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Columnista - 21 agosto, 2020

Una historia para recordar (II)

Con este escrito seguimos la línea de esta historia que data desde hace 66 años la cual nos sirve para una buena reflexión. “Pretender darle jerarquía a La Guajira anexándole la vieja provincia de Padilla y parte de Valledupar, constituye una medida sin razones que obedece a un craso desconocimiento de la geografía de las […]

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Con este escrito seguimos la línea de esta historia que data desde hace 66 años la cual nos sirve para una buena reflexión.

“Pretender darle jerarquía a La Guajira anexándole la vieja provincia de Padilla y parte de Valledupar, constituye una medida sin razones que obedece a un craso desconocimiento de la geografía de las costumbres y de la economía de este pedazo de patria de parte de quienes se encargaron de rendir el informe que necesitó el gobierno para crear la intendencia de la Guajira.

El engrandecimiento de la vieja Comisaria debe extraerse de sus propios medios y de la ayuda oficial, pero no a expensas del sacrificio ajeno.  No dudamos de la buena intención que haya tenido el Presidente de todos los Colombianos al expedir el decreto que crea la nueva Intendencia. Creemos que el gobierno de las fuerzas armadas de la República, defensor siempre del pueblo colombiano, una vez que conozca los argumentos que nosotros exponemos, resolverá nuestros problemas, que consiste en una simple ecuación cuya incógnita una vez resuelta despejará el oscuro horizonte que nos causó la más dura sorpresa.

Villanueva posee un núcleo de familias distinguidas y se enorgullece de tener el más numeroso grupo de profesionales y estudiantes del departamento del Magdalena. Por el lado racial un indígena guajiro en nuestras calles es un elemento exótico. Nuestra geografía es exuberante y frondosa tan distante de los desiertos y eriales de la recién enterrada comisaria.  

No derivamos nuestra economía del pastoreo primitivo, ni del contrabando, sino de cultivo científico de la tierra y de la cría de ganado con base en los últimos adelantos de la técnica moderna, lo que demostramos con las cosechas anuales de algodón, café y exportaciones de ganado. Nuestra industria agropecuaria nos produce varios millones de pesos.

Es pues una medida nociva para nuestros intereses económicos derivar la subsistencia de Riohacha a costa de nuestra riqueza. Riohacha fue en una época ya remota una ciudad de empuje comercial, pero su única industria siempre ha sido el contrabando. Los riohacheros nunca han cultivado la tierra ni han criado ganado. Ese pueblo ya perdió su importancia comercial, pero seguramente puede ser redimido. Ojalá que así sea.

En todo caso es un exabrupto subordinarnos a Riohacha: los términos en rigor están invertidos; es La Guajira y su capital la que debió ser anexada a la provincia de Padilla y Valledupar, para formar con el municipio de Chiriguana el departamento de Padilla, cuya capital fuese la ciudad de mayor categoría. De no ser Villanueva lo sería Valledupar. Un decreto con tal fin   sería para nosotros motivo de satisfacción y orgullo. Merecería el aplauso de todos los hijos de esas tierras que son también un pedazo de la patria. Pero es muy cierto, que lo que podría y debería, ser nuestra región no es por lo pronto más que un buen deseo guiado por aspiraciones que nos surgen del fondo mismo del alma.

En fín, esperamos un análisis sereno de la situación en que se nos coloca, para que se nos devuelva nuestra condición de miembros del Departamento del Magdalena y se cumpla una vez más la divina máxima: hay que dar a Dios lo que es de Dios y al cesar lo que es del cesar”.

                                                                                                  

Columnista
21 agosto, 2020

Una historia para recordar (II)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Con este escrito seguimos la línea de esta historia que data desde hace 66 años la cual nos sirve para una buena reflexión. “Pretender darle jerarquía a La Guajira anexándole la vieja provincia de Padilla y parte de Valledupar, constituye una medida sin razones que obedece a un craso desconocimiento de la geografía de las […]


Con este escrito seguimos la línea de esta historia que data desde hace 66 años la cual nos sirve para una buena reflexión.

“Pretender darle jerarquía a La Guajira anexándole la vieja provincia de Padilla y parte de Valledupar, constituye una medida sin razones que obedece a un craso desconocimiento de la geografía de las costumbres y de la economía de este pedazo de patria de parte de quienes se encargaron de rendir el informe que necesitó el gobierno para crear la intendencia de la Guajira.

El engrandecimiento de la vieja Comisaria debe extraerse de sus propios medios y de la ayuda oficial, pero no a expensas del sacrificio ajeno.  No dudamos de la buena intención que haya tenido el Presidente de todos los Colombianos al expedir el decreto que crea la nueva Intendencia. Creemos que el gobierno de las fuerzas armadas de la República, defensor siempre del pueblo colombiano, una vez que conozca los argumentos que nosotros exponemos, resolverá nuestros problemas, que consiste en una simple ecuación cuya incógnita una vez resuelta despejará el oscuro horizonte que nos causó la más dura sorpresa.

Villanueva posee un núcleo de familias distinguidas y se enorgullece de tener el más numeroso grupo de profesionales y estudiantes del departamento del Magdalena. Por el lado racial un indígena guajiro en nuestras calles es un elemento exótico. Nuestra geografía es exuberante y frondosa tan distante de los desiertos y eriales de la recién enterrada comisaria.  

No derivamos nuestra economía del pastoreo primitivo, ni del contrabando, sino de cultivo científico de la tierra y de la cría de ganado con base en los últimos adelantos de la técnica moderna, lo que demostramos con las cosechas anuales de algodón, café y exportaciones de ganado. Nuestra industria agropecuaria nos produce varios millones de pesos.

Es pues una medida nociva para nuestros intereses económicos derivar la subsistencia de Riohacha a costa de nuestra riqueza. Riohacha fue en una época ya remota una ciudad de empuje comercial, pero su única industria siempre ha sido el contrabando. Los riohacheros nunca han cultivado la tierra ni han criado ganado. Ese pueblo ya perdió su importancia comercial, pero seguramente puede ser redimido. Ojalá que así sea.

En todo caso es un exabrupto subordinarnos a Riohacha: los términos en rigor están invertidos; es La Guajira y su capital la que debió ser anexada a la provincia de Padilla y Valledupar, para formar con el municipio de Chiriguana el departamento de Padilla, cuya capital fuese la ciudad de mayor categoría. De no ser Villanueva lo sería Valledupar. Un decreto con tal fin   sería para nosotros motivo de satisfacción y orgullo. Merecería el aplauso de todos los hijos de esas tierras que son también un pedazo de la patria. Pero es muy cierto, que lo que podría y debería, ser nuestra región no es por lo pronto más que un buen deseo guiado por aspiraciones que nos surgen del fondo mismo del alma.

En fín, esperamos un análisis sereno de la situación en que se nos coloca, para que se nos devuelva nuestra condición de miembros del Departamento del Magdalena y se cumpla una vez más la divina máxima: hay que dar a Dios lo que es de Dios y al cesar lo que es del cesar”.