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Columnista - 30 agosto, 2020

Volver al campo para que produzca

En el marco de ésta narrativa, donde la pandemia propicia un cambio sustancial de vida y a la articulación de amplias perspectivas de cómo sobrevivir, observamos con preocupación que un nutrido de talento humano y de mano no especializada, se encuentra con los brazos cruzados; esto sin lugar a dudas conlleva a una real crítica […]

Boton Wpp

En el marco de ésta narrativa, donde la pandemia propicia un cambio sustancial de vida y a la articulación de amplias perspectivas de cómo sobrevivir, observamos con preocupación que un nutrido de talento humano y de mano no especializada, se encuentra con los brazos cruzados; esto sin lugar a dudas conlleva a una real crítica de orden económico social.

Nos preguntamos ¿Qué podemos hacer? Fomentar el desarrollo microempresarial; proyectar la mirada hacia la producción del agro. Este período de la pandemia nos ubica en un campo de reflexión y de análisis crítico, teniendo en cuenta que estamos obligados a encontrar alternativas de solución que aporten estímulos a la enorme población de colombianos que se encuentran inactivos, pero deseosos de generar aportes para el desarrollo socioeconómico.

Con base en lo anterior, se observa a menudo que personas con recursos económicos por miedo a un posible contagio, han buscado como refugio sus parcelas, dándoles el verdadero valor que representa la tierra en materia de producción. Esta óptica de interpretación a lo que está sucediendo en la actualidad, concita a un urgente llamado al Gobierno nacional, para que haga un viraje integral al diseño e implementación de los planes de desarrollo de los diferentes entes territoriales del país.

Esta exposición sirve de soporte para buscar alternativas focalizadas a las soluciones reales del momento. No se justifica que en municipios de riqueza agrícola por sus tierras fértiles y aguas, se encuentren centenares de ciudadanos haciendo mototaxismo y el campo totalmente abandonado.

Es urgente y necesario que el Estado haga una reingeniería total a los programas curriculares dirigidos por el Ministerio de Educación Nacional, ente este que debe priorizar el proceso de formación de carreras técnicas, tecnológicas que permita a los jóvenes incorporar en su formación instrumentos y herramientas para convertirlos en defensores del campo que produzcan la tierra y logren frutos por montón y se sientan orgullosos de ser vanguardistas del campo.

Es triste y preocupante ver que los jóvenes de hoy, especialmente los de la provincia inmediatamente terminan sus estudios secundarios, se radican definitivamente en las ciudades capitales; algunos tienen la oportunidad de volverse profesionales; otros de ingresar al muro de la inoperancia y el campo solo; ya que no podrán regresar a él, puesto que motivaron a sus progenitores a vender sus parcelas. Debemos tener en cuenta que el campo lo produce todo.

Es recomendable sugerirle a los alcaldes fomentar junto con entidades de formación agropecuaria la implementación en sus programas de gobierno de Centros de Acopio, donde los labriegos no sean explotados por intermediarios, aunado a ello el Ministerio de Agricultura dirija incentivos y permita la sostenibilidad de éste valioso gremio de productores de la tierra a quienes debe dotárseles de todo lo necesario para que tengan una vida digna como se merecen, con salud, educación, vías, servicios públicos y demás componentes básicos como la seguridad e indispensables que mejoren su situación. Hay que abrir campo al campo.

Columnista
30 agosto, 2020

Volver al campo para que produzca

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

En el marco de ésta narrativa, donde la pandemia propicia un cambio sustancial de vida y a la articulación de amplias perspectivas de cómo sobrevivir, observamos con preocupación que un nutrido de talento humano y de mano no especializada, se encuentra con los brazos cruzados; esto sin lugar a dudas conlleva a una real crítica […]


En el marco de ésta narrativa, donde la pandemia propicia un cambio sustancial de vida y a la articulación de amplias perspectivas de cómo sobrevivir, observamos con preocupación que un nutrido de talento humano y de mano no especializada, se encuentra con los brazos cruzados; esto sin lugar a dudas conlleva a una real crítica de orden económico social.

Nos preguntamos ¿Qué podemos hacer? Fomentar el desarrollo microempresarial; proyectar la mirada hacia la producción del agro. Este período de la pandemia nos ubica en un campo de reflexión y de análisis crítico, teniendo en cuenta que estamos obligados a encontrar alternativas de solución que aporten estímulos a la enorme población de colombianos que se encuentran inactivos, pero deseosos de generar aportes para el desarrollo socioeconómico.

Con base en lo anterior, se observa a menudo que personas con recursos económicos por miedo a un posible contagio, han buscado como refugio sus parcelas, dándoles el verdadero valor que representa la tierra en materia de producción. Esta óptica de interpretación a lo que está sucediendo en la actualidad, concita a un urgente llamado al Gobierno nacional, para que haga un viraje integral al diseño e implementación de los planes de desarrollo de los diferentes entes territoriales del país.

Esta exposición sirve de soporte para buscar alternativas focalizadas a las soluciones reales del momento. No se justifica que en municipios de riqueza agrícola por sus tierras fértiles y aguas, se encuentren centenares de ciudadanos haciendo mototaxismo y el campo totalmente abandonado.

Es urgente y necesario que el Estado haga una reingeniería total a los programas curriculares dirigidos por el Ministerio de Educación Nacional, ente este que debe priorizar el proceso de formación de carreras técnicas, tecnológicas que permita a los jóvenes incorporar en su formación instrumentos y herramientas para convertirlos en defensores del campo que produzcan la tierra y logren frutos por montón y se sientan orgullosos de ser vanguardistas del campo.

Es triste y preocupante ver que los jóvenes de hoy, especialmente los de la provincia inmediatamente terminan sus estudios secundarios, se radican definitivamente en las ciudades capitales; algunos tienen la oportunidad de volverse profesionales; otros de ingresar al muro de la inoperancia y el campo solo; ya que no podrán regresar a él, puesto que motivaron a sus progenitores a vender sus parcelas. Debemos tener en cuenta que el campo lo produce todo.

Es recomendable sugerirle a los alcaldes fomentar junto con entidades de formación agropecuaria la implementación en sus programas de gobierno de Centros de Acopio, donde los labriegos no sean explotados por intermediarios, aunado a ello el Ministerio de Agricultura dirija incentivos y permita la sostenibilidad de éste valioso gremio de productores de la tierra a quienes debe dotárseles de todo lo necesario para que tengan una vida digna como se merecen, con salud, educación, vías, servicios públicos y demás componentes básicos como la seguridad e indispensables que mejoren su situación. Hay que abrir campo al campo.