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Columnista - 16 julio, 2021

Vale la pena recordar

En dos oportunidades nos hemos referido al espinoso tema de los daños del asbesto o amianto. En primera estancia lo hicimos en noviembre de 2016 y luego en julio de 2019.  Considero necesario recordarlo por la dolorosa historia que representa, como lo es el cáncer por asbesto entre los colombianos y que así lo titulara […]

En dos oportunidades nos hemos referido al espinoso tema de los daños del asbesto o amianto. En primera estancia lo hicimos en noviembre de 2016 y luego en julio de 2019. 

Considero necesario recordarlo por la dolorosa historia que representa, como lo es el cáncer por asbesto entre los colombianos y que así lo titulara el periodista Juan Gossain en el periódico El Tiempo en septiembre de 2016. 

Este es un tema de relevante importancia: debemos cambiar el uso de este deletéreo elemento utilizado para muchos usos siendo un gran cancerígeno, o sea, que es perjudicial para la salud hasta el punto que en más de 80 países en el mundo ha sido prohibido su uso, entre otros, se utiliza para fabricar laminas para tejado, baldosas, derivados de papel, aislante, tanques para depositar agua, tuberías de conducción de agua, frenos de automóviles y pinturas. 

Teniendo en cuenta sus variados usos nos preguntamos en su momento y aún lo seguimos haciendo con el siguiente interrogante ¿Será que todavía para el suministro de agua hasta nuestros hogares utilizamos tubería con base en este elemento? ¿Estaremos utilizando para depositar agua en las residencias tanques de asbesto? ¿Habrá dudas que la mayoría de las viviendas de la región y Colombia se encuentran techadas con láminas de eternit fabricadas con este material? ¡Uy, qué peligro! Este material produce cáncer de pulmón  o mesotelioma.

No se justifica el uso en la vida cotidiana del asbesto a estas alturas de la historia de la humanidad, para lo cual vale la pena recordar un poco sus antecedentes, ya que cuando apenas comenzaba el siglo XX, por 1905, los médicos ingleses demostraron que el asbesto producía cáncer en los pulmones y aun así tuvo que pasar más de un siglo para que en el mundo entero comenzaran a proscribir su explotación minera y su uso en fábricas; digamos que en Colombia, solo a partir de 2019, con la Ley 1968 (Ley Ana Cecilia Niño), se prohíbe el uso del asbesto, después de tanto luchar en el Congreso la senadora bolivarense Nadia Blel Scaff. 

Fíjense ustedes que solo a partir de enero de este año quedó en firme la prohibición de uso de este material en Colombia, y todo porque para su aprobación se interpusieron o hicieron lobby representantes de muchos intereses económicos, como por ejemplo, los fabricantes de elementos que utilizaban asbestos y explotaban las minas, entre otras la ubicada en Campamento-Antioquia.

 Fueron muchas las intrigas, maniobras y tejes manejes que entraron en juego ante el Congreso de la República pero al fin se logró su prohibición.

Para tales circunstancias es de anotar que aquí en Colombia ya contamos con varias empresas productoras de tejas, laminas, tanques y similares que han resuelto no usar más asbesto reemplazándolos por diferentes materiales; es preciso mencionar que Medellín es la ciudad que ya ha prohibido a sus contratistas el uso de asbestos en obras públicas. ¿Cuándo acogeremos este ejemplo en toda Colombia?

 ¿Cuándo empezaremos una campaña de no uso de tejas con asbesto en el Cesar aún con programas de subsidio para los más pobres? Finalmente decir que tengamos mucho cuidado porque si estamos usando techos fabricados con asbesto y utilizando tanques de depósito de agua hechos con el mismo material o si la empresa de servicios públicos todavía tiene redes tendidas a base de asbesto. Ojo, tengamos especial cuidado porque así las cosas estaríamos compartiendo muy amigablemente con este enemigo cancerígeno súper peligroso, como lo es el asbesto.

Columnista
16 julio, 2021

Vale la pena recordar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

En dos oportunidades nos hemos referido al espinoso tema de los daños del asbesto o amianto. En primera estancia lo hicimos en noviembre de 2016 y luego en julio de 2019.  Considero necesario recordarlo por la dolorosa historia que representa, como lo es el cáncer por asbesto entre los colombianos y que así lo titulara […]


En dos oportunidades nos hemos referido al espinoso tema de los daños del asbesto o amianto. En primera estancia lo hicimos en noviembre de 2016 y luego en julio de 2019. 

Considero necesario recordarlo por la dolorosa historia que representa, como lo es el cáncer por asbesto entre los colombianos y que así lo titulara el periodista Juan Gossain en el periódico El Tiempo en septiembre de 2016. 

Este es un tema de relevante importancia: debemos cambiar el uso de este deletéreo elemento utilizado para muchos usos siendo un gran cancerígeno, o sea, que es perjudicial para la salud hasta el punto que en más de 80 países en el mundo ha sido prohibido su uso, entre otros, se utiliza para fabricar laminas para tejado, baldosas, derivados de papel, aislante, tanques para depositar agua, tuberías de conducción de agua, frenos de automóviles y pinturas. 

Teniendo en cuenta sus variados usos nos preguntamos en su momento y aún lo seguimos haciendo con el siguiente interrogante ¿Será que todavía para el suministro de agua hasta nuestros hogares utilizamos tubería con base en este elemento? ¿Estaremos utilizando para depositar agua en las residencias tanques de asbesto? ¿Habrá dudas que la mayoría de las viviendas de la región y Colombia se encuentran techadas con láminas de eternit fabricadas con este material? ¡Uy, qué peligro! Este material produce cáncer de pulmón  o mesotelioma.

No se justifica el uso en la vida cotidiana del asbesto a estas alturas de la historia de la humanidad, para lo cual vale la pena recordar un poco sus antecedentes, ya que cuando apenas comenzaba el siglo XX, por 1905, los médicos ingleses demostraron que el asbesto producía cáncer en los pulmones y aun así tuvo que pasar más de un siglo para que en el mundo entero comenzaran a proscribir su explotación minera y su uso en fábricas; digamos que en Colombia, solo a partir de 2019, con la Ley 1968 (Ley Ana Cecilia Niño), se prohíbe el uso del asbesto, después de tanto luchar en el Congreso la senadora bolivarense Nadia Blel Scaff. 

Fíjense ustedes que solo a partir de enero de este año quedó en firme la prohibición de uso de este material en Colombia, y todo porque para su aprobación se interpusieron o hicieron lobby representantes de muchos intereses económicos, como por ejemplo, los fabricantes de elementos que utilizaban asbestos y explotaban las minas, entre otras la ubicada en Campamento-Antioquia.

 Fueron muchas las intrigas, maniobras y tejes manejes que entraron en juego ante el Congreso de la República pero al fin se logró su prohibición.

Para tales circunstancias es de anotar que aquí en Colombia ya contamos con varias empresas productoras de tejas, laminas, tanques y similares que han resuelto no usar más asbesto reemplazándolos por diferentes materiales; es preciso mencionar que Medellín es la ciudad que ya ha prohibido a sus contratistas el uso de asbestos en obras públicas. ¿Cuándo acogeremos este ejemplo en toda Colombia?

 ¿Cuándo empezaremos una campaña de no uso de tejas con asbesto en el Cesar aún con programas de subsidio para los más pobres? Finalmente decir que tengamos mucho cuidado porque si estamos usando techos fabricados con asbesto y utilizando tanques de depósito de agua hechos con el mismo material o si la empresa de servicios públicos todavía tiene redes tendidas a base de asbesto. Ojo, tengamos especial cuidado porque así las cosas estaríamos compartiendo muy amigablemente con este enemigo cancerígeno súper peligroso, como lo es el asbesto.