En forma rotunda, masiva y pacífica más de 7 millones de venezolanos en una consulta constitucional convocada por la Asamblea Nacional, dijeron: ¡democracia! Votaron en defensa de las libertades y los derechos humanos, y en contra del desgobierno y la dictadura. Se defiende la democracia con uno de sus instrumentos esenciales: el voto universal, libre […]
En forma rotunda, masiva y pacífica más de 7 millones de venezolanos en una consulta constitucional convocada por la Asamblea Nacional, dijeron: ¡democracia! Votaron en defensa de las libertades y los derechos humanos, y en contra del desgobierno y la dictadura.
Se defiende la democracia con uno de sus instrumentos esenciales: el voto universal, libre y secreto, en el que cada sufragio tiene el mismo peso y valor democrático. El resultado electoral, categórico. Y, en una democracia o para la creación o reconstrucción de la democracia y de sus instituciones, lo primero que tiene que hacerse es obedecer el resultado electoral. Es la voluntad del pueblo soberano la que se ha expresado.
En los Estados Sociales y Democráticos de Derecho como la República Bolivariana de Venezuela —no ha dejado de serlo, así lo consagra su constitución— la fuente de todos los poderes públicos es el pueblo mediante el sufragio universal, libre y secreto. En este sentido, el resultado electoral es vinculante. Su desconocimiento por el gobierno sería un acto de un dictador.
El pueblo se manifestó en forma clara en tres direcciones: primero, rechazó la realización de la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el presidente Maduro y defiende la Carta Política de 1999; segundo, da la orden para que la Fuerza Armada Bolivariana proceda a la defensa de la Constitución y las decisiones de la Asamblea Nacional; y tercero, la renovación de los poderes públicos, la realización de elecciones y la conformación de un gobierno de unidad.
Estos son los mandatos de la nación venezolana a los poderes públicos, órdenes que no se pueden eludir en una democracia, en especial, cuando la voluntad popular decide, en un acto democrático, defender la Carta Política vigente que corre el riesgo de ser destruida por acciones dictatoriales. En consecuencia, la Asamblea Nacional Constituyente no se puede realizar. Es inconstitucional.
No se puede realizar porque militan en su contra, más de siete millones de razones (votos) que le niegan su legitimidad. El pueblo, en las urnas, ha decidido la defensa y vigencia de su Constitución Política. De realizarse, la democracia moriría en el hermano país. Asimismo, la Fuerza Armada Bolivariana tiene que ponerse a disposición de la Asamblea Nacional y defender la Constitución.
El soberano, igualmente, ha decidido que los poderes públicos sean renovados y que se realicen elecciones. De la misma manera, al colocarse Nicolás Maduro por fuera y en contra de la Constitución se debe proceder a la desinvestidura del presidente-dictador y conformarse un gobierno de unidad nacional. Un ejemplo de lucha democrática la del pueblo hermano.
Modelo de lucha por la democracia la del plebiscito venezolano. La ciudadanía ha vencido todos los obstáculos para su realización. Protesta y votación ha sido la combinación perfecta en contra de la tiranía y de la pretensión de conformar un modelo de Estado totalitario. La decisión mayoritaria del pueblo hay que rodearla de protección afín de que la dictadura no se consolide.
El mundo entero tiene que respaldar la democrática decisión de la ciudadanía venezolana. La defensa de los derechos humanos, de la democracia y sus reglas constituye una tarea del momento. Tarea de todos. Hoy no se puede eludir este compromiso ético y político. Un ataque y desconocimiento a la decisión del pueblo es un ataque a la paz del mundo.
Por Eduardo Verano De la Rosa
En forma rotunda, masiva y pacífica más de 7 millones de venezolanos en una consulta constitucional convocada por la Asamblea Nacional, dijeron: ¡democracia! Votaron en defensa de las libertades y los derechos humanos, y en contra del desgobierno y la dictadura. Se defiende la democracia con uno de sus instrumentos esenciales: el voto universal, libre […]
En forma rotunda, masiva y pacífica más de 7 millones de venezolanos en una consulta constitucional convocada por la Asamblea Nacional, dijeron: ¡democracia! Votaron en defensa de las libertades y los derechos humanos, y en contra del desgobierno y la dictadura.
Se defiende la democracia con uno de sus instrumentos esenciales: el voto universal, libre y secreto, en el que cada sufragio tiene el mismo peso y valor democrático. El resultado electoral, categórico. Y, en una democracia o para la creación o reconstrucción de la democracia y de sus instituciones, lo primero que tiene que hacerse es obedecer el resultado electoral. Es la voluntad del pueblo soberano la que se ha expresado.
En los Estados Sociales y Democráticos de Derecho como la República Bolivariana de Venezuela —no ha dejado de serlo, así lo consagra su constitución— la fuente de todos los poderes públicos es el pueblo mediante el sufragio universal, libre y secreto. En este sentido, el resultado electoral es vinculante. Su desconocimiento por el gobierno sería un acto de un dictador.
El pueblo se manifestó en forma clara en tres direcciones: primero, rechazó la realización de la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el presidente Maduro y defiende la Carta Política de 1999; segundo, da la orden para que la Fuerza Armada Bolivariana proceda a la defensa de la Constitución y las decisiones de la Asamblea Nacional; y tercero, la renovación de los poderes públicos, la realización de elecciones y la conformación de un gobierno de unidad.
Estos son los mandatos de la nación venezolana a los poderes públicos, órdenes que no se pueden eludir en una democracia, en especial, cuando la voluntad popular decide, en un acto democrático, defender la Carta Política vigente que corre el riesgo de ser destruida por acciones dictatoriales. En consecuencia, la Asamblea Nacional Constituyente no se puede realizar. Es inconstitucional.
No se puede realizar porque militan en su contra, más de siete millones de razones (votos) que le niegan su legitimidad. El pueblo, en las urnas, ha decidido la defensa y vigencia de su Constitución Política. De realizarse, la democracia moriría en el hermano país. Asimismo, la Fuerza Armada Bolivariana tiene que ponerse a disposición de la Asamblea Nacional y defender la Constitución.
El soberano, igualmente, ha decidido que los poderes públicos sean renovados y que se realicen elecciones. De la misma manera, al colocarse Nicolás Maduro por fuera y en contra de la Constitución se debe proceder a la desinvestidura del presidente-dictador y conformarse un gobierno de unidad nacional. Un ejemplo de lucha democrática la del pueblo hermano.
Modelo de lucha por la democracia la del plebiscito venezolano. La ciudadanía ha vencido todos los obstáculos para su realización. Protesta y votación ha sido la combinación perfecta en contra de la tiranía y de la pretensión de conformar un modelo de Estado totalitario. La decisión mayoritaria del pueblo hay que rodearla de protección afín de que la dictadura no se consolide.
El mundo entero tiene que respaldar la democrática decisión de la ciudadanía venezolana. La defensa de los derechos humanos, de la democracia y sus reglas constituye una tarea del momento. Tarea de todos. Hoy no se puede eludir este compromiso ético y político. Un ataque y desconocimiento a la decisión del pueblo es un ataque a la paz del mundo.
Por Eduardo Verano De la Rosa