Y ADEMÁS… Por: Alberto Herazo Palmera Verdaderamente Valledupar es una ciudad sin cultura alguna, mucha gente necesita el “Manual de Carreño”. Estamos, no fallos, sino graves de cultura. Definitivamente, no sabemos conducirnos en diferentes lugares fuera de nuestra casa. Conduzcámonos en la calle con gran circunspección y decoro y tributemos las debidas atenciones a las […]
Y ADEMÁS…
Por: Alberto Herazo Palmera
Verdaderamente Valledupar es una ciudad sin cultura alguna, mucha gente necesita el “Manual de Carreño”. Estamos, no fallos, sino graves de cultura. Definitivamente, no sabemos conducirnos en diferentes lugares fuera de nuestra casa.
Conduzcámonos en la calle con gran circunspección y decoro y tributemos las debidas atenciones a las personas que en ella encontramos; sacrificando, cada vez que sea necesario, nuestra comodidad a la de los demás conforme con las reglas que aquí establecen.
Con esta recomendación sencilla y concreta se inicia uno de los capítulos del Manual. La lectura de este pequeño, pero grandioso libro de Convivencia Social, nos detiene a pensar hasta dónde ha llegado la relajación de nuestra conciencia y cómo la ausencia de nuestra visión compartida y respeto mutuo nos ha llevado a los niveles de peligrosa tolerancia que padecemos hoy en nuestra ciudad. En las guerras particulares que soportamos, cada uno de nuestros semejantes, aparece, no como alguien cuya persona y derechos hay que respetar, sino como enemigos o competidor por encima del cual hay que pasar para lograr un éxito.
Bajo esta perspectiva, es entendible, porque se presentan actuaciones como pasarse los semáforos en rojo, colarse en las filas, no cederle la silla al anciano o a las señoras embarazadas, dejar pasajeros en sitios no autorizados, el que va a la caja de un banco y pasa sus papeles sin ninguna argucia y con mirada agresiva a los pobres borregos que respetan la cola. El señor o la señora que entran a la tienda donde ya se encuentran varias personas y saluda al tendero no por amabilidad sino para capturar su atención y proceder a hacer su pedido, es otro inculto que está seguro de ser alguien superior por el hecho de haberse pasado por la faja a varias personas…En fin, todo un compendio de infracciones a la sana convivencia y a las normas.
Todas estas conductas atentan contra la ciudad. Qué tal si empezamos desde hoy con la lectura del Manual de Carreño, aplicando sus recomendaciones a nuestra cotidiana e incluyéndolo como libro de texto en los colegios y universidades. Resulta paradójico que la aplicación de las reglas contenidas en un libro tan sencillo pueda permitir retomar el rumbo a toda sociedad que ha venido desintegrándose rápidamente, precisamente por no tener en cuenta las normas elementales de convivencia. Recordemos con Anton Bruckner que “quien quiere construir una torre muy alta, tiene que dedicar mucho tiempo a los cimientos”.
Pero, además…
Quiero referirme al sistema estratégico de transporte público y que a finales de diciembre entrará en funcionamiento. Sólo faltaba que el Concejo Municipal aprobara el proyecto de acuerdo 025 del 3 de septiembre de 2012 y así lo hizo en sesiones extraordinarias. Quiero destacar la intervención de la gerente del SETP, Katrizza Morelli Aroca, y hacerle un reconocimiento como profesional, ejecutiva y como funcionaria. Conoce el tema y no sufre de engaños como dicen por ahí. Profesionales como esta son las que necesita el departamento y el municipio. Con este sistema se espera acabar con el atraso de más de 30 años que tiene Valledupar en cuanto a su malla vial. Me duele decirlo pero el tránsito está en cuidados intensivos, como quien dice, en la olla.
Nunca antes se había visto en Valledupar tanto congestionamiento. Valledupar una ciudad a la que le quedó grande el crecimiento del número de vehículos, que se moviliza por las calles, pero nada que trata de solucionar este grave problema, solo pañitos de aguas tibias y medidas que más bien han perjudicado la movilidad. Hasta cuándo por favor.
Sería bueno que la Personería Municipal llevara a los barrios y corregimientos los servicios de la institución con el propósito de realizar una jornada en la que la comunidad pueda tener a la mano a funcionarios que escuchen y resuelvan dudas o quejas sobre los diferentes problemas y desde allí se direccionen a las entidades encargadas del caso.
Y ADEMÁS… Por: Alberto Herazo Palmera Verdaderamente Valledupar es una ciudad sin cultura alguna, mucha gente necesita el “Manual de Carreño”. Estamos, no fallos, sino graves de cultura. Definitivamente, no sabemos conducirnos en diferentes lugares fuera de nuestra casa. Conduzcámonos en la calle con gran circunspección y decoro y tributemos las debidas atenciones a las […]
Y ADEMÁS…
Por: Alberto Herazo Palmera
Verdaderamente Valledupar es una ciudad sin cultura alguna, mucha gente necesita el “Manual de Carreño”. Estamos, no fallos, sino graves de cultura. Definitivamente, no sabemos conducirnos en diferentes lugares fuera de nuestra casa.
Conduzcámonos en la calle con gran circunspección y decoro y tributemos las debidas atenciones a las personas que en ella encontramos; sacrificando, cada vez que sea necesario, nuestra comodidad a la de los demás conforme con las reglas que aquí establecen.
Con esta recomendación sencilla y concreta se inicia uno de los capítulos del Manual. La lectura de este pequeño, pero grandioso libro de Convivencia Social, nos detiene a pensar hasta dónde ha llegado la relajación de nuestra conciencia y cómo la ausencia de nuestra visión compartida y respeto mutuo nos ha llevado a los niveles de peligrosa tolerancia que padecemos hoy en nuestra ciudad. En las guerras particulares que soportamos, cada uno de nuestros semejantes, aparece, no como alguien cuya persona y derechos hay que respetar, sino como enemigos o competidor por encima del cual hay que pasar para lograr un éxito.
Bajo esta perspectiva, es entendible, porque se presentan actuaciones como pasarse los semáforos en rojo, colarse en las filas, no cederle la silla al anciano o a las señoras embarazadas, dejar pasajeros en sitios no autorizados, el que va a la caja de un banco y pasa sus papeles sin ninguna argucia y con mirada agresiva a los pobres borregos que respetan la cola. El señor o la señora que entran a la tienda donde ya se encuentran varias personas y saluda al tendero no por amabilidad sino para capturar su atención y proceder a hacer su pedido, es otro inculto que está seguro de ser alguien superior por el hecho de haberse pasado por la faja a varias personas…En fin, todo un compendio de infracciones a la sana convivencia y a las normas.
Todas estas conductas atentan contra la ciudad. Qué tal si empezamos desde hoy con la lectura del Manual de Carreño, aplicando sus recomendaciones a nuestra cotidiana e incluyéndolo como libro de texto en los colegios y universidades. Resulta paradójico que la aplicación de las reglas contenidas en un libro tan sencillo pueda permitir retomar el rumbo a toda sociedad que ha venido desintegrándose rápidamente, precisamente por no tener en cuenta las normas elementales de convivencia. Recordemos con Anton Bruckner que “quien quiere construir una torre muy alta, tiene que dedicar mucho tiempo a los cimientos”.
Pero, además…
Quiero referirme al sistema estratégico de transporte público y que a finales de diciembre entrará en funcionamiento. Sólo faltaba que el Concejo Municipal aprobara el proyecto de acuerdo 025 del 3 de septiembre de 2012 y así lo hizo en sesiones extraordinarias. Quiero destacar la intervención de la gerente del SETP, Katrizza Morelli Aroca, y hacerle un reconocimiento como profesional, ejecutiva y como funcionaria. Conoce el tema y no sufre de engaños como dicen por ahí. Profesionales como esta son las que necesita el departamento y el municipio. Con este sistema se espera acabar con el atraso de más de 30 años que tiene Valledupar en cuanto a su malla vial. Me duele decirlo pero el tránsito está en cuidados intensivos, como quien dice, en la olla.
Nunca antes se había visto en Valledupar tanto congestionamiento. Valledupar una ciudad a la que le quedó grande el crecimiento del número de vehículos, que se moviliza por las calles, pero nada que trata de solucionar este grave problema, solo pañitos de aguas tibias y medidas que más bien han perjudicado la movilidad. Hasta cuándo por favor.
Sería bueno que la Personería Municipal llevara a los barrios y corregimientos los servicios de la institución con el propósito de realizar una jornada en la que la comunidad pueda tener a la mano a funcionarios que escuchen y resuelvan dudas o quejas sobre los diferentes problemas y desde allí se direccionen a las entidades encargadas del caso.