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Columnista - 15 abril, 2010

Verde no es lo que parece

MEDIO AMBIENTE Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las Cuencas de los Ríos Guatapurí y Cesar. Narra un escrito que alguien alguna vez compró una bolsa para hacer mandado y tenía impreso la leyenda “No soy una bolsa de plástico”, una referencia al cuadro del pintor surrealista belga René […]

Boton Wpp

MEDIO AMBIENTE


Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las Cuencas de los Ríos Guatapurí y Cesar.

Narra un escrito que alguien alguna vez compró una bolsa para hacer mandado y tenía impreso la leyenda “No soy una bolsa de plástico”, una referencia al cuadro del pintor surrealista belga René Magritte de 1929 que mostraba una pipa debajo de la cual aparecía la frase: Ceci n’est pas une pipe, “Esto no es una pipa”. El título del cuadro, LO ENGAÑOSO DE LAS IMÁGENES, subraya la idea de Magritte de que la imagen no es el objeto y que las cosas no son los que parecen.
El otro día compré una camiseta que se encontraba en un lugar prominente de un almacén. Mi camiseta tiene la orgullosa leyenda “100% algodón orgánico: todo un mundo de diferencia”.
La afirmación es correcta e incorrecta al mismo tiempo. Empecemos con lo que es correcto: los beneficios de no usar pesticidas en el cultivo del algodón. Tan solo el cultivo del algodón es responsable del 10% de los pesticidas usados en el mundo. A fin de preparar la tierra para que las frágiles plántulas de algodón puedan crecer, los trabajadores rocían el suelo con órganofosfatos (asociados con daños al sistema nervioso central en los seres humanos), que matan cualquier planta que podría competir con el algodón y todos los insectos que podrían comérselo. Una vez tratado el suelo, se necesitan hasta 5 años sin aplicar pesticidas para que las lombrices de tierra regresen, una etapa vital en la recuperación de la salud del suelo.
A continuación tenemos el herbicida PARAQUAT que se aplica al algodón desde el aire justo antes de la cosecha. Por lo general la mitad de este desfoliador no le atina al algodón y acaba en las fuentes hídricas y campos cercanos. Teniendo en cuenta el daño causado por los pesticidas, no cabe duda de las ventajas ambientales intrínsecas del algodón orgánico.
Pero también tenemos los aspectos negativos. Por ejemplo, el algodón es una planta muy sedienta, se necesita alrededor de 10 mil litros de agua para cultivar el algodón necesario para fabricar una camiseta.
La camiseta que compré era de color verde oscuro. La fibra del algodón se blanquea, tiñe e hila con productos químicos industriales que incluyen cromo, cloro y otros, cada uno de ellos tóxico en su propia manera. Aún peor, el algodón se resiste a absorber el tinte y una gran cantidad de éste, va a parar a la aguas de desperdicio de la fábrica, que suele terminar en los ríos y mantos acuíferos, aparte de que algunos tintes para textiles son cancerígenos.
La etiqueta de mi camiseta identifica lo que se ha dado en llamar “lavado ecológico de cerebro”, la presentación selectiva de una o dos características positiva de un producto con el fin de hacer que todo el producto parezca bueno siendo que la camiseta tiene efectos ocultos que quizás no sea tan ecológica como habíamos pensado.
Con lo expresado nos debe quedar claro para ir concluyendo que gran parte de lo que se nos presenta como VERDE, no es más que fantasía o charlatanería. Llenarse la boca diciendo que un producto es ecológico sobre la base de unas características, al mismo tiempo que se ignora el gran número de efectos negativos equivale a un truco de magia, mañana podemos comprobar que esas apariencias ecológicas de hoy serán vistas como eco-miopía, ya que muy pocos productos verdes han sido evaluados de manera sistemática como para determinar que en realidad tiene efectos positivos.
Todo lo anterior, para decir al final que el PARTIDO VERDE que tanto alboroto y novelería a despertado en nuestro país no es tal en objetivo y filosofía, es sólo apariencia, disfraz o fortín politiquero, ya que se ha dedicado a componendas y ajustes electoreros, pero de aquello nada, es decir, de lo verdaderamente VERDE. Verde es un proceso, no un estado, necesitamos pensar en VERDE como un verbo no como un adjetivo.

NOTAS BREVES:

Insistimos que hay que tomar conciencia del daño ambiental que nos está ocasionando el comején en Valledupar ¿Cuándo empezamos a combatirlo?

Los Vallenatos tenemos que sarandear muy bien para el proceso de escogencia de candidatos a la Corporación Concejo de Valledupar, la experiencia nos está enseñando que existen algunos miembros de ésta que merecen inclusive ser reelegidos en consideración a que trabajan por los intereses superiores de nuestras comunidades, pero hay otros que sinceramente sólo ventilan chismes y bochinches, como quiera que parecen vivandera de mercado, y en tal sentido, no vale la pena siquiera que aparezcan en los anales de esta augusta corporación. No seamos ilusos, no aspiremos a lo que no sabemos, a no ser que los intereses que nos asisten sean de otra índole.

Columnista
15 abril, 2010

Verde no es lo que parece

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

MEDIO AMBIENTE Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las Cuencas de los Ríos Guatapurí y Cesar. Narra un escrito que alguien alguna vez compró una bolsa para hacer mandado y tenía impreso la leyenda “No soy una bolsa de plástico”, una referencia al cuadro del pintor surrealista belga René […]


MEDIO AMBIENTE


Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las Cuencas de los Ríos Guatapurí y Cesar.

Narra un escrito que alguien alguna vez compró una bolsa para hacer mandado y tenía impreso la leyenda “No soy una bolsa de plástico”, una referencia al cuadro del pintor surrealista belga René Magritte de 1929 que mostraba una pipa debajo de la cual aparecía la frase: Ceci n’est pas une pipe, “Esto no es una pipa”. El título del cuadro, LO ENGAÑOSO DE LAS IMÁGENES, subraya la idea de Magritte de que la imagen no es el objeto y que las cosas no son los que parecen.
El otro día compré una camiseta que se encontraba en un lugar prominente de un almacén. Mi camiseta tiene la orgullosa leyenda “100% algodón orgánico: todo un mundo de diferencia”.
La afirmación es correcta e incorrecta al mismo tiempo. Empecemos con lo que es correcto: los beneficios de no usar pesticidas en el cultivo del algodón. Tan solo el cultivo del algodón es responsable del 10% de los pesticidas usados en el mundo. A fin de preparar la tierra para que las frágiles plántulas de algodón puedan crecer, los trabajadores rocían el suelo con órganofosfatos (asociados con daños al sistema nervioso central en los seres humanos), que matan cualquier planta que podría competir con el algodón y todos los insectos que podrían comérselo. Una vez tratado el suelo, se necesitan hasta 5 años sin aplicar pesticidas para que las lombrices de tierra regresen, una etapa vital en la recuperación de la salud del suelo.
A continuación tenemos el herbicida PARAQUAT que se aplica al algodón desde el aire justo antes de la cosecha. Por lo general la mitad de este desfoliador no le atina al algodón y acaba en las fuentes hídricas y campos cercanos. Teniendo en cuenta el daño causado por los pesticidas, no cabe duda de las ventajas ambientales intrínsecas del algodón orgánico.
Pero también tenemos los aspectos negativos. Por ejemplo, el algodón es una planta muy sedienta, se necesita alrededor de 10 mil litros de agua para cultivar el algodón necesario para fabricar una camiseta.
La camiseta que compré era de color verde oscuro. La fibra del algodón se blanquea, tiñe e hila con productos químicos industriales que incluyen cromo, cloro y otros, cada uno de ellos tóxico en su propia manera. Aún peor, el algodón se resiste a absorber el tinte y una gran cantidad de éste, va a parar a la aguas de desperdicio de la fábrica, que suele terminar en los ríos y mantos acuíferos, aparte de que algunos tintes para textiles son cancerígenos.
La etiqueta de mi camiseta identifica lo que se ha dado en llamar “lavado ecológico de cerebro”, la presentación selectiva de una o dos características positiva de un producto con el fin de hacer que todo el producto parezca bueno siendo que la camiseta tiene efectos ocultos que quizás no sea tan ecológica como habíamos pensado.
Con lo expresado nos debe quedar claro para ir concluyendo que gran parte de lo que se nos presenta como VERDE, no es más que fantasía o charlatanería. Llenarse la boca diciendo que un producto es ecológico sobre la base de unas características, al mismo tiempo que se ignora el gran número de efectos negativos equivale a un truco de magia, mañana podemos comprobar que esas apariencias ecológicas de hoy serán vistas como eco-miopía, ya que muy pocos productos verdes han sido evaluados de manera sistemática como para determinar que en realidad tiene efectos positivos.
Todo lo anterior, para decir al final que el PARTIDO VERDE que tanto alboroto y novelería a despertado en nuestro país no es tal en objetivo y filosofía, es sólo apariencia, disfraz o fortín politiquero, ya que se ha dedicado a componendas y ajustes electoreros, pero de aquello nada, es decir, de lo verdaderamente VERDE. Verde es un proceso, no un estado, necesitamos pensar en VERDE como un verbo no como un adjetivo.

NOTAS BREVES:

Insistimos que hay que tomar conciencia del daño ambiental que nos está ocasionando el comején en Valledupar ¿Cuándo empezamos a combatirlo?

Los Vallenatos tenemos que sarandear muy bien para el proceso de escogencia de candidatos a la Corporación Concejo de Valledupar, la experiencia nos está enseñando que existen algunos miembros de ésta que merecen inclusive ser reelegidos en consideración a que trabajan por los intereses superiores de nuestras comunidades, pero hay otros que sinceramente sólo ventilan chismes y bochinches, como quiera que parecen vivandera de mercado, y en tal sentido, no vale la pena siquiera que aparezcan en los anales de esta augusta corporación. No seamos ilusos, no aspiremos a lo que no sabemos, a no ser que los intereses que nos asisten sean de otra índole.