Estamos entrando en una tensión dramática entre el SIVA y su operador de los buses Movivalle. Hay elementos para establecer una ruta de diálogo franco y un desprendimiento de posiciones emocionales o de ultimátum en la mesa de conversaciones. Los abogados suelen adoptar posiciones rígidas en muchas ocasiones y convierten sus razones en punto de honor o de ego frente a sus colegas, y entonces alguna parte se queda con la razón legal más la terca satisfacción del ‘no me voy a dejar chantajear’.
Estamos entrando en una tensión dramática entre el SIVA y su operador de los buses Movivalle. Hay elementos para establecer una ruta de diálogo franco y un desprendimiento de posiciones emocionales o de ultimátum en la mesa de conversaciones. Los abogados suelen adoptar posiciones rígidas en muchas ocasiones y convierten sus razones en punto de honor o de ego frente a sus colegas, y entonces alguna parte se queda con la razón legal más la terca satisfacción del ‘no me voy a dejar chantajear’.
Aquí hay que dejarlo claro: el que perdería sería el pueblo vallenato y los que ya le han cogido el gusto y la comodidad de transportarse en los buses del sistema, especialmente personas de mediana edad en su mayoría mujeres. Se requiere cabeza fría y buenos análisis de las alternativas planteadas. Llegará el momento en que tendrían que intervenir el alcalde y la gobernadora, que son los responsables del Fondo de Estabilización creado para subsidiar la tarifa cobrada al usuario.
Los 130 buses que compró el SIVA los opera la empresa Movivalle. No obstante, desde hace varios meses el servicio ha tenido una desmejora constante. “Con este o con otro operador vamos a prestar el servicio. Esta es una oportunidad para la ciudad de Valledupar, para que, en caso de estar con el operador equivocado, busquemos en sana competencia otro operador que le preste un servicio de forma satisfactoria a los vallenatos. Como Estado hemos puesto todo, pero el operador no está cumpliendo las expectativas”, dijo ayer a los medios de comunicación Katrizza Morelli. ¿Por qué el SIVA no gira los $6.500 millones al operador? Según Morelli, deben realizar una conciliación de las cuentas de cobro. “Todas las semanas tenemos que hacer las conciliaciones para poder pagar. Yo no voy a pagar por presiones, sino cuando esté segura que el servicio se prestó cabalmente. Y solo hemos conciliado la primera semana de enero porque no se ha podido llegar a un acuerdo”, agregó la gerente.
En nuestra edición de hoy registramos que: “En el contrato se estableció que el SIVA pagaría una tarifa al operador por cada kilómetro recorrido, la cual corresponde a $654 pesos. Y una tarifa día por bus que preste el servicio de $306.108”.
Alberto Rodríguez, representante legal de Movivalle, dio su versión. Tuvieron que despedir 30 trabajadores. “Nos deben 6.500 millones de pesos que equivalen a 16 semanas de servicio. Están radicados los documentos en los correos del SIVA. El operador ha contado con un músculo financiero robusto y por eso no se ha parado la operación. Es mentira que somos un operador ineficaz. Estamos dando la pelea aún con los dineros que nos deben”, sostuvo el representante legal.
Desde su inicio, el sistema ha estado en déficit, por eso, la Gobernación y la Alcaldía de Valledupar debían aportar millonarios recursos para el fondo de estabilización. Dicho fondo permite cobrar un pasaje de $2.400 y no de $5.000.
El problema se agrava por la falta de usuarios. De los 60.000 usuarios diarios que debe mover el SIVA para ser rentable, solo están transportando alrededor de 15.000. Por eso, en estos 3 meses, el sistema de transporte ya consumió casi el 50 % del fondo de estabilización de todo el año.
“Hay proveedores que no nos quieren atender (…) Si nos pagan podemos sacar toda la flota. Si no tienen para pagarnos los 12 buses privados más los 130 que aporta el SIVA, cómo pretenden que saquemos a circulación los otros buses privados”, sostiene Rodríguez. Quedamos atentos.
Estamos entrando en una tensión dramática entre el SIVA y su operador de los buses Movivalle. Hay elementos para establecer una ruta de diálogo franco y un desprendimiento de posiciones emocionales o de ultimátum en la mesa de conversaciones. Los abogados suelen adoptar posiciones rígidas en muchas ocasiones y convierten sus razones en punto de honor o de ego frente a sus colegas, y entonces alguna parte se queda con la razón legal más la terca satisfacción del ‘no me voy a dejar chantajear’.
Estamos entrando en una tensión dramática entre el SIVA y su operador de los buses Movivalle. Hay elementos para establecer una ruta de diálogo franco y un desprendimiento de posiciones emocionales o de ultimátum en la mesa de conversaciones. Los abogados suelen adoptar posiciones rígidas en muchas ocasiones y convierten sus razones en punto de honor o de ego frente a sus colegas, y entonces alguna parte se queda con la razón legal más la terca satisfacción del ‘no me voy a dejar chantajear’.
Aquí hay que dejarlo claro: el que perdería sería el pueblo vallenato y los que ya le han cogido el gusto y la comodidad de transportarse en los buses del sistema, especialmente personas de mediana edad en su mayoría mujeres. Se requiere cabeza fría y buenos análisis de las alternativas planteadas. Llegará el momento en que tendrían que intervenir el alcalde y la gobernadora, que son los responsables del Fondo de Estabilización creado para subsidiar la tarifa cobrada al usuario.
Los 130 buses que compró el SIVA los opera la empresa Movivalle. No obstante, desde hace varios meses el servicio ha tenido una desmejora constante. “Con este o con otro operador vamos a prestar el servicio. Esta es una oportunidad para la ciudad de Valledupar, para que, en caso de estar con el operador equivocado, busquemos en sana competencia otro operador que le preste un servicio de forma satisfactoria a los vallenatos. Como Estado hemos puesto todo, pero el operador no está cumpliendo las expectativas”, dijo ayer a los medios de comunicación Katrizza Morelli. ¿Por qué el SIVA no gira los $6.500 millones al operador? Según Morelli, deben realizar una conciliación de las cuentas de cobro. “Todas las semanas tenemos que hacer las conciliaciones para poder pagar. Yo no voy a pagar por presiones, sino cuando esté segura que el servicio se prestó cabalmente. Y solo hemos conciliado la primera semana de enero porque no se ha podido llegar a un acuerdo”, agregó la gerente.
En nuestra edición de hoy registramos que: “En el contrato se estableció que el SIVA pagaría una tarifa al operador por cada kilómetro recorrido, la cual corresponde a $654 pesos. Y una tarifa día por bus que preste el servicio de $306.108”.
Alberto Rodríguez, representante legal de Movivalle, dio su versión. Tuvieron que despedir 30 trabajadores. “Nos deben 6.500 millones de pesos que equivalen a 16 semanas de servicio. Están radicados los documentos en los correos del SIVA. El operador ha contado con un músculo financiero robusto y por eso no se ha parado la operación. Es mentira que somos un operador ineficaz. Estamos dando la pelea aún con los dineros que nos deben”, sostuvo el representante legal.
Desde su inicio, el sistema ha estado en déficit, por eso, la Gobernación y la Alcaldía de Valledupar debían aportar millonarios recursos para el fondo de estabilización. Dicho fondo permite cobrar un pasaje de $2.400 y no de $5.000.
El problema se agrava por la falta de usuarios. De los 60.000 usuarios diarios que debe mover el SIVA para ser rentable, solo están transportando alrededor de 15.000. Por eso, en estos 3 meses, el sistema de transporte ya consumió casi el 50 % del fondo de estabilización de todo el año.
“Hay proveedores que no nos quieren atender (…) Si nos pagan podemos sacar toda la flota. Si no tienen para pagarnos los 12 buses privados más los 130 que aporta el SIVA, cómo pretenden que saquemos a circulación los otros buses privados”, sostiene Rodríguez. Quedamos atentos.