El profesor Orlando Medina destacó en 807 palabras las etapas más importantes de la vida del educador Víctor Meza Bornachera, quien falleció el pasado domingo y es recordado por su labor en varias instituciones educativas de Valledupar, especialmente en el Colegio Nacional Loperena.
Víctor Meza, su vida y sus hechos responden a una personal visión de le época y de las situaciones que le tocó vivir. Un aire de deferencia, de porte y de hiperactividad rodea su figura, indiscutida, como uno de los ineludibles forjadores de impulso, mejora y progreso, en su momento, de los Colegios: “Instituto Pedro Castro Monsalvo” de Valledupar, “Industrial de Santa Marta”, “Roque de Alba” de Villanueva, y por último, del “Colegio Nacional Loperena”, habiendo sido, otrora, líder de Acción Comunal del Ministerio de Educación Nacional (MEN); o del mismo modo, cuando ligaba esfuerzos para procurar necesidades sentidas y espirituales en un movimiento de “cursillo de cristiandad” o afanado en la búsqueda, por salvar la juventud, cuando fuera presidente del entonces denominado Club Nuevas Juventudes”.
Nació Víctor Meza en Gaira, Magdalena, el 9 de julio de 1932, y desde niño sintió afición por los discursos, gusto que adquiere rigor en el tercer año de bachillerato estimulado por su profesor Alfonso Carrillo, fundador del Colegio Santa Fe en los años 1949 y 1950, actitud prodigiosa que usaba en su retórica, plácida, alegre, optimista y en sus osadas intervenciones académicas como un paladín o caballero.
En el desarrollo de su personalidad influyeron, áreas como la ética, la moral y la religión; ya que desde muy joven, Meza, asistía a tertulias cristianas, donde aprende a leer con frecuencia la biblia, y a tomar por filosofía de su vida, acciones con bases en pasajes de la misma, por eso a él, se le escuchaba decir siempre: “La cruz de Cristo va delante y yo detrás” o revivía la frase de San Pablo: “Todo lo puedo en aquel que me da la fuerza”.
Víctor Meza comenzó sus estudios primarios en Santa Marta, y cursó su bachillerato en Valledupar y Pereira, hasta que la docencia lo convierte en un pedagogo de instituciones sutiles y entrega de sí mismo a los demás. Pero lo que no puede negarse aquí, es en su don gestionador y administrador, donde radicaba su originalidad, y donde se diferenciaba totalmente de sus homólogos; es que no solo predicaba con la palabra, sino con la acción.
Del Instituto Técnico Industrial de Valledupar, él, fue quien lo trasladó a la sede o al lugar en el que hoy se encuentra; instituyó allí, la banda cívica; logró la adquisición de un bus, muy útil para entonces en el transporte, además, construyó y dotó el taller de electricidad. De la Industrial de Santa Marta, logró la dotación del laboratorio de Ciencias, donada por el entonces, Instituto Colombiano de Construcciones Escolares ICCE, y que entonces fuera director Jaime Calderón Brugés; fundó la jornada paralela de la tarde y dejó dotación de maquinarias, además de un bus.
Del Roque de Alba de Villanueva, construyó la nueva sede aún vigente, con una planta física nueva, dotación completa de pupitres con muchos sobrantes en aquel momento, y la ampliación de la planta administrativa.
En el Loperena, su mejor trabajo, el reordenamiento de la Diversificación en Ciencias, con algunas reconstrucciones y dotaciones no menos importantes, que lo convirtió en un Centro Piloto de la Diversificación en el Cesar en su momento. Otras obras, en la misma institución: la remodelación, ampliación del paraninfo o salón de actos académicos del colegio, construcción de la Plaza de Banderas, engalanada con la heroína María Concepción Loperena de Castro, además, la reconstrucción y dotación de una moderna sala de informática para el aprendizaje de la computación, y finalmente el rescate y remodelación de la planta de servicio y bienestar convertida en útiles e importantes espacios administrativos, durante su regencia.
Los nombres de los padres de Víctor responden a Víctor Meza y Faustina Bornachera, siendo el quinto entre siete hermanos.
Se casó en 1960 con doña Cecilia Urrutia Gutiérrez, de ella decía “he recibido el mejor premio de mi vida, mi amiga, compañera y esposa, comprensible, amable y apacible”. Fue padre de cinco hijos: María Nieves, el economista industrial Jesús Elías, María Victoria, la abogada María Consuelo y la administradora de empresa Diana Margarita, a quienes hoy les expresamos, nuestro lamento sincero.
Hasta aquí, en un poco de redacción apretada, se puede ver el despliegue externo e intrínseco de Víctor Meza, pero suficiente para caracterizar a un hombre y a su nobleza; porque, no se trata de presentar y despedir a un líder, un filósofo, a un pensador, o un político, pero si, realmente, a un innovador con aquellas particularidades, que produjo y transmitió hallazgos pedagógicos para generar ventura y dicha educativa, en especial para los docentes y los alumnos que dirigía. Es posible que este rasgo sea el más acusado de su personalidad; era el carácter diferencial de Meza, y por eso he considerado a esta dialéctica, el intitulado: “Víctor Meza, maestro de relaciones y educador de espíritu renovador”.
Paz en tu tumba.
Por Orlando Medina
El profesor Orlando Medina destacó en 807 palabras las etapas más importantes de la vida del educador Víctor Meza Bornachera, quien falleció el pasado domingo y es recordado por su labor en varias instituciones educativas de Valledupar, especialmente en el Colegio Nacional Loperena.
Víctor Meza, su vida y sus hechos responden a una personal visión de le época y de las situaciones que le tocó vivir. Un aire de deferencia, de porte y de hiperactividad rodea su figura, indiscutida, como uno de los ineludibles forjadores de impulso, mejora y progreso, en su momento, de los Colegios: “Instituto Pedro Castro Monsalvo” de Valledupar, “Industrial de Santa Marta”, “Roque de Alba” de Villanueva, y por último, del “Colegio Nacional Loperena”, habiendo sido, otrora, líder de Acción Comunal del Ministerio de Educación Nacional (MEN); o del mismo modo, cuando ligaba esfuerzos para procurar necesidades sentidas y espirituales en un movimiento de “cursillo de cristiandad” o afanado en la búsqueda, por salvar la juventud, cuando fuera presidente del entonces denominado Club Nuevas Juventudes”.
Nació Víctor Meza en Gaira, Magdalena, el 9 de julio de 1932, y desde niño sintió afición por los discursos, gusto que adquiere rigor en el tercer año de bachillerato estimulado por su profesor Alfonso Carrillo, fundador del Colegio Santa Fe en los años 1949 y 1950, actitud prodigiosa que usaba en su retórica, plácida, alegre, optimista y en sus osadas intervenciones académicas como un paladín o caballero.
En el desarrollo de su personalidad influyeron, áreas como la ética, la moral y la religión; ya que desde muy joven, Meza, asistía a tertulias cristianas, donde aprende a leer con frecuencia la biblia, y a tomar por filosofía de su vida, acciones con bases en pasajes de la misma, por eso a él, se le escuchaba decir siempre: “La cruz de Cristo va delante y yo detrás” o revivía la frase de San Pablo: “Todo lo puedo en aquel que me da la fuerza”.
Víctor Meza comenzó sus estudios primarios en Santa Marta, y cursó su bachillerato en Valledupar y Pereira, hasta que la docencia lo convierte en un pedagogo de instituciones sutiles y entrega de sí mismo a los demás. Pero lo que no puede negarse aquí, es en su don gestionador y administrador, donde radicaba su originalidad, y donde se diferenciaba totalmente de sus homólogos; es que no solo predicaba con la palabra, sino con la acción.
Del Instituto Técnico Industrial de Valledupar, él, fue quien lo trasladó a la sede o al lugar en el que hoy se encuentra; instituyó allí, la banda cívica; logró la adquisición de un bus, muy útil para entonces en el transporte, además, construyó y dotó el taller de electricidad. De la Industrial de Santa Marta, logró la dotación del laboratorio de Ciencias, donada por el entonces, Instituto Colombiano de Construcciones Escolares ICCE, y que entonces fuera director Jaime Calderón Brugés; fundó la jornada paralela de la tarde y dejó dotación de maquinarias, además de un bus.
Del Roque de Alba de Villanueva, construyó la nueva sede aún vigente, con una planta física nueva, dotación completa de pupitres con muchos sobrantes en aquel momento, y la ampliación de la planta administrativa.
En el Loperena, su mejor trabajo, el reordenamiento de la Diversificación en Ciencias, con algunas reconstrucciones y dotaciones no menos importantes, que lo convirtió en un Centro Piloto de la Diversificación en el Cesar en su momento. Otras obras, en la misma institución: la remodelación, ampliación del paraninfo o salón de actos académicos del colegio, construcción de la Plaza de Banderas, engalanada con la heroína María Concepción Loperena de Castro, además, la reconstrucción y dotación de una moderna sala de informática para el aprendizaje de la computación, y finalmente el rescate y remodelación de la planta de servicio y bienestar convertida en útiles e importantes espacios administrativos, durante su regencia.
Los nombres de los padres de Víctor responden a Víctor Meza y Faustina Bornachera, siendo el quinto entre siete hermanos.
Se casó en 1960 con doña Cecilia Urrutia Gutiérrez, de ella decía “he recibido el mejor premio de mi vida, mi amiga, compañera y esposa, comprensible, amable y apacible”. Fue padre de cinco hijos: María Nieves, el economista industrial Jesús Elías, María Victoria, la abogada María Consuelo y la administradora de empresa Diana Margarita, a quienes hoy les expresamos, nuestro lamento sincero.
Hasta aquí, en un poco de redacción apretada, se puede ver el despliegue externo e intrínseco de Víctor Meza, pero suficiente para caracterizar a un hombre y a su nobleza; porque, no se trata de presentar y despedir a un líder, un filósofo, a un pensador, o un político, pero si, realmente, a un innovador con aquellas particularidades, que produjo y transmitió hallazgos pedagógicos para generar ventura y dicha educativa, en especial para los docentes y los alumnos que dirigía. Es posible que este rasgo sea el más acusado de su personalidad; era el carácter diferencial de Meza, y por eso he considerado a esta dialéctica, el intitulado: “Víctor Meza, maestro de relaciones y educador de espíritu renovador”.
Paz en tu tumba.
Por Orlando Medina