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Columnista - 11 marzo, 2022

Un tutifruti

Entonces a votar el domingo en donde vamos a decidir qué es lo que queremos, si jalar para el comunismo y volvernos otra Venezuela o continuar con nuestra democracia, que aún con sus defectos es 100 veces mejor que el Socialismo del Siglo XX (Comunismo) que arrasó y acabó con nuestros hermanos bolivarianos.

Bueno, esto hoy es un tutifruti, comencemos con la primera fruta, la que más me gusta, el mango: el domingo Colombia decide en elecciones democráticas su futuro, por un lado el comunismo con ganas de extender sus redes en otros países suramericanos, tal como lo ha hecho desde hace más de 60 años en Cuba, 25 en Venezuela, no sé cuántos, pero bastante en Nicaragua y estrenándose en Chile y por el otro lado la democracia con su gama de partidos, de la cual Colombia es ejemplo en el mundo, con unos excelentes candidatos que saben que lo primero que tienen que hacer, de salir elegidos, es atesar la mano para darnos seguridad, atacar ferozmente la robadera de los funcionarios públicos en todas sus ramas, legislativa, ejecutiva y judicial y crear fuentes de trabajo, empleo que es lo que se necesita para que la gente tenga con qué vivir dignamente, ya sea creando fábricas asociados con otros países, como una de abono e insumos agrícolas que se necesita a gritos e incrementando la industria y especialmente de la construcción existente.

Para conseguir el orden y la seguridad, hay que poner a trabajar al ejército y a la marina, que aquí no sirve para nada sino para gastar mucha plata, de la mano  de la Policía Nacional a quien hay que quitarle muchos trabajos extras que le quitan tiempo y les desvía su función primordial de proteger la vida, la honra y los bienes de los colombianos: fuera de policía de tránsito, de turismo y tantos guardaespaldas para particulares.

Entonces a votar el domingo en donde vamos a decidir qué es lo que queremos, si jalar para el comunismo y volvernos otra Venezuela o continuar con nuestra democracia, que aún con sus defectos es 100 veces mejor que el Socialismo del Siglo XX (Comunismo) que arrasó y acabó con nuestros hermanos bolivarianos.

Otra cosa, me preguntan muchos amigos que cómo me fue en el cumpleaños de ‘Toño’ Maya. ¿Y cómo me va a ir? Bien. Como anfitrión ‘Toño’ es insuperable en atenciones y nos humilló con un terraplén de exquisitas comidas: bolitas de finos lomos de cerdo y vacuno con tajaditas pintonas fritas, rosqueticos hechos por ‘Soco’ y brindados por ‘El Negrito’ Rois y una excelente y abundante paella con plátano amarillo asado y queso bichecito de donde ‘Napo’ y finalmente una gama variada de postres que le regalaron sus hijos, todo pasado con ricas bebidas y fino whisky que ninguno miró, pues por nuestros achaques ya somos abstemios. 

No aceptó regalos, locura Maya y por eso ese día estrené pijama; nos prodigó mucho cariño y atenciones de la mano de María Elena su bella y joven esposa y Josefa su linda y elegante hermana. Gracias ‘Toño’, ojalá te inventes 2 ó 3 cumpleaños al año, pero ten cuidado con ‘Leo’, tu hermanito mayor y ‘Chelo’ tú médico de cabecera que están hechos unas bolitas de manteca.

Otra cosita, estuve en el centro de salud del barrio San Joaquín y misteriosamente un celador con cara de palo que se cree un general, no me dejó entrar a pesar de mi insistencia, pues me informaron que allí funcionaba irregularmente una central telefónica, cuando ese local fue cedido por don Joaquín Martínez para el funcionamiento exclusivo de un centro de salud. ¿Estarán informados de esto el director del hospital y el señor alcalde?.

Señor alcalde o su secretario de obras públicas, desde hace más de 20 años la calle 19D entre carreras 14 y 15, barrio La Granja está sin pavimento afeando y enmugrando y tiene desesperado a sus vecinos con tanto sucio y polvo y me cuenta el señor Omar Cabrera, vecino y comerciante, que no habido un alcalde que le meta el diente, que antes de elecciones todos van y la pavimentan, pero con la boca y después no vuelven aparecer. Le prometí que tú lo harías, no me vayas hacer quedar mal, porque te pongo la sin hueso.

Por José Manuel Aponte Martínez

Columnista
11 marzo, 2022

Un tutifruti

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Entonces a votar el domingo en donde vamos a decidir qué es lo que queremos, si jalar para el comunismo y volvernos otra Venezuela o continuar con nuestra democracia, que aún con sus defectos es 100 veces mejor que el Socialismo del Siglo XX (Comunismo) que arrasó y acabó con nuestros hermanos bolivarianos.


Bueno, esto hoy es un tutifruti, comencemos con la primera fruta, la que más me gusta, el mango: el domingo Colombia decide en elecciones democráticas su futuro, por un lado el comunismo con ganas de extender sus redes en otros países suramericanos, tal como lo ha hecho desde hace más de 60 años en Cuba, 25 en Venezuela, no sé cuántos, pero bastante en Nicaragua y estrenándose en Chile y por el otro lado la democracia con su gama de partidos, de la cual Colombia es ejemplo en el mundo, con unos excelentes candidatos que saben que lo primero que tienen que hacer, de salir elegidos, es atesar la mano para darnos seguridad, atacar ferozmente la robadera de los funcionarios públicos en todas sus ramas, legislativa, ejecutiva y judicial y crear fuentes de trabajo, empleo que es lo que se necesita para que la gente tenga con qué vivir dignamente, ya sea creando fábricas asociados con otros países, como una de abono e insumos agrícolas que se necesita a gritos e incrementando la industria y especialmente de la construcción existente.

Para conseguir el orden y la seguridad, hay que poner a trabajar al ejército y a la marina, que aquí no sirve para nada sino para gastar mucha plata, de la mano  de la Policía Nacional a quien hay que quitarle muchos trabajos extras que le quitan tiempo y les desvía su función primordial de proteger la vida, la honra y los bienes de los colombianos: fuera de policía de tránsito, de turismo y tantos guardaespaldas para particulares.

Entonces a votar el domingo en donde vamos a decidir qué es lo que queremos, si jalar para el comunismo y volvernos otra Venezuela o continuar con nuestra democracia, que aún con sus defectos es 100 veces mejor que el Socialismo del Siglo XX (Comunismo) que arrasó y acabó con nuestros hermanos bolivarianos.

Otra cosa, me preguntan muchos amigos que cómo me fue en el cumpleaños de ‘Toño’ Maya. ¿Y cómo me va a ir? Bien. Como anfitrión ‘Toño’ es insuperable en atenciones y nos humilló con un terraplén de exquisitas comidas: bolitas de finos lomos de cerdo y vacuno con tajaditas pintonas fritas, rosqueticos hechos por ‘Soco’ y brindados por ‘El Negrito’ Rois y una excelente y abundante paella con plátano amarillo asado y queso bichecito de donde ‘Napo’ y finalmente una gama variada de postres que le regalaron sus hijos, todo pasado con ricas bebidas y fino whisky que ninguno miró, pues por nuestros achaques ya somos abstemios. 

No aceptó regalos, locura Maya y por eso ese día estrené pijama; nos prodigó mucho cariño y atenciones de la mano de María Elena su bella y joven esposa y Josefa su linda y elegante hermana. Gracias ‘Toño’, ojalá te inventes 2 ó 3 cumpleaños al año, pero ten cuidado con ‘Leo’, tu hermanito mayor y ‘Chelo’ tú médico de cabecera que están hechos unas bolitas de manteca.

Otra cosita, estuve en el centro de salud del barrio San Joaquín y misteriosamente un celador con cara de palo que se cree un general, no me dejó entrar a pesar de mi insistencia, pues me informaron que allí funcionaba irregularmente una central telefónica, cuando ese local fue cedido por don Joaquín Martínez para el funcionamiento exclusivo de un centro de salud. ¿Estarán informados de esto el director del hospital y el señor alcalde?.

Señor alcalde o su secretario de obras públicas, desde hace más de 20 años la calle 19D entre carreras 14 y 15, barrio La Granja está sin pavimento afeando y enmugrando y tiene desesperado a sus vecinos con tanto sucio y polvo y me cuenta el señor Omar Cabrera, vecino y comerciante, que no habido un alcalde que le meta el diente, que antes de elecciones todos van y la pavimentan, pero con la boca y después no vuelven aparecer. Le prometí que tú lo harías, no me vayas hacer quedar mal, porque te pongo la sin hueso.

Por José Manuel Aponte Martínez