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Columnista - 9 julio, 2018

“Vanidad de vanidades”

Cuando se conoció la noticia que el presidente Juan Manuel Santos, fue distinguido por la academia sueca, con el premio nobel de paz, en reconocimiento a su esfuerzo en procura de la paz para Colombia, surgieron los comentarios, no confirmados, que daban cuenta de supuestas concesiones para explotación de petróleo, a cambio del citado galardón. […]

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Cuando se conoció la noticia que el presidente Juan Manuel Santos, fue distinguido por la academia sueca, con el premio nobel de paz, en reconocimiento a su esfuerzo en procura de la paz para Colombia, surgieron los comentarios, no confirmados, que daban cuenta de supuestas concesiones para explotación de petróleo, a cambio del citado galardón. Repito, son versiones no confirmadas, y considero que este premio fue otorgado con sobrados méritos, pues nadie más perseverante en la búsqueda de la salida negociada del conflicto colombiano, que el presidente Santos Calderón.

En el plano local nuestro burgomaestre Augusto Ramírez Uhía fue recientemente distinguido con el premio Maya, por su gestión administrativa al frente de este municipio. Galardón muy cuestionado, tanto por la entidad otorgante, como por los criterios tenidos en cuenta para su selección. No obstante, considero que el mejor premio al que puede aspirar un gobernante, es el reconocimiento espontáneo y sincero de sus conciudadanos, y la satisfacción del deber cumplido. Dicho en otras palabras, a ningún servidor público debe premiarse por cumplir con sus deberes legales, y en este orden de ideas es bueno recordar lo hecho hace muchos años por el gobernador del Cesar, Armando Barros Baquero quien declinó a una condecoración con este argumento. Lo demás, es “vanidad de vanidades”, como reza en libro del Eclesiastés. Vanidad es una palabra que deriva del hebreo “hebel” y significa humo, vapor, nada, por lo que la expresión: vanidad de vanidades, equivale a decir lo máximo de nada.

Los premios a los servidores públicos sirven para para engrandecer su ego, y de paso para que pierdan su humildad. Se debe consultar siempre, la opinión de quien va a ser homenajeado.

En el ámbito familiar la situación es un poco más compleja, ¿debemos premiar a nuestros niños cuando sacan buenas calificaciones en el colegio? Aquí hay que aclarar que el estudio es una responsabilidad, y si bien el esfuerzo realizado por el niño merece una retribución, no necesariamente ésta, debe ser algo material, pues el mensaje sería equivocado. Es el padre (padre o madre) quien debe evaluar el esfuerzo realizado por su hijo, y decidir la forma de reconocérselo. Se recomienda igualmente que sea por logros generales, y no por éxitos parciales. Igual, cuando el niño se equivoca, en algo sobre lo cual se le ha insistido, la sanción no necesariamente debe consistir en el castigo físico, pues hay otras formas de reprenderlo de manera adecuada y proporcional a la falta cometida.
[email protected]

Por: Dario Arregoces

Columnista
9 julio, 2018

“Vanidad de vanidades”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Cuando se conoció la noticia que el presidente Juan Manuel Santos, fue distinguido por la academia sueca, con el premio nobel de paz, en reconocimiento a su esfuerzo en procura de la paz para Colombia, surgieron los comentarios, no confirmados, que daban cuenta de supuestas concesiones para explotación de petróleo, a cambio del citado galardón. […]


Cuando se conoció la noticia que el presidente Juan Manuel Santos, fue distinguido por la academia sueca, con el premio nobel de paz, en reconocimiento a su esfuerzo en procura de la paz para Colombia, surgieron los comentarios, no confirmados, que daban cuenta de supuestas concesiones para explotación de petróleo, a cambio del citado galardón. Repito, son versiones no confirmadas, y considero que este premio fue otorgado con sobrados méritos, pues nadie más perseverante en la búsqueda de la salida negociada del conflicto colombiano, que el presidente Santos Calderón.

En el plano local nuestro burgomaestre Augusto Ramírez Uhía fue recientemente distinguido con el premio Maya, por su gestión administrativa al frente de este municipio. Galardón muy cuestionado, tanto por la entidad otorgante, como por los criterios tenidos en cuenta para su selección. No obstante, considero que el mejor premio al que puede aspirar un gobernante, es el reconocimiento espontáneo y sincero de sus conciudadanos, y la satisfacción del deber cumplido. Dicho en otras palabras, a ningún servidor público debe premiarse por cumplir con sus deberes legales, y en este orden de ideas es bueno recordar lo hecho hace muchos años por el gobernador del Cesar, Armando Barros Baquero quien declinó a una condecoración con este argumento. Lo demás, es “vanidad de vanidades”, como reza en libro del Eclesiastés. Vanidad es una palabra que deriva del hebreo “hebel” y significa humo, vapor, nada, por lo que la expresión: vanidad de vanidades, equivale a decir lo máximo de nada.

Los premios a los servidores públicos sirven para para engrandecer su ego, y de paso para que pierdan su humildad. Se debe consultar siempre, la opinión de quien va a ser homenajeado.

En el ámbito familiar la situación es un poco más compleja, ¿debemos premiar a nuestros niños cuando sacan buenas calificaciones en el colegio? Aquí hay que aclarar que el estudio es una responsabilidad, y si bien el esfuerzo realizado por el niño merece una retribución, no necesariamente ésta, debe ser algo material, pues el mensaje sería equivocado. Es el padre (padre o madre) quien debe evaluar el esfuerzo realizado por su hijo, y decidir la forma de reconocérselo. Se recomienda igualmente que sea por logros generales, y no por éxitos parciales. Igual, cuando el niño se equivoca, en algo sobre lo cual se le ha insistido, la sanción no necesariamente debe consistir en el castigo físico, pues hay otras formas de reprenderlo de manera adecuada y proporcional a la falta cometida.
[email protected]

Por: Dario Arregoces