En el hogar de Carlos Calvo y Ledys Navarro era muy difícil que su primogénita no saliera futbolista.  

Sin presupuesto para dejarla cuidando en casa, la pareja Calvo-Navarro, ambos entrenadores de la escuela de fútbol Futuras Estrellas de Valledupar, llevaban a Ledys hija a los entrenamientos para enseñarle los primeros fundamentos con el balón.

“Mi mamá me enseñaba a hacer los movimientos, calentamientos, me ponía trabajos”, dijo en diálogo con EL PILÓN, la futbolista de 18 años que reside en el barrio La Victoria.

Desde los tres años, su madre la llevaba a la cancha, a entrenar con niños.  “Poco a poco me fui enamorando de este deporte y ya hoy en día la llevo como una profesión”, recuerda ‘La Pasita’, como también es conocida. 

Por eso, en lo primero que pensó Ledys, tras regresar de Paraguay con la medalla de bronce al cuello, es en retribuirle a sus padres ese esfuerzo que hoy la tienen entre las mejores futbolistas sub-20 de Sudamérica. 

A la par del sueño universal de todo futbolista de llegar a los clubes de Europa, Ledys piensa en sus papás, que viven en arriendo en el barrio La Victoria, y prioriza el bienestar de quienes la apoyaron siempre.  

“Construirles la casa a mis papás, darles un mejor estilo de vida y luego llegar a un equipo de Europa”, son los deseos de Ledys a mediano plazo.

PROTAGONISTA EN PARAGUAY

En Paraguay, fue protagonista de la selección Colombia femenina que se subió al podio de los Juegos Sudamericanos Asunción 2022.

La futbolista que milita en Millonarios fue vital, especialmente, en el triunfo 2-1 sobre Argentina, en el cual anotó un gol y fue artífice de otro.

Calvo anotó el tanto del triunfo frente a las albicelestes a los 86 minutos tras un remate de pierna derecha que se metió en el lado derecho de la guardameta argentina.

Esa victoria le permitió a Colombia ir por la disputa del bronce, donde venció 1-0 a la local, Paraguay.

“Agradecerle a Dios por la oportunidad, feliz y orgullosa de poder representar a mi país, era la oportunidad que estaba esperando desde hace mucho tiempo y gracias a Dios se me dieron las cosas”, dijo tras su regreso a su natal Valledupar.

“El cuerpo técnico muy atento, dispuesto a colaborarme con sus cosas, con mis compañeras muy unidas y compactas”, agregó.

‘La Pasita’ -sobrenombre con la cual la bautizó su bisabuela por un parecido con una amiga que le decían ‘pasa’- militó en el cuadro ‘embajador’ en la última Liga Profesional Femenina. Esta temporada, Calvo marcó 5 goles en 17 partidos y se consolidó como parte fundamental del esquema del cuadro capitalino.

SU HISTORIA

De fútbol se enamoró desde los 3 años, al lado de sus padres, en el club Futuras Estrellas de Valledupar.   Empezó a mostrar sus dotes compitiendo con niños en torneos locales hasta llegar a la selección Cesar.

El poco apoyo al fútbol femenino en la capital del Cesar, la obligó a emigrar muy pequeña a la ciudad de Bucaramanga donde representó a la Selección Santander, en la cual fue goleadora y campeona nacional.

También tuvo la oportunidad de disputar dos torneos, con la

Selección Valledupar, en Francia 2015-2016. Con Santander disputó también un certamen internacional de clubes en Paraguay y, posteriormente, Estados Unidos.

A Millonarios llegó tras una veeduría del profesor Edgar Moreno quien le había hecho seguimiento desde los torneos nacionales.  Antes del cuadro ‘azul’, la futbolista militó en el Atlético Bucaramanga, conjunto con el cual anotó dos tantos y debutó en el profesionalismo el 31 de octubre de 2020. 

Como todo futbolista, ‘La pasita’ anhela con el fútbol del otro lado del océano; aunque lo primero que le quita el sueño es ver a sus padres -los que siempre la han apoyado y por los cuales se enamoró del balón- en una casa propia. Y entonces sí, dar el salto europeo. 

“Es una felicidad muy grande y una gran oportunidad ganar una medalla de bronce sudamericana, abre muchas puertas, el técnico nos dijo que siguiéramos trabajando que esto no paraba aquí, mis expectativas son llegar a un equipo europeo y como le dije, construirles una casa a mis papás”, puntualizó.

POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN