Y ADEMÁS… Por: ALBERTO HERAZO PALMERA Qué importantes son los Coloquios de El Pilón. La semana pasada se trataron dos temas de gran importancia, el primero sobre la triste realidad y suerte de nuestro querido Río Guatapurí y el segundo sobre el Parque Lineal.Desafortunadamente, no pude asistir por citas previas médicas, pero eso no es […]
Y ADEMÁS…
Por: ALBERTO HERAZO PALMERA
Qué importantes son los Coloquios de El Pilón. La semana pasada se trataron dos temas de gran importancia, el primero sobre la triste realidad y suerte de nuestro querido Río Guatapurí y el segundo sobre el Parque Lineal.
Desafortunadamente, no pude asistir por citas previas médicas, pero eso no es impedimento para tratar estos temas. De El Guatapurí he escrito lo más variado y pintoresco de su aspecto. Pero lo más impresionante y alarmante es su total abandono, un río sin dolientes, sin asistencia alguna, volviéndole la espalda inexplicablemente y apenas reducida a sus propias y caprichosas posibilidades naturales. Y esto último, aunque no expresado con todo el énfasis y la crudeza que hubiera deseado.
Porque la verdad hemos sido más que ingratos y olvidadizos con el Río Guatapurí. Lo hemos dejado a la buena de Dios, apenas atendido, pienso yo, con los escasos recursos de que pueda disponer una de las entidades oficiales de la ciudad, mientras tanto, nuestro pobre río discurre calmadamente en marcha a su definitiva ruina.
¿Acaso, no es hora de que miremos hacia él y se le presten los auxilios adecuados? Pero no, ahí lo hemos dejado solo, desmoronándose, erosionándose cada vez más y extinguiéndose poco a poco. Y pensar cuánto hace, en cambio, por sus ríos, otras regiones más conscientes y vigilantes de la riqueza incomparable que ellos representan en todos sus sentidos. Con qué casi amoroso cuidado los países europeos y norteamericanos, por ejemplo, atienden y velan por sus ríos esenciales. En cambio, aquí todo es incuria y abandono.
Al Río Guatapurí lo queremos todos, propios y extraños, románticamente, pero pocos son los que se preocupan por su suerte. Aquí, en el Diario El Pilón, muchas veces se ha asumido su defensa. Y así, toda una literatura cotidiana sobre nuestro río podría compilarse, al lado de la oficial que a veces resuelve bajar hasta su nivel muy llena de declaraciones y buenas intenciones, que al fin de cuentas quedan en nada.
En muchas ocasiones se ha hablado de su encausamiento “evitando con esto las divagaciones del cauce de una crecida a otra”. Estudio elaborado por el IMAT. ¿Qué paso con esto? ¿Qué pasó con una propuesta presentada por CONIF sobre la investigación y vivero forestal para desarrollar en la cuenca del Río Guatapurí?
Se ha hablado de regularizar su curso, de planes para salvarlo de la lenta y reparable predicción a que rápidamente se encamina. No sé a qué conclusiones llegó el Coloquio. Lo indicado es que todos estos amigos del Río Guatapurí tracen objetivos concretos, en forma tal que pudiera convertirse al estilo norteamericano en una verdadera ¡autoridad del Río Guatapurí! Y que, será lo que, al final de cuentas hay que hacer.
Por enésima vez al igual que Carlos Alberto Maestre, Director de este Diario, María Clara Quintero, Sergio Daza, Félix Vides, Luis Eduardo Gutiérrez, José Santos Castro, Sandra García y Guiomar Guerra, entre otros, nos hacemos personeros del Río Guatapurí. A su historia estamos ligados, no sólo como vallenatos sino como singulares personas. Cómo olvidar cuánto ha significado en nuestras vidas este maravilloso río, desde los días asombrado de nuestra infancia.
Que quede así como constancia de todo ese amor por su noble condición este alegato que no será ciertamente el último.
Pero además…
Dos cositas, llega diciembre pero lo queremos sin quemados. No quememos el futuro de los niños, no le propiciemos el peor día de sus vidas; es mejor un llanto pasajero que una tragedia larga; es una fiesta, no su atropello; nunca estos niños nos perdonarán por no haberles evitado momentos fatales y finalmente, recordarles que el 7 de diciembre se encenderán las luces decembrinas y, con ellas el espíritu que debe acompañar estos festejos. Es decir, un ánimo de alegría y sano desquite de los sinsabores del año. Ojalá sin tragos.
Postdata
En esta semana se destaca: los coloquios organizados por El Pilón y sus voceros CORPOCESAR, EMDUPAR, Concejo Municipal y Centro Comercial Guatapurí. Se rajan: la cama baja de placas F10-051 por sus abusos en algunos casos y sectores. En rojo: sigue el Tránsito, a esta entidad no hay quién le quite el primer puesto.
Y ADEMÁS… Por: ALBERTO HERAZO PALMERA Qué importantes son los Coloquios de El Pilón. La semana pasada se trataron dos temas de gran importancia, el primero sobre la triste realidad y suerte de nuestro querido Río Guatapurí y el segundo sobre el Parque Lineal.Desafortunadamente, no pude asistir por citas previas médicas, pero eso no es […]
Y ADEMÁS…
Por: ALBERTO HERAZO PALMERA
Qué importantes son los Coloquios de El Pilón. La semana pasada se trataron dos temas de gran importancia, el primero sobre la triste realidad y suerte de nuestro querido Río Guatapurí y el segundo sobre el Parque Lineal.
Desafortunadamente, no pude asistir por citas previas médicas, pero eso no es impedimento para tratar estos temas. De El Guatapurí he escrito lo más variado y pintoresco de su aspecto. Pero lo más impresionante y alarmante es su total abandono, un río sin dolientes, sin asistencia alguna, volviéndole la espalda inexplicablemente y apenas reducida a sus propias y caprichosas posibilidades naturales. Y esto último, aunque no expresado con todo el énfasis y la crudeza que hubiera deseado.
Porque la verdad hemos sido más que ingratos y olvidadizos con el Río Guatapurí. Lo hemos dejado a la buena de Dios, apenas atendido, pienso yo, con los escasos recursos de que pueda disponer una de las entidades oficiales de la ciudad, mientras tanto, nuestro pobre río discurre calmadamente en marcha a su definitiva ruina.
¿Acaso, no es hora de que miremos hacia él y se le presten los auxilios adecuados? Pero no, ahí lo hemos dejado solo, desmoronándose, erosionándose cada vez más y extinguiéndose poco a poco. Y pensar cuánto hace, en cambio, por sus ríos, otras regiones más conscientes y vigilantes de la riqueza incomparable que ellos representan en todos sus sentidos. Con qué casi amoroso cuidado los países europeos y norteamericanos, por ejemplo, atienden y velan por sus ríos esenciales. En cambio, aquí todo es incuria y abandono.
Al Río Guatapurí lo queremos todos, propios y extraños, románticamente, pero pocos son los que se preocupan por su suerte. Aquí, en el Diario El Pilón, muchas veces se ha asumido su defensa. Y así, toda una literatura cotidiana sobre nuestro río podría compilarse, al lado de la oficial que a veces resuelve bajar hasta su nivel muy llena de declaraciones y buenas intenciones, que al fin de cuentas quedan en nada.
En muchas ocasiones se ha hablado de su encausamiento “evitando con esto las divagaciones del cauce de una crecida a otra”. Estudio elaborado por el IMAT. ¿Qué paso con esto? ¿Qué pasó con una propuesta presentada por CONIF sobre la investigación y vivero forestal para desarrollar en la cuenca del Río Guatapurí?
Se ha hablado de regularizar su curso, de planes para salvarlo de la lenta y reparable predicción a que rápidamente se encamina. No sé a qué conclusiones llegó el Coloquio. Lo indicado es que todos estos amigos del Río Guatapurí tracen objetivos concretos, en forma tal que pudiera convertirse al estilo norteamericano en una verdadera ¡autoridad del Río Guatapurí! Y que, será lo que, al final de cuentas hay que hacer.
Por enésima vez al igual que Carlos Alberto Maestre, Director de este Diario, María Clara Quintero, Sergio Daza, Félix Vides, Luis Eduardo Gutiérrez, José Santos Castro, Sandra García y Guiomar Guerra, entre otros, nos hacemos personeros del Río Guatapurí. A su historia estamos ligados, no sólo como vallenatos sino como singulares personas. Cómo olvidar cuánto ha significado en nuestras vidas este maravilloso río, desde los días asombrado de nuestra infancia.
Que quede así como constancia de todo ese amor por su noble condición este alegato que no será ciertamente el último.
Pero además…
Dos cositas, llega diciembre pero lo queremos sin quemados. No quememos el futuro de los niños, no le propiciemos el peor día de sus vidas; es mejor un llanto pasajero que una tragedia larga; es una fiesta, no su atropello; nunca estos niños nos perdonarán por no haberles evitado momentos fatales y finalmente, recordarles que el 7 de diciembre se encenderán las luces decembrinas y, con ellas el espíritu que debe acompañar estos festejos. Es decir, un ánimo de alegría y sano desquite de los sinsabores del año. Ojalá sin tragos.
Postdata
En esta semana se destaca: los coloquios organizados por El Pilón y sus voceros CORPOCESAR, EMDUPAR, Concejo Municipal y Centro Comercial Guatapurí. Se rajan: la cama baja de placas F10-051 por sus abusos en algunos casos y sectores. En rojo: sigue el Tránsito, a esta entidad no hay quién le quite el primer puesto.