El exsenador nortesantandereano Antonio Sanguino, criado  en Valledupar, asegura que aunque esta ciudad “ha mejorado su infraestructura y desarrollo físico”, también “enfrenta los desafíos de la humanidad y las grandes aglomeraciones urbanas”.

473 años de Valledupar, ¿qué le parece el estado actual de la ciudad? 

Es una ciudad que ha crecido a un ritmo bastante acelerado, ha duplicado la población en los últimos 20 años por efectos también del fenómeno del desplazamiento de la violencia y por la atracción que produjo la explotación del carbón en el centro del departamento. También se ha consolidado como un centro de servicios educativos, comerciales y financieros. 

Pero es una ciudad que también comporta buena parte de los problemas de los centros urbanos del país. Tiene un grave problema de desempleo, informalidad, de enormes brechas sociales, oferta de servicios que es desbordada por las demandas crecientes de los ciudadanos en materia de salud y educación. 

Valledupar también tiene problemas ambientales: el río Guatapurí sigue siendo una enorme preocupación de los ciudadanos. Pero quizá la preocupación más importante de los vallenatos es la situación de inseguridad que los golpea permanentemente. 

Además, miles de jóvenes todavía no tienen la posibilidad de acceder a la educación pública superior. Y hemos despilfarrado valiosos recursos de regalías. 

El alcalde Mello Castro dijo a EL PILÓN que quiere que la gente valore lo que él ha hecho. ¿Qué cree que hay por valorar de los últimos tres años de gobierno municipal? 

Yo tuve la oportunidad como senador de la República de involucrarme en debates muy importantes que tienen que ver con esta ciudad, por ejemplo, la crisis del Hospital Rosario Pumarejo de López en medio de la pandemia. Un hospital que estuvo cerrado, que no le pagaba a sus trabajadores y que estaba en mano de los zares de la salud del departamento del Cesar. Ni el alcalde ni el gobernador hicieron mayor cosa, es más, el alcalde fue indiferente. 

Todos sabemos que el Instituto de Rehabilitación del Cesar, Idreec, sigue sumido en una grave crisis. Sabemos de la pretendida privatización de las empresas públicas municipales, la de Emdupar por fortuna la pudimos frenar con una acción en el Congreso de la República y una solicitud que hicimos a los entes de control para que intervinieran. 

Valledupar está llena de elefantes blancos, obras que no se terminan o sobrecosteadas. A este alcalde quizá hay que reconocerle, por fin, haber inaugurado el Sistema Estratégico de Transporte Público con una flota que se mueve de manera sostenible. 

Pero lo que uno encuentra es un descontento muy grande de los ciudadanos por la inseguridad, el desempleo, el deterioro de las ofertas sociales, la infraestructura pública y el estado de las vías. El alcalde tiene este año para controvertir, con hechos, esa percepción sobre su gestión. 

Vienen las elecciones territoriales. Hay quienes dicen que el partido Alianza Verde está “biche” en el Cesar, ¿qué falta para que madure esta colectividad? 

El partido acaba de hacer una convención departamental y reestructuró su organismo de dirección para tener un equipo sólido y que represente lo que el partido es hoy habida cuenta de los últimos resultados y las representaciones que tiene en el Cesar.

Lo que el partido puede cumplir en su papel como fuerza política no solo depende del partido, sino también de las otras fuerzas alternativas y tenemos que juntarnos para definir un solo candidato que enfrente la competencia por la Gobernación del departamento y lo propio tenemos que hacer para la Alcaldía de Valledupar y la de los otros municipios. 

Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN. [email protected]