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Columnista - 16 enero, 2013

Valledupar sin carnavales

Por: Hernán Araujo Ariza Se vino el carnaval con toda su envolvente fuerza. Y se vino sin que termináramos de adaptarnos nuevamente a la rutina laboral de 2013, luego de la temporada de fiestas navideñas y de fin de año, como todos los años ocurre. Con la novedad -en Valledupar- que el alcalde ordenó no […]

Por: Hernán Araujo Ariza

Se vino el carnaval con toda su envolvente fuerza. Y se vino sin que termináramos de adaptarnos nuevamente a la rutina laboral de 2013, luego de la temporada de fiestas navideñas y de fin de año, como todos los años ocurre.

Con la novedad -en Valledupar- que el alcalde ordenó no hacer la fiesta, que normalmente se hacía con desfiles, reinas y demás eventos. La decisión obedece a los desmanes en que terminó, uno de los sábados de carnaval del año anterior. Y toca decir, sin vacilación, que apoyamos y compartimos ésta decisión, tal como lo reclamamos hace un año.

Hace mucho tiempo que ésta fiesta perdió su espíritu alegre y divertido; para dar paso al vandalismo, que no desaprovecha ninguna oportunidad para generar caos y echar a perder lo que a su paso se asome.

Ahora, debo reconocer que nunca me ha gustado ésta fiesta; y puede que allí radique parte de mi ‘sesgo’ anticarnaval, si se quiere. Por eso, en aras de no importunar a los que sí les gusta, retomo una propuesta que fue planteada el año anterior y que lo que busca es abrir la discusión sobre la tradición carnavalera de nuestra ciudad.

Porque el argumento que le escucho a varios -obviamente mayores que yo- es que los carnavales vallenatos, hacen parte de una larga y enraizada tradición; y por tanto, hay que conservarla.

Sería bueno entonces, plantear una programación que nos permita la preservación de esta costumbre local, hoy condenada a la proscripción. Obviamente, sin dejar espacio para que el vandalismo haga de las suyas.

Por ejemplo ¿Qué tal si organizamos toda una agenda de foros, conversatorios y demás muestras artísticas sobre el carnaval? Toda una oferta cultural que permita conocer y aprender de la fiesta; masificar la tradición. Pero no en las calles, sino en Bellas Artes, en la biblioteca Rafael Carrillo, en la casa de la cultura… O ¿en espacios privados idóneos como el Centro Comercial Guatapurí? O ¿acaso en el balneario Hurtado, la plaza Alfonso López o la del Primero de Mayo?

Sería una buena fórmula para empoderar a los vallenatos de una tradición desgastada. Sin el exceso del licor y la maicena (¿o harina?); y sin torpedear la -ya crítica- movilidad. Sin paralizar, ni poner en riesgo la ciudad.

En este sentido ya Barranquilla ha avanzado algo. Pues ya hay posicionado un evento paralelo de orden cultural, académico, pero también folclórico; denominado el Carnaval de las Artes.

MI ÚLTIMA PALABRA: Bastante hemos andado por caminos de odios y rencillas, en éste país, con aciagos resultados. Sin embargo, no termina uno de ver a la insaciable ‘galería’ de medios de comunicación y fanáticos, como se deleitan replicando y agrandando los bochornosos espectáculos que protagonizan el presidente Santos y el ex presidente Uribe. Es hora de calmar los ánimos y volver al debate sin hipocresía, ni insultos; al menos para cuidar la democracia que dicen respetar.

Twitter: @pipearaujoariza

www.pipearaujoariza.com

 

Columnista
16 enero, 2013

Valledupar sin carnavales

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Araujo Ariza

Por: Hernán Araujo Ariza Se vino el carnaval con toda su envolvente fuerza. Y se vino sin que termináramos de adaptarnos nuevamente a la rutina laboral de 2013, luego de la temporada de fiestas navideñas y de fin de año, como todos los años ocurre. Con la novedad -en Valledupar- que el alcalde ordenó no […]


Por: Hernán Araujo Ariza

Se vino el carnaval con toda su envolvente fuerza. Y se vino sin que termináramos de adaptarnos nuevamente a la rutina laboral de 2013, luego de la temporada de fiestas navideñas y de fin de año, como todos los años ocurre.

Con la novedad -en Valledupar- que el alcalde ordenó no hacer la fiesta, que normalmente se hacía con desfiles, reinas y demás eventos. La decisión obedece a los desmanes en que terminó, uno de los sábados de carnaval del año anterior. Y toca decir, sin vacilación, que apoyamos y compartimos ésta decisión, tal como lo reclamamos hace un año.

Hace mucho tiempo que ésta fiesta perdió su espíritu alegre y divertido; para dar paso al vandalismo, que no desaprovecha ninguna oportunidad para generar caos y echar a perder lo que a su paso se asome.

Ahora, debo reconocer que nunca me ha gustado ésta fiesta; y puede que allí radique parte de mi ‘sesgo’ anticarnaval, si se quiere. Por eso, en aras de no importunar a los que sí les gusta, retomo una propuesta que fue planteada el año anterior y que lo que busca es abrir la discusión sobre la tradición carnavalera de nuestra ciudad.

Porque el argumento que le escucho a varios -obviamente mayores que yo- es que los carnavales vallenatos, hacen parte de una larga y enraizada tradición; y por tanto, hay que conservarla.

Sería bueno entonces, plantear una programación que nos permita la preservación de esta costumbre local, hoy condenada a la proscripción. Obviamente, sin dejar espacio para que el vandalismo haga de las suyas.

Por ejemplo ¿Qué tal si organizamos toda una agenda de foros, conversatorios y demás muestras artísticas sobre el carnaval? Toda una oferta cultural que permita conocer y aprender de la fiesta; masificar la tradición. Pero no en las calles, sino en Bellas Artes, en la biblioteca Rafael Carrillo, en la casa de la cultura… O ¿en espacios privados idóneos como el Centro Comercial Guatapurí? O ¿acaso en el balneario Hurtado, la plaza Alfonso López o la del Primero de Mayo?

Sería una buena fórmula para empoderar a los vallenatos de una tradición desgastada. Sin el exceso del licor y la maicena (¿o harina?); y sin torpedear la -ya crítica- movilidad. Sin paralizar, ni poner en riesgo la ciudad.

En este sentido ya Barranquilla ha avanzado algo. Pues ya hay posicionado un evento paralelo de orden cultural, académico, pero también folclórico; denominado el Carnaval de las Artes.

MI ÚLTIMA PALABRA: Bastante hemos andado por caminos de odios y rencillas, en éste país, con aciagos resultados. Sin embargo, no termina uno de ver a la insaciable ‘galería’ de medios de comunicación y fanáticos, como se deleitan replicando y agrandando los bochornosos espectáculos que protagonizan el presidente Santos y el ex presidente Uribe. Es hora de calmar los ánimos y volver al debate sin hipocresía, ni insultos; al menos para cuidar la democracia que dicen respetar.

Twitter: @pipearaujoariza

www.pipearaujoariza.com