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Editorial - 2 julio, 2019

Valledupar, hundida en el desempleo

Terrible problema el de nuestra amada urbe que debe conmover a lo mas profundo del sentimiento y la responsabilidad del alcalde, del gobernador, de los medios y periodistas y de los gremios, sin excepción.

Es sencillo. Ninguna cadena nacional del comercio o la industria, generadora de empleo, pensará en instalarse en la ciudad con la información pública de que Valledupar es la capital del desempleo en la región (según ha titulado El Heraldo de Barranquilla); dirá, por inferencia, que el mercado de clientes no es atractivo. Y esa certeza conduce a crear un círculo vicioso, de más y más desempleo.

Terrible problema el de nuestra amada urbe que debe conmover a lo mas profundo del sentimiento y la responsabilidad del alcalde, del gobernador, de los medios y periodistas y de los gremios, sin excepción. Menos personas tienen oportunidad de bienestar y de adquirir bienes y servicios.

Pasó la ministra del Trabajo, Alicia Arango, y no se le dio la trascendencia a su visita, no se formuló un plan específico de acción, ya sea por su iniciativa o de las autoridades locales, las más interesadas en superar semejante drama.

Expertos han cuestionado que no hay una política de empleo en el municipio y tampoco del departamento, ente responsable del desarrollo económico del territorio.

Han mencionado, entre ellos el centro de pensamiento Cesore, en serias investigaciones publicadas en nuestras páginas, que ha predominado un enfoque normal de generación de empleo.

La política ha consistido en partir de que ejecutándose obras públicas se genera empleo. Es cierto que toda actividad constructiva la genera. Pero problemas estructurales, pocas empresas, pocas industrias, poca mano de obra de alta calificación como demanda la industria moderna, acentuados por una fuerte migración de Venezuela últimamente, y una crisis en los niveles de la construcción privada de vivienda y otras edificaciones en el periodo 2015-2018, han requerido de medidas extraordinarias, que no se ven. Como dice Cesore: “De hecho en Valledupar el desempleo viene aumentado desde el 2015, sin que estuviese el tema migratorio en su pico, por falta de una política activa de empleo”.

Recomienda que una política activa, que no es la residual, que deriva de la ejecución de obras públicas, ni de empleos del Gobierno, tiene que ver con formación pertinente para el trabajo, crédito apropiado, facilidades para la creación de empresas y sostenibilidad de ellas, servicio de información y conexión entre empleadores y buscadores de trabajo, atracción de capital y del establecimiento de empresas, marketing del territorio y marca ciudad (prácticamente se extingue ProValledupar), manejo de impuestos y de incentivos competitivos frente a otras ciudades, etc.

Propone crear una Misión de Empleo para el Cesar, que es un grupo de líderes multisectoriales, de empresarios, universidades, Sena, Mintrabajo, gremios, sindicatos, alcaldías y departamento, que con buen apoyo técnico, proponga prontas soluciones. La responsabilidad de nuestros gobernantes con el terruño de sus amores va hasta el 31 de diciembre de 2019. ¡El tiempo apremia y hay mucha gente sufriendo!

Editorial
2 julio, 2019

Valledupar, hundida en el desempleo

Terrible problema el de nuestra amada urbe que debe conmover a lo mas profundo del sentimiento y la responsabilidad del alcalde, del gobernador, de los medios y periodistas y de los gremios, sin excepción.


Es sencillo. Ninguna cadena nacional del comercio o la industria, generadora de empleo, pensará en instalarse en la ciudad con la información pública de que Valledupar es la capital del desempleo en la región (según ha titulado El Heraldo de Barranquilla); dirá, por inferencia, que el mercado de clientes no es atractivo. Y esa certeza conduce a crear un círculo vicioso, de más y más desempleo.

Terrible problema el de nuestra amada urbe que debe conmover a lo mas profundo del sentimiento y la responsabilidad del alcalde, del gobernador, de los medios y periodistas y de los gremios, sin excepción. Menos personas tienen oportunidad de bienestar y de adquirir bienes y servicios.

Pasó la ministra del Trabajo, Alicia Arango, y no se le dio la trascendencia a su visita, no se formuló un plan específico de acción, ya sea por su iniciativa o de las autoridades locales, las más interesadas en superar semejante drama.

Expertos han cuestionado que no hay una política de empleo en el municipio y tampoco del departamento, ente responsable del desarrollo económico del territorio.

Han mencionado, entre ellos el centro de pensamiento Cesore, en serias investigaciones publicadas en nuestras páginas, que ha predominado un enfoque normal de generación de empleo.

La política ha consistido en partir de que ejecutándose obras públicas se genera empleo. Es cierto que toda actividad constructiva la genera. Pero problemas estructurales, pocas empresas, pocas industrias, poca mano de obra de alta calificación como demanda la industria moderna, acentuados por una fuerte migración de Venezuela últimamente, y una crisis en los niveles de la construcción privada de vivienda y otras edificaciones en el periodo 2015-2018, han requerido de medidas extraordinarias, que no se ven. Como dice Cesore: “De hecho en Valledupar el desempleo viene aumentado desde el 2015, sin que estuviese el tema migratorio en su pico, por falta de una política activa de empleo”.

Recomienda que una política activa, que no es la residual, que deriva de la ejecución de obras públicas, ni de empleos del Gobierno, tiene que ver con formación pertinente para el trabajo, crédito apropiado, facilidades para la creación de empresas y sostenibilidad de ellas, servicio de información y conexión entre empleadores y buscadores de trabajo, atracción de capital y del establecimiento de empresas, marketing del territorio y marca ciudad (prácticamente se extingue ProValledupar), manejo de impuestos y de incentivos competitivos frente a otras ciudades, etc.

Propone crear una Misión de Empleo para el Cesar, que es un grupo de líderes multisectoriales, de empresarios, universidades, Sena, Mintrabajo, gremios, sindicatos, alcaldías y departamento, que con buen apoyo técnico, proponga prontas soluciones. La responsabilidad de nuestros gobernantes con el terruño de sus amores va hasta el 31 de diciembre de 2019. ¡El tiempo apremia y hay mucha gente sufriendo!