Una persona resultó muerta en el siniestro y en diferentes clínicas de Valledupar se recuperan las 17 que quedaron heridas.
Abordaron en Santa Marta el bus de placa UWS-450 de Valledupar, con el número vial 8007 de la línea Tierra de Cantores, afiliado a la empresa Cootracegua, pero jamás maliciaron el angustioso e inolvidable suceso que marcaría sus vidas.
Pero más allá de las respuestas, están las preguntas. ¿Qué pasó?, el viaje llevaba un transcurso normal dijo el jefe de ruta; ¿Por qué el destino cambió la suerte?. ¿Culpa de quién? o ¿el clima influyó?. Todo es enigma.
-Es difícil conectarse con el momento del accidente-. Al llegar me resigné a observar con recelo los detalles que enmarcaban el trágico siniestro ocurrido el martes 30 de agosto a las 2:50 de la tarde.
El carro quedó con la dirección contraria hacía su sentido original; vidrios destrozados, y afueras de él: tres pares de sandalias, bolsos, cajas con artículos para el hogar y algunos con ropa.
Un hombre, de avanzada edad, emitía frente al sitio donde quedó volcado el autobús declaraciones dolorosas. “Yo escuché un solo frenón, debía de ser de ese, señalando el bus, enseguida sonó un golpe muy fuerte, luego todo quedó en silencio. Cuando salí a la carretera encontré esto”, expresaba de manera taxativa el hombre que portaba una gorra azul, la camisa color blanco y en su cintura sostenía un estuche en el que portaba una machetilla. Su aspecto era el de un campesino.
El bus de Tierra Cantores chocó con una buseta de placa UZA-569 de Valledupar, que aparece bajo la línea Transporte de mi Pueblo y que cubría la ruta Mariangola – Valledupar.
Las primeras declaraciones suponen que una rama había caído a la mitad de la carretera, la buseta intermunicipal estaba parqueada a un lado de la vía (en el mismo sentido) y el bus intentó frenar para no colisionar con la buseta y en su afán se fue al costado de la vía.
Finalmente, hubo volcamiento lateral fuera de la carretera en el kilómetro 105, en la vía Valledupar – Bosconia, quedando deteriorada la parte delantera del vehículo en su totalidad. Destartalado y en medio de dos árboles de ceiba; uno de ellos soportó el fuerte impacto y también aprisionó a un hombre.
Una hora más tarde, las autoridades hicieron la inspección del cadáver que ahí estaba. Testigos y viajeros se preguntaban: ¿Qué pasó?.
A las 4:33 de la tarde la Policía de Carreteras en coordinación con la Fiscalía sacó el cuerpo de la persona allí fallecida. Sumido entre las latas del bus y una rama de ceiba, que estaba cargada de espinas.
Alonso Galezzo Martínez, según la cédula nacido en Chimichagua, Cesar con 1.77 centímetros de estatura; portaba una camiseta roja con cuadros blancos y un pantalón jean azul.
Nadie conocía en ese instante al hombre de 33 años, un oficial dijo: “Si tienen conocidos en Chimichagua llamen y entreguen el reporte”.
Lejos de su lugar de nacimiento, en medio de una zona bosquejosa y represado por el peso de más de 4.5 toneladas, así quedó el cuerpo de Galezzo Martínez. Al cierre de esta edición, las autoridades no sabían si había salido a las 9:45 de la mañana de la central de transportes de Santa Marta rumbo a la Terminal de Transporte de la capital del Cesar, ‘Miguel Meza Valera’, hora en que fue oficialmente enviada la ruta.
Horas más tarde, en las afueras de la morgue del Instituto de Medicina Legal, sus familiares confirmaron que Galezzo Martínez había tomado la buseta en Bosconia, con destino a Valledupar para cumplir una cita odontológica que tenía prevista para hoy en la Fundación Sonreír.
Era natural y residente en Astrea, hijo de Elvira Luz y Alfonso Galezzo, era el único varón de cinco hermanos, se había graduado de ingeniero mecánico en la Universidad del Atlántico, estaba soltero y no dejó hijos. Su cadáver será trasladado hoy a su pueblo natal.
La investigación
El comandante de Policía de Carreteras en el Cesar, capitán Mauricio Becerra Rolón anunció que la primera hipótesis del hecho aluce a que el bus de interdepartamental no habría conservado la distancia de seguridad.
Por su parte, Jorge Andrés Córdoba, conductor de la buseta que viajaba del corregimiento de Mariangola a Valledupar, dijo “yo estaba parado a un costado de la vía, había una rama tirada en la mitad, entonces venía la ‘Paseo de Cantores’ a toda velocidad y del otro carril venía una mula, sentí que le pegó a la buseta por detrás, cuando yo volteé vi el otro carro allá atravesado y volteado; yo traía cuatro personas en la buseta, gracias a Dios no pasó nada.
“El conductor del otro carro a penas que pasó todo, paró un carro y se fue”.
Una persona resultó muerta en el siniestro y en diferentes clínicas de Valledupar se recuperan las 17 que quedaron heridas.
Abordaron en Santa Marta el bus de placa UWS-450 de Valledupar, con el número vial 8007 de la línea Tierra de Cantores, afiliado a la empresa Cootracegua, pero jamás maliciaron el angustioso e inolvidable suceso que marcaría sus vidas.
Pero más allá de las respuestas, están las preguntas. ¿Qué pasó?, el viaje llevaba un transcurso normal dijo el jefe de ruta; ¿Por qué el destino cambió la suerte?. ¿Culpa de quién? o ¿el clima influyó?. Todo es enigma.
-Es difícil conectarse con el momento del accidente-. Al llegar me resigné a observar con recelo los detalles que enmarcaban el trágico siniestro ocurrido el martes 30 de agosto a las 2:50 de la tarde.
El carro quedó con la dirección contraria hacía su sentido original; vidrios destrozados, y afueras de él: tres pares de sandalias, bolsos, cajas con artículos para el hogar y algunos con ropa.
Un hombre, de avanzada edad, emitía frente al sitio donde quedó volcado el autobús declaraciones dolorosas. “Yo escuché un solo frenón, debía de ser de ese, señalando el bus, enseguida sonó un golpe muy fuerte, luego todo quedó en silencio. Cuando salí a la carretera encontré esto”, expresaba de manera taxativa el hombre que portaba una gorra azul, la camisa color blanco y en su cintura sostenía un estuche en el que portaba una machetilla. Su aspecto era el de un campesino.
El bus de Tierra Cantores chocó con una buseta de placa UZA-569 de Valledupar, que aparece bajo la línea Transporte de mi Pueblo y que cubría la ruta Mariangola – Valledupar.
Las primeras declaraciones suponen que una rama había caído a la mitad de la carretera, la buseta intermunicipal estaba parqueada a un lado de la vía (en el mismo sentido) y el bus intentó frenar para no colisionar con la buseta y en su afán se fue al costado de la vía.
Finalmente, hubo volcamiento lateral fuera de la carretera en el kilómetro 105, en la vía Valledupar – Bosconia, quedando deteriorada la parte delantera del vehículo en su totalidad. Destartalado y en medio de dos árboles de ceiba; uno de ellos soportó el fuerte impacto y también aprisionó a un hombre.
Una hora más tarde, las autoridades hicieron la inspección del cadáver que ahí estaba. Testigos y viajeros se preguntaban: ¿Qué pasó?.
A las 4:33 de la tarde la Policía de Carreteras en coordinación con la Fiscalía sacó el cuerpo de la persona allí fallecida. Sumido entre las latas del bus y una rama de ceiba, que estaba cargada de espinas.
Alonso Galezzo Martínez, según la cédula nacido en Chimichagua, Cesar con 1.77 centímetros de estatura; portaba una camiseta roja con cuadros blancos y un pantalón jean azul.
Nadie conocía en ese instante al hombre de 33 años, un oficial dijo: “Si tienen conocidos en Chimichagua llamen y entreguen el reporte”.
Lejos de su lugar de nacimiento, en medio de una zona bosquejosa y represado por el peso de más de 4.5 toneladas, así quedó el cuerpo de Galezzo Martínez. Al cierre de esta edición, las autoridades no sabían si había salido a las 9:45 de la mañana de la central de transportes de Santa Marta rumbo a la Terminal de Transporte de la capital del Cesar, ‘Miguel Meza Valera’, hora en que fue oficialmente enviada la ruta.
Horas más tarde, en las afueras de la morgue del Instituto de Medicina Legal, sus familiares confirmaron que Galezzo Martínez había tomado la buseta en Bosconia, con destino a Valledupar para cumplir una cita odontológica que tenía prevista para hoy en la Fundación Sonreír.
Era natural y residente en Astrea, hijo de Elvira Luz y Alfonso Galezzo, era el único varón de cinco hermanos, se había graduado de ingeniero mecánico en la Universidad del Atlántico, estaba soltero y no dejó hijos. Su cadáver será trasladado hoy a su pueblo natal.
La investigación
El comandante de Policía de Carreteras en el Cesar, capitán Mauricio Becerra Rolón anunció que la primera hipótesis del hecho aluce a que el bus de interdepartamental no habría conservado la distancia de seguridad.
Por su parte, Jorge Andrés Córdoba, conductor de la buseta que viajaba del corregimiento de Mariangola a Valledupar, dijo “yo estaba parado a un costado de la vía, había una rama tirada en la mitad, entonces venía la ‘Paseo de Cantores’ a toda velocidad y del otro carril venía una mula, sentí que le pegó a la buseta por detrás, cuando yo volteé vi el otro carro allá atravesado y volteado; yo traía cuatro personas en la buseta, gracias a Dios no pasó nada.
“El conductor del otro carro a penas que pasó todo, paró un carro y se fue”.