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Editorial - 17 agosto, 2011

Una agenda colectiva para Valledupar (II)

Comentábamos ayer que, en vísperas de la jornada electoral que se realizará el próximo 30 de octubre, se hace perentoria la construcción de una agenda colectiva, de carácter integral y de mediano plazo, sobre los principales problemas que afronta Valledupar. Y también señalábamos la dificultad de proyectar esa agenda, ante los múltiples problemas que tiene […]

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Comentábamos ayer que, en vísperas de la jornada electoral que se realizará el próximo 30 de octubre, se hace perentoria la construcción de una agenda colectiva, de carácter integral y de mediano plazo, sobre los principales problemas que afronta Valledupar.

Y también señalábamos la dificultad de proyectar esa agenda, ante los múltiples problemas que tiene la ciudad, pero que deben ser jerarquizados de una u otra manera. En la práctica, a los gobernantes como agentes del Estado les toca trabajar en varios frentes a la vez, en cumplimiento de lo que les ordena la Constitución y la Ley.

Hecha la anterior aclaración, nos atrevemos a sugerir una agenda, a mano alzada, sobre los que consideramos son los principales problemas de una ciudad como Valledupar. En primer término, es fundamental evaluar de manera integral la situación financiera del municipio y esto incluye una revisión de las tristemente célebres concesiones que, según múltiples fuentes e indicadores, están desangrando las finanzas de la ciudad.

Adicionalmente, se requiere una reforma tributaria local que se haga con el fin de buscar más ingresos para los múltiples compromisos financieros que la ciudad tendrá que asumir, teniendo en cuenta la capacidad económica real de los contribuyentes. No se trata de una reforma fiscalista, pero es necesario modernizar la estructura tributaria de la ciudad.

Sin embargo, para lograr lo anterior se requiere un compromiso serio de la nueva administración de combatir la corrupción que ha permeado la Secretaría de Hacienda y que mina la confianza de los contribuyentes en la administración.

En segundo lugar, está el tema de la seguridad, quizás el principal reto que afrontan la gran mayoría de las ciudades colombianas. Hablamos de la seguridad ciudadana, la protección de ese ciudadano que hoy en día es víctima del robo y el atraco callejero, del robo a su residencia y que se abstiene ya de sentarse en la puerta de su casa a coger fresco por el temor a que lo atraquen o hasta lo maten por quitarle hasta un celular.

Otro tema es el relacionado con el problema del empleo y la generación de ingresos, para miles de familias desplazadas y cuyas cabezas de hogar hoy no tienen ningún empleo o ingreso fijo. Se requieren políticas públicas de estímulo a la inversión privada en la ciudad, atraer nuevos capitales que aprovechen nuestra condición de polo de desarrollo minero y nuestra cercanía a Venezuela, entre otros factores.

Capítulo aparte merece el problema del mototaxismo y – en general- la movilidad, que constituye – sin lugar a dudas- uno de los principales retos de la ciudad. Se requiere con urgencia un sistema de transporte público colectivo, amable, eficiente y seguro, que sustituya al peligroso sistema que hoy tienen que utilizar hasta los niños, las mujeres embarazadas y hasta las personas de la tercera edad.

Y en materia de servicios públicos, está el tema del agua, las basuras y la energía eléctrica, en los cuales son muchos los retos que tiene Valledupar. El futuro de Emdupar, que se ha convertido en la caja menor de los mandatarios de turno, es vital para las finanzas de la ciudad y para el bienestar de sus habitantes. Se requiere una empresa manejada con carácter técnico y con visión de gerencia moderna, alejada del clientelismo y blindada frente a la nefasta corrupción.

Otro tema trascendental, está relacionado con la vivienda. Se estima que Valledupar tiene un déficit de vivienda estimado en más de veinte mil unidades. Hemos dicho en estas mismas páginas que la ciudad debe aprovechar los estímulos que el gobierno ha establecido para el sector de la construcción de vivienda que -además de resolver este problema social- genera empleo masivo y de poca capacitación. Adicionalmente está el tema del Plan de Ordenamiento Territorial que debe ser objeto de una revisión integral en la próxima administración.
En esa agenda, adicionalmente, están los temas de educación, principalmente los retos en materia de calidad; el tema de la salud, principalmente la vigilancia a las IPS y otros temas relacionados con el medio ambiente, el fomento del deporte, la recreación y el turismo, entre otros.  En fin, es una agenda amplia, en cuya  construcción deben participar los gremios, las comunidades, la academia, entre otros sectores sociales comprometidos con la proyección de una mejor Valledupar, competitiva, incluyente y amable.

Editorial
17 agosto, 2011

Una agenda colectiva para Valledupar (II)

Comentábamos ayer que, en vísperas de la jornada electoral que se realizará el próximo 30 de octubre, se hace perentoria la construcción de una agenda colectiva, de carácter integral y de mediano plazo, sobre los principales problemas que afronta Valledupar. Y también señalábamos la dificultad de proyectar esa agenda, ante los múltiples problemas que tiene […]


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Comentábamos ayer que, en vísperas de la jornada electoral que se realizará el próximo 30 de octubre, se hace perentoria la construcción de una agenda colectiva, de carácter integral y de mediano plazo, sobre los principales problemas que afronta Valledupar.

Y también señalábamos la dificultad de proyectar esa agenda, ante los múltiples problemas que tiene la ciudad, pero que deben ser jerarquizados de una u otra manera. En la práctica, a los gobernantes como agentes del Estado les toca trabajar en varios frentes a la vez, en cumplimiento de lo que les ordena la Constitución y la Ley.

Hecha la anterior aclaración, nos atrevemos a sugerir una agenda, a mano alzada, sobre los que consideramos son los principales problemas de una ciudad como Valledupar. En primer término, es fundamental evaluar de manera integral la situación financiera del municipio y esto incluye una revisión de las tristemente célebres concesiones que, según múltiples fuentes e indicadores, están desangrando las finanzas de la ciudad.

Adicionalmente, se requiere una reforma tributaria local que se haga con el fin de buscar más ingresos para los múltiples compromisos financieros que la ciudad tendrá que asumir, teniendo en cuenta la capacidad económica real de los contribuyentes. No se trata de una reforma fiscalista, pero es necesario modernizar la estructura tributaria de la ciudad.

Sin embargo, para lograr lo anterior se requiere un compromiso serio de la nueva administración de combatir la corrupción que ha permeado la Secretaría de Hacienda y que mina la confianza de los contribuyentes en la administración.

En segundo lugar, está el tema de la seguridad, quizás el principal reto que afrontan la gran mayoría de las ciudades colombianas. Hablamos de la seguridad ciudadana, la protección de ese ciudadano que hoy en día es víctima del robo y el atraco callejero, del robo a su residencia y que se abstiene ya de sentarse en la puerta de su casa a coger fresco por el temor a que lo atraquen o hasta lo maten por quitarle hasta un celular.

Otro tema es el relacionado con el problema del empleo y la generación de ingresos, para miles de familias desplazadas y cuyas cabezas de hogar hoy no tienen ningún empleo o ingreso fijo. Se requieren políticas públicas de estímulo a la inversión privada en la ciudad, atraer nuevos capitales que aprovechen nuestra condición de polo de desarrollo minero y nuestra cercanía a Venezuela, entre otros factores.

Capítulo aparte merece el problema del mototaxismo y – en general- la movilidad, que constituye – sin lugar a dudas- uno de los principales retos de la ciudad. Se requiere con urgencia un sistema de transporte público colectivo, amable, eficiente y seguro, que sustituya al peligroso sistema que hoy tienen que utilizar hasta los niños, las mujeres embarazadas y hasta las personas de la tercera edad.

Y en materia de servicios públicos, está el tema del agua, las basuras y la energía eléctrica, en los cuales son muchos los retos que tiene Valledupar. El futuro de Emdupar, que se ha convertido en la caja menor de los mandatarios de turno, es vital para las finanzas de la ciudad y para el bienestar de sus habitantes. Se requiere una empresa manejada con carácter técnico y con visión de gerencia moderna, alejada del clientelismo y blindada frente a la nefasta corrupción.

Otro tema trascendental, está relacionado con la vivienda. Se estima que Valledupar tiene un déficit de vivienda estimado en más de veinte mil unidades. Hemos dicho en estas mismas páginas que la ciudad debe aprovechar los estímulos que el gobierno ha establecido para el sector de la construcción de vivienda que -además de resolver este problema social- genera empleo masivo y de poca capacitación. Adicionalmente está el tema del Plan de Ordenamiento Territorial que debe ser objeto de una revisión integral en la próxima administración.
En esa agenda, adicionalmente, están los temas de educación, principalmente los retos en materia de calidad; el tema de la salud, principalmente la vigilancia a las IPS y otros temas relacionados con el medio ambiente, el fomento del deporte, la recreación y el turismo, entre otros.  En fin, es una agenda amplia, en cuya  construcción deben participar los gremios, las comunidades, la academia, entre otros sectores sociales comprometidos con la proyección de una mejor Valledupar, competitiva, incluyente y amable.