Mucho se habla del crecimiento demográfico de Valledupar, de sus centros comerciales, de sus altas cifras de casas gratis entregadas, de su plan de desarrollo, de su movilidad, de su cobertura en servicios públicos y matrículas, y de muchas otras distractoras cosas más. Nos quieren vender a la ciudad como la gran urbe y polo […]
Mucho se habla del crecimiento demográfico de Valledupar, de sus centros comerciales, de sus altas cifras de casas gratis entregadas, de su plan de desarrollo, de su movilidad, de su cobertura en servicios públicos y matrículas, y de muchas otras distractoras cosas más. Nos quieren vender a la ciudad como la gran urbe y polo financiero del caribe. Más, esta es una falacia, son muchos los problemas vitales que subyacen sobre los cuales no existe una propuesta estructurada para darle la solución definitiva; la procesión va por dentro. Ya sabemos que tenemos problemas de movilidad e inseguridad, estos son males endémicos de todo el país, incluso del mundo; no inventemos el agua tibia.
El municipio tiene dos tareas básicas por atender como ente descentralizado: los servicios de salud y los de educación. Hoy nos referiremos a la educación, sector transversal a la vida privada e institucional. La descentralización de poco nos ha servido para concebir y conducir un sistema de educación público de calidad como parte de la misión del Estado Social de Derecho; no más “el mercado hasta donde sea posible…”, receta neoliberal; el Estado no solo debe atender la justicia y reservarse el monopolio de las armas; los particulares deben estar en frentes diferentes a la educación. Veamos algunas cifras del SIMAT y de la Secretaría de Educación de Valledupar. En 2006 la matricula oficial en primaria fue 34.913 y 10.536 la privada, mientras que en 2014 estas cifras fueron, respectivamente, 31.770 y 13.233; la matrícula pública decreció 9%, mientras tanto la privada aumentó 25.6%; en promedio, este nivel creció 23.9%. En secundaria, la matrícula oficial creció 10.3% y la privada creció 41.9%, para un promedio de 17%.
Mientras esto ocurría con la educación, la población lo hizo en 21.7%, solo comparable a la tasa de crecimiento de la matrícula en primaria, a pesar de que la matrícula privada crecía 25.6% en el periodo. En pre y jardín, pese a que esta responsabilidad fue concedida a particulares, la matrícula descendió 7% en ese periodo. Esto es preocupante; en Valledupar en 2014 había 44.000 párvulos (< 4 años) y en edad de jardín 20.000, pero solo hubo 3.654 matrículas. ¿Dónde se quedaría el resto? ¿Estadísticas mal llevadas? Este sector merece una obra seria de gobierno, hay que crear un hombre nuevo; no basta con construir mega colegios, cuya modalidad copiada, aquí no funciona, parecen más cárceles que colegios; necesitamos escuelas diseñadas acorde con nuestras necesidades de aprendizaje, con un currículo pertinente; al docente hay que darle estatus y capacitación. La inversión en educación del Sistema General de Participación, SGP, no es suficiente, se debe complementar con recursos propios.
Colombia invierte el 3% del PIB en educación mientras que Cuba, país pobre, invierte el 12%. Por otro lado, la calidad educativa de Valledupar y del Cesar es peor cada año, las pruebas Saber 11 así lo dicen.
Antes, cuando la secundaria reposaba bajo la responsabilidad del Colegio Loperena, el nivel académico era comparable con el de los mejores colegios del país; no existían barreras académicas para entrar a las mejores universidades y carreras. Para entonces cada universidad hacía sus propias pruebas, no había ICFES. Hoy estamos a la zaga, esto toca repensarlo.
Mucho se habla del crecimiento demográfico de Valledupar, de sus centros comerciales, de sus altas cifras de casas gratis entregadas, de su plan de desarrollo, de su movilidad, de su cobertura en servicios públicos y matrículas, y de muchas otras distractoras cosas más. Nos quieren vender a la ciudad como la gran urbe y polo […]
Mucho se habla del crecimiento demográfico de Valledupar, de sus centros comerciales, de sus altas cifras de casas gratis entregadas, de su plan de desarrollo, de su movilidad, de su cobertura en servicios públicos y matrículas, y de muchas otras distractoras cosas más. Nos quieren vender a la ciudad como la gran urbe y polo financiero del caribe. Más, esta es una falacia, son muchos los problemas vitales que subyacen sobre los cuales no existe una propuesta estructurada para darle la solución definitiva; la procesión va por dentro. Ya sabemos que tenemos problemas de movilidad e inseguridad, estos son males endémicos de todo el país, incluso del mundo; no inventemos el agua tibia.
El municipio tiene dos tareas básicas por atender como ente descentralizado: los servicios de salud y los de educación. Hoy nos referiremos a la educación, sector transversal a la vida privada e institucional. La descentralización de poco nos ha servido para concebir y conducir un sistema de educación público de calidad como parte de la misión del Estado Social de Derecho; no más “el mercado hasta donde sea posible…”, receta neoliberal; el Estado no solo debe atender la justicia y reservarse el monopolio de las armas; los particulares deben estar en frentes diferentes a la educación. Veamos algunas cifras del SIMAT y de la Secretaría de Educación de Valledupar. En 2006 la matricula oficial en primaria fue 34.913 y 10.536 la privada, mientras que en 2014 estas cifras fueron, respectivamente, 31.770 y 13.233; la matrícula pública decreció 9%, mientras tanto la privada aumentó 25.6%; en promedio, este nivel creció 23.9%. En secundaria, la matrícula oficial creció 10.3% y la privada creció 41.9%, para un promedio de 17%.
Mientras esto ocurría con la educación, la población lo hizo en 21.7%, solo comparable a la tasa de crecimiento de la matrícula en primaria, a pesar de que la matrícula privada crecía 25.6% en el periodo. En pre y jardín, pese a que esta responsabilidad fue concedida a particulares, la matrícula descendió 7% en ese periodo. Esto es preocupante; en Valledupar en 2014 había 44.000 párvulos (< 4 años) y en edad de jardín 20.000, pero solo hubo 3.654 matrículas. ¿Dónde se quedaría el resto? ¿Estadísticas mal llevadas? Este sector merece una obra seria de gobierno, hay que crear un hombre nuevo; no basta con construir mega colegios, cuya modalidad copiada, aquí no funciona, parecen más cárceles que colegios; necesitamos escuelas diseñadas acorde con nuestras necesidades de aprendizaje, con un currículo pertinente; al docente hay que darle estatus y capacitación. La inversión en educación del Sistema General de Participación, SGP, no es suficiente, se debe complementar con recursos propios.
Colombia invierte el 3% del PIB en educación mientras que Cuba, país pobre, invierte el 12%. Por otro lado, la calidad educativa de Valledupar y del Cesar es peor cada año, las pruebas Saber 11 así lo dicen.
Antes, cuando la secundaria reposaba bajo la responsabilidad del Colegio Loperena, el nivel académico era comparable con el de los mejores colegios del país; no existían barreras académicas para entrar a las mejores universidades y carreras. Para entonces cada universidad hacía sus propias pruebas, no había ICFES. Hoy estamos a la zaga, esto toca repensarlo.