Como viene desenvolviéndose el curso electoral, los lectores habrán advertido que Uribe se erigirá Presidente del Congreso, es decir, del poder legislativo. Y Duque Presidente del Poder Ejecutivo. Uribe, además de expresidente de la Republica, fue el congresista individual y recientemente reelegido Senador con mayor votación. Esta razón potísima lo empodera para ser lo que […]
Como viene desenvolviéndose el curso electoral, los lectores habrán advertido que Uribe se erigirá Presidente del Congreso, es decir, del poder legislativo. Y Duque Presidente del Poder Ejecutivo. Uribe, además de expresidente de la Republica, fue el congresista individual y recientemente reelegido Senador con mayor votación. Esta razón potísima lo empodera para ser lo que aquí se deja dicho. Inexpugnable.
Entonces, también por lo que viene de decirse, en el imaginario colectivo, se conecta la propuesta de la Corte Única para que por esa vía Uribe se unja como el único e insustituible Uribe. El todopoderoso. Aclaro no solo he sido laureanista, después alvarista, sino igualmente uribista porque este es doctrinariamente godo. ¡Libertad y Orden!
Empecé a dejar de admirarlo cuando advertí que se fue saliendo de ‘carnitas’ en sus ocho años de Presidencia con prácticas no santas y que -¡miedo!- observarlo recientemente en el recinto del Congreso, salido de madre, manoteando. Vociferando con ira. Descompuesto. Estoy seguro que si el senador Carlos Fernando Galán se baja del podio, Uribe le ‘mete la mano’. Le da en ‘la cara marica’. Lo coscorronea. Visible que del otro lado del escenario de la democracia siguió pendenciero, violentamente apartando sillas para ofrecerse más energúmeno. Gallito. ¡Que peligro!
Los días de ahora revelan un hombre iracundo, permanentemente enfurecido. Leviatán, es decir, “Rey sobre todos los soberbios” (Hobbes). No hace absolutamente más que girar en redor de la egolatría de su poder con populismo de extrema derecha. No creo que se esfuerce más allá de lo mínimo en su papel de abuelo. Todo el mundo, incluido los suyos, no solo lo reverencian, le tiemblan. Ya no infunde respeto, sino temor. Mucho temor.
El Supremo Uribe debe calmarse y repensar su legado para sus nietos, principalmente para una mejor esperanza de vida en Paz. Reír un poco. El extremo de izquierda o de derecha obnubila; debe volver al centro democrático y ofrecer un discurso menos belicoso y de serenidad en las canas. Utilizar más góticas de valeriana.
Si Duque pensaba traicionar a Uribe -como lo hizo Santos- luego de elegido, la situación no le es favorable porque contrario a lo de Santos, Uribe será Presidente de la Rama Legislativa y le haría la vida institucional insostenible. Aun solo en gavilla con sus congresistas. Todos trabajarán raudamente sobre el debate y proyecto de una Super-Corte a su exacta medida, para no solo revocar los magistrados de las hoy altas cortes sino para problematizar las investigaciones en curso contra él en la Corte Suprema de Justicia en condición de Senador y en las que Uribe y Duque son demandados en posición de senadores por perdida de investidura ante el Consejo de Estado.
Las cosas son tan dramáticas que Duque como Presidente señala que jamás acatará una sentencia adversa contra Uribe porque ciega y obsecuentemente cree en su inmaculado comportamiento e inocencia. ¡Colombia, apaga y vámonos! A elegirlos.
Como viene desenvolviéndose el curso electoral, los lectores habrán advertido que Uribe se erigirá Presidente del Congreso, es decir, del poder legislativo. Y Duque Presidente del Poder Ejecutivo. Uribe, además de expresidente de la Republica, fue el congresista individual y recientemente reelegido Senador con mayor votación. Esta razón potísima lo empodera para ser lo que […]
Como viene desenvolviéndose el curso electoral, los lectores habrán advertido que Uribe se erigirá Presidente del Congreso, es decir, del poder legislativo. Y Duque Presidente del Poder Ejecutivo. Uribe, además de expresidente de la Republica, fue el congresista individual y recientemente reelegido Senador con mayor votación. Esta razón potísima lo empodera para ser lo que aquí se deja dicho. Inexpugnable.
Entonces, también por lo que viene de decirse, en el imaginario colectivo, se conecta la propuesta de la Corte Única para que por esa vía Uribe se unja como el único e insustituible Uribe. El todopoderoso. Aclaro no solo he sido laureanista, después alvarista, sino igualmente uribista porque este es doctrinariamente godo. ¡Libertad y Orden!
Empecé a dejar de admirarlo cuando advertí que se fue saliendo de ‘carnitas’ en sus ocho años de Presidencia con prácticas no santas y que -¡miedo!- observarlo recientemente en el recinto del Congreso, salido de madre, manoteando. Vociferando con ira. Descompuesto. Estoy seguro que si el senador Carlos Fernando Galán se baja del podio, Uribe le ‘mete la mano’. Le da en ‘la cara marica’. Lo coscorronea. Visible que del otro lado del escenario de la democracia siguió pendenciero, violentamente apartando sillas para ofrecerse más energúmeno. Gallito. ¡Que peligro!
Los días de ahora revelan un hombre iracundo, permanentemente enfurecido. Leviatán, es decir, “Rey sobre todos los soberbios” (Hobbes). No hace absolutamente más que girar en redor de la egolatría de su poder con populismo de extrema derecha. No creo que se esfuerce más allá de lo mínimo en su papel de abuelo. Todo el mundo, incluido los suyos, no solo lo reverencian, le tiemblan. Ya no infunde respeto, sino temor. Mucho temor.
El Supremo Uribe debe calmarse y repensar su legado para sus nietos, principalmente para una mejor esperanza de vida en Paz. Reír un poco. El extremo de izquierda o de derecha obnubila; debe volver al centro democrático y ofrecer un discurso menos belicoso y de serenidad en las canas. Utilizar más góticas de valeriana.
Si Duque pensaba traicionar a Uribe -como lo hizo Santos- luego de elegido, la situación no le es favorable porque contrario a lo de Santos, Uribe será Presidente de la Rama Legislativa y le haría la vida institucional insostenible. Aun solo en gavilla con sus congresistas. Todos trabajarán raudamente sobre el debate y proyecto de una Super-Corte a su exacta medida, para no solo revocar los magistrados de las hoy altas cortes sino para problematizar las investigaciones en curso contra él en la Corte Suprema de Justicia en condición de Senador y en las que Uribe y Duque son demandados en posición de senadores por perdida de investidura ante el Consejo de Estado.
Las cosas son tan dramáticas que Duque como Presidente señala que jamás acatará una sentencia adversa contra Uribe porque ciega y obsecuentemente cree en su inmaculado comportamiento e inocencia. ¡Colombia, apaga y vámonos! A elegirlos.