matarnos entre hermanos. El plebiscito es la oportunidad de limpiar los corazones y de jugárnosla por Colombia”. Votaré por el Sí de los pies a la cabeza, sin ninguna duda y sin otros calificativos, pensando siempre en ponernos al día con las nuevas generaciones, sin vergüenzas ajenas y mirando de frente la cara de nuestros hijos y de nuestros nietos.

Los efectos de la aprobación del plebiscito le otorga legitimidad democrática a la implementación del acuerdo final y el aval del pueblo solo podrá ser desvirtuado en el futuro por un nuevo llamado institucional a la voluntad popular. Un nuevo gobierno no podría desconocer lo pactado en La Habana sin convocar a un nuevo plebiscito como mecanismo idóneo para legitimar el proceso de paz y sus efectos son de carácter político y no normativo. Es importante resaltar que el acuerdo final no tiene naturaleza partidista.

Los colombianos de corazón sabemos que tenemos que luchar sin temores en la búsqueda del bien supremo de nuestra sociedad, promoviendo un debate de altura, con ideas, sin la trampa de verdades a medias, con realidades y no con mitos, para que los colombianos, libremente, definan su futuro sin lazos negros en nuestros símbolos patrios que se prestan para varias interpretaciones.

El profesionalismo y lealtad a toda prueba de todas nuestras Fuerzas Armadas merecen un reconocimiento nacional de gratitud y admiración, ya que sin nuestros soldados y policías, la paz no sería posible. Con la paz tendremos más recursos para la educación y la salud, la justicia, la vivienda, mejores servicios básicos, protección al medio ambiente y seguridad ciudadana. La paz no será la panacea, pero se parecen y son parientes.

Según el Presidente Santos el plebiscito “será la decisión de voto más importante que cualquier colombiano haya tomado en toda su vida”. Si el plebiscito no alcanza el umbral, continuaremos como estábamos hace cinco años, sin futuro y con conflicto armado. ¡No tendremos Plan B. Vote a conciencia y sin odios!