Desde mi cocina Por Silvia Betancourt Alliegro Hoy es sábado 27 de noviembre de 2010 y ayer, por todos los medios, nos han recordado que están en peligro de vejaciones y muerte infame, por el hecho de haber nacido mujeres, todas las madres, hijas, hermanas, tías y sobrinas del planeta Algunas de nosotras proclamamos que […]
Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
Hoy es sábado 27 de noviembre de 2010 y ayer, por todos los medios, nos han recordado que están en peligro de vejaciones y muerte infame, por el hecho de haber nacido mujeres, todas las madres, hijas, hermanas, tías y sobrinas del planeta
Algunas de nosotras proclamamos que no somos ‘feministas’ por que nos da temor ser marcadas con el rótulo de lesbianas, sin darnos cuenta que es un ardid más para detener nuestra marcha hacia la total consecución de nuestros Derechos como Humanas.
Mujer que lee esta nota ahora, piense – y ojalá lo proclame- cuántas veces su alma bella ha sido escarnecida por los hombres de su vida, y si no tiene retentiva para rememorar las perfidias, sería conveniente para su dignidad que a partir de hoy empiece un diario para detallar cuanta infamia le apliquen, sin olvidar escribir al comienzo la fecha y la hora, para que cada año haga un inventario antes de preparar la cena de año nuevo, así, mientras suda, se quema o corta, y antes de aplicar la sal, riegue con sus lágrimas los ingredientes para que cuando ellos estén engullendo en un santiamén lo que usted tardó días en planear, se traguen parte de su dolor inenarrable.
También podría digitar e imprimir sus Memorias de la Degradación y repartirlo como regalo de Navidad a sus familiares ¡Sería la forma perfecta de poner a circular el inicio de un Manifiesto Mundial Anual de las Mujeres Ultrajadas! Tal cual como editan el Almanaque Mundial.
Ahora analicemos: Si los aborígenes y los homosexuales se muestran tal cual son en marchas y foros, por calles y plazas en todo el planeta, portando pancartas exigiendo sus derechos sin ninguna vergüenza ¿Por qué nosotras no hacemos lo mismo? Posibles respuestas:
a. No somos unidas, el estrato social y cultural nos divide.
b. Tememos las consecuencias: una paliza al llegar al hogar, suspensión del soporte económico, separación de sábanas, insultos del beodo.
c. La apatía hacia cualquier movimiento fuera del espacio habitual.
d. El síndrome de Estocolmo.
e. Conformidad con la esclavitud de la mujer como nudo que ata al núcleo familiar.
f. Ignorancia crasa.
Dejo de escribir puesto que soy consciente que la gran mayoría de mujeres no gusta de leer artículos reflexivos y largos, por ello las revistas de farándula los soslayan.
Desde mi cocina Por Silvia Betancourt Alliegro Hoy es sábado 27 de noviembre de 2010 y ayer, por todos los medios, nos han recordado que están en peligro de vejaciones y muerte infame, por el hecho de haber nacido mujeres, todas las madres, hijas, hermanas, tías y sobrinas del planeta Algunas de nosotras proclamamos que […]
Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
Hoy es sábado 27 de noviembre de 2010 y ayer, por todos los medios, nos han recordado que están en peligro de vejaciones y muerte infame, por el hecho de haber nacido mujeres, todas las madres, hijas, hermanas, tías y sobrinas del planeta
Algunas de nosotras proclamamos que no somos ‘feministas’ por que nos da temor ser marcadas con el rótulo de lesbianas, sin darnos cuenta que es un ardid más para detener nuestra marcha hacia la total consecución de nuestros Derechos como Humanas.
Mujer que lee esta nota ahora, piense – y ojalá lo proclame- cuántas veces su alma bella ha sido escarnecida por los hombres de su vida, y si no tiene retentiva para rememorar las perfidias, sería conveniente para su dignidad que a partir de hoy empiece un diario para detallar cuanta infamia le apliquen, sin olvidar escribir al comienzo la fecha y la hora, para que cada año haga un inventario antes de preparar la cena de año nuevo, así, mientras suda, se quema o corta, y antes de aplicar la sal, riegue con sus lágrimas los ingredientes para que cuando ellos estén engullendo en un santiamén lo que usted tardó días en planear, se traguen parte de su dolor inenarrable.
También podría digitar e imprimir sus Memorias de la Degradación y repartirlo como regalo de Navidad a sus familiares ¡Sería la forma perfecta de poner a circular el inicio de un Manifiesto Mundial Anual de las Mujeres Ultrajadas! Tal cual como editan el Almanaque Mundial.
Ahora analicemos: Si los aborígenes y los homosexuales se muestran tal cual son en marchas y foros, por calles y plazas en todo el planeta, portando pancartas exigiendo sus derechos sin ninguna vergüenza ¿Por qué nosotras no hacemos lo mismo? Posibles respuestas:
a. No somos unidas, el estrato social y cultural nos divide.
b. Tememos las consecuencias: una paliza al llegar al hogar, suspensión del soporte económico, separación de sábanas, insultos del beodo.
c. La apatía hacia cualquier movimiento fuera del espacio habitual.
d. El síndrome de Estocolmo.
e. Conformidad con la esclavitud de la mujer como nudo que ata al núcleo familiar.
f. Ignorancia crasa.
Dejo de escribir puesto que soy consciente que la gran mayoría de mujeres no gusta de leer artículos reflexivos y largos, por ello las revistas de farándula los soslayan.