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Editorial - 20 enero, 2022

Una apuesta socialdemócrata para Latinoamérica

Después de la experiencia nefasta del gobierno venezolano, vivido en nuestras calles, sobre todo en los fronterizos departamentos de La Guajira y Cesar, se ha generado un debate en la izquierda, la cual no desea tener como referencia a los regímenes que han acentuado la pobreza. 

Después de la experiencia nefasta del gobierno venezolano, vivido en nuestras calles, sobre todo en los fronterizos departamentos de La Guajira y Cesar, se ha generado un debate en la izquierda, la cual no desea tener como referencia a los regímenes que han acentuado la pobreza. 

Cuando muchos creían que el nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, por su juventud y participación  en las protestas,  venía con una carga de extremo radicalismo, todos quedaron sorprendidos.  La semana pasada se reunió con los empresarios. 

Para intentar calmar las altas expectativas afirmó: “Es importante que todos ponderemos las expectativas”. Sobre lo que entiende por radicalidad, dijo que “ningún cambio estructural se logra de la noche a la mañana. La radicalidad no está en quien grita más fuerte, ni en quién más adjetivos pone a sus oraciones, o cuántas esdrújulas pone en sus discursos. La radicalidad está en la capacidad de convocatoria, en hacer sentido a grandes mayorías sostenibles en el tiempo, y que haga de las reformas grandes consensos en la sociedad que nos permitan una vida más justa”. 

El presidente  en su campaña estuvo acompañado de fuerzas como los comunistas, que exigen pisar el acelerador.

Registra la prensa: “Boric habló de inversión, de empleo y de un Gobierno ecologista. Y especificó en el espíritu de su reforma tributaria, con una carga en torno a cinco puntos del PIB en cuatro años”. 

Y dice Boric: “Esta reforma tributaria no debe ser vista como la reforma tributaria de mi Gobierno ni como un enfrentamiento entre clases sociales, entre buenos y malos. Debe verse como un nuevo pacto fiscal, que sea producto de un diálogo social amplio, no dilatorio, y cuyos cambios sean duraderos”.

Prometió avanzar en un marco “más parecido al que tienen la mayoría de los países de la OCDE, tanto en términos de recaudación como en progresividad”.

Ese contexto internacional es bueno considerarlo, cuando se agita la política. Se moverá Chile a construir sobre lo construido, a hacer crecer la economía pero con programas sociales que superen la desigualdad en el país quizá de mayor riqueza per cápita en América Latina.  

ADULADORES

Desde que empezó la dictadura de las redes sociales, gobiernos y empresas privadas se han preocupado por manejar la opinión pública (o la burbuja) conectada en estas masivas plataformas. 

Para esto han acudido a herramientas éticas, como buenos contenidos y material atractivo, pero también a las no tan éticas, como los ‘bots’, esos perfiles falsos creados en redes sociales para apoyar o atacar a ciertos políticos o rivales, demasiado comunes en épocas de campaña electoral. 

Es el probable caso de la Gobernación del Cesar, que tiene a varios bots convertidos en aduladores de sus obras, tratando de mejorar sus interacciones y a la vez crear la sensación de que hay apoyo masivo a sus proyectos. 

Pero los bots, los muchos retuits y comentarios positivos, estratégicamente deliberados y contra la opinión espontánea de la gente, no pueden ir contra la realidad.

Editorial
20 enero, 2022

Una apuesta socialdemócrata para Latinoamérica

Después de la experiencia nefasta del gobierno venezolano, vivido en nuestras calles, sobre todo en los fronterizos departamentos de La Guajira y Cesar, se ha generado un debate en la izquierda, la cual no desea tener como referencia a los regímenes que han acentuado la pobreza. 


Después de la experiencia nefasta del gobierno venezolano, vivido en nuestras calles, sobre todo en los fronterizos departamentos de La Guajira y Cesar, se ha generado un debate en la izquierda, la cual no desea tener como referencia a los regímenes que han acentuado la pobreza. 

Cuando muchos creían que el nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, por su juventud y participación  en las protestas,  venía con una carga de extremo radicalismo, todos quedaron sorprendidos.  La semana pasada se reunió con los empresarios. 

Para intentar calmar las altas expectativas afirmó: “Es importante que todos ponderemos las expectativas”. Sobre lo que entiende por radicalidad, dijo que “ningún cambio estructural se logra de la noche a la mañana. La radicalidad no está en quien grita más fuerte, ni en quién más adjetivos pone a sus oraciones, o cuántas esdrújulas pone en sus discursos. La radicalidad está en la capacidad de convocatoria, en hacer sentido a grandes mayorías sostenibles en el tiempo, y que haga de las reformas grandes consensos en la sociedad que nos permitan una vida más justa”. 

El presidente  en su campaña estuvo acompañado de fuerzas como los comunistas, que exigen pisar el acelerador.

Registra la prensa: “Boric habló de inversión, de empleo y de un Gobierno ecologista. Y especificó en el espíritu de su reforma tributaria, con una carga en torno a cinco puntos del PIB en cuatro años”. 

Y dice Boric: “Esta reforma tributaria no debe ser vista como la reforma tributaria de mi Gobierno ni como un enfrentamiento entre clases sociales, entre buenos y malos. Debe verse como un nuevo pacto fiscal, que sea producto de un diálogo social amplio, no dilatorio, y cuyos cambios sean duraderos”.

Prometió avanzar en un marco “más parecido al que tienen la mayoría de los países de la OCDE, tanto en términos de recaudación como en progresividad”.

Ese contexto internacional es bueno considerarlo, cuando se agita la política. Se moverá Chile a construir sobre lo construido, a hacer crecer la economía pero con programas sociales que superen la desigualdad en el país quizá de mayor riqueza per cápita en América Latina.  

ADULADORES

Desde que empezó la dictadura de las redes sociales, gobiernos y empresas privadas se han preocupado por manejar la opinión pública (o la burbuja) conectada en estas masivas plataformas. 

Para esto han acudido a herramientas éticas, como buenos contenidos y material atractivo, pero también a las no tan éticas, como los ‘bots’, esos perfiles falsos creados en redes sociales para apoyar o atacar a ciertos políticos o rivales, demasiado comunes en épocas de campaña electoral. 

Es el probable caso de la Gobernación del Cesar, que tiene a varios bots convertidos en aduladores de sus obras, tratando de mejorar sus interacciones y a la vez crear la sensación de que hay apoyo masivo a sus proyectos. 

Pero los bots, los muchos retuits y comentarios positivos, estratégicamente deliberados y contra la opinión espontánea de la gente, no pueden ir contra la realidad.