Mucho ruido ha causado la medida del alcalde Mello Castro, al declarar toque de queda en la ciudad debido a la pandemia, algunos pusieron el grito en el cielo porque se iba a afectar la economía. ¿Cuál es esa economía? Una ciudad que el año anterior estuvo siempre en el podio del desempleo en Colombia; […]
Mucho ruido ha causado la medida del alcalde Mello Castro, al declarar toque de queda en la ciudad debido a la pandemia, algunos pusieron el grito en el cielo porque se iba a afectar la economía. ¿Cuál es esa economía? Una ciudad que el año anterior estuvo siempre en el podio del desempleo en Colombia; una ciudad que no tiene vocación definida de desarrollo, con políticos mediocres que desperdiciaron una era de regalías que hubiese transformado, especialmente lo social.
Una ciudad en la que su “elite” dirigente se volvió cómplice de criminales y se acostumbraron a atacarse entre sí, con poco sentido de pertenencia; mientras los políticos disfrutan de lo robado, cualquier liderazgo positivo, por envidia, lo intentan acabar, con una nueva dirigencia que llegó a altos cargos por politiquería y lambonería y se han vuelto pura cosmética y redes sociales, tampoco han hecho lo suficiente para ayudar a su tierra. Una ciudad sin medios que hagan un trabajo serio de control político y social, puro periodismo de tripa y emisoras que vomitan odio ¿Por qué no pusieron el grito en cielo cuando un alcalde entregó terrenos públicos para hacer un festival en complicidad con el concejo de la época, o cuando otro le pidió una coima de frente al constructor Pedro Gómez para hacer el primer centro comercial, o cuando otro dejó abandonada la urgencia del hospital Eduardo Arredondo por pura desidia e incompetencia?
Hemos padecido gobernadores y alcaldes mediocres que hicieron poco por la ciudad, eso sí, dejaron muchos elefantes blancos como el estadio y el mercado, evidencia del desastre en que vivimos: inseguridad, desempleo, economía informal, invasiones, salud colapsada etc. Una ciudad sin proyección a futuro que no sabe para dónde va, ni lo que quiere. Aspiraban apostarle al turismo haciendo muñecos y casas en el aire, sin invertir en lo realmente necesario, infraestructura turística, planeación y promoción; con una Cámara de Comercio que no hace absolutamente nada por el gremio, ni por la ciudad, con un Concejo municipal sin liderazgo; la academia oficial, politizada y la privada, servil de los políticos, hicieron un contrato de cultura ciudadana que no dejó resultado alguno, pero sí mucho dinero y, ahora, quieren que la gente respete medidas. Una ciudad que vive de foro en foro y no concreta nada.
Hoy que nos enfrentamos a una pandemia sin recursos de salud adecuados, porque también se los robaron, los casos se incrementan con varios focos y un desorden general, aquí el respeto tiene que imponerlo el alcalde con medidas drásticas, la gente se molesta con el toque de queda, el mismo gobernador del Cesar no pone el ejemplo y se va para su finca a pasear y de ñapa insulta a la policía como si fuera Dios, pero también los que hacen fiestas en conjuntos cerrados y ni hablar de los barrios populares, donde por ignorancia, no creen en el covid 19; si no se toman estas medidas vamos por el camino de Barranquilla y el Atlántico, donde ya pasan de 700 contagios diarios y el virus se salió de control.
La ciudad requiere autoridad y eso es lo que tiene que imponer el alcalde, la economía hay que recupérala es con un plan organizado por sectores con inversión trasparente, el apoyo del Gobierno nacional y los privados en el mediano plazo, ahora lo urgente es salvar vidas.
Mucho ruido ha causado la medida del alcalde Mello Castro, al declarar toque de queda en la ciudad debido a la pandemia, algunos pusieron el grito en el cielo porque se iba a afectar la economía. ¿Cuál es esa economía? Una ciudad que el año anterior estuvo siempre en el podio del desempleo en Colombia; […]
Mucho ruido ha causado la medida del alcalde Mello Castro, al declarar toque de queda en la ciudad debido a la pandemia, algunos pusieron el grito en el cielo porque se iba a afectar la economía. ¿Cuál es esa economía? Una ciudad que el año anterior estuvo siempre en el podio del desempleo en Colombia; una ciudad que no tiene vocación definida de desarrollo, con políticos mediocres que desperdiciaron una era de regalías que hubiese transformado, especialmente lo social.
Una ciudad en la que su “elite” dirigente se volvió cómplice de criminales y se acostumbraron a atacarse entre sí, con poco sentido de pertenencia; mientras los políticos disfrutan de lo robado, cualquier liderazgo positivo, por envidia, lo intentan acabar, con una nueva dirigencia que llegó a altos cargos por politiquería y lambonería y se han vuelto pura cosmética y redes sociales, tampoco han hecho lo suficiente para ayudar a su tierra. Una ciudad sin medios que hagan un trabajo serio de control político y social, puro periodismo de tripa y emisoras que vomitan odio ¿Por qué no pusieron el grito en cielo cuando un alcalde entregó terrenos públicos para hacer un festival en complicidad con el concejo de la época, o cuando otro le pidió una coima de frente al constructor Pedro Gómez para hacer el primer centro comercial, o cuando otro dejó abandonada la urgencia del hospital Eduardo Arredondo por pura desidia e incompetencia?
Hemos padecido gobernadores y alcaldes mediocres que hicieron poco por la ciudad, eso sí, dejaron muchos elefantes blancos como el estadio y el mercado, evidencia del desastre en que vivimos: inseguridad, desempleo, economía informal, invasiones, salud colapsada etc. Una ciudad sin proyección a futuro que no sabe para dónde va, ni lo que quiere. Aspiraban apostarle al turismo haciendo muñecos y casas en el aire, sin invertir en lo realmente necesario, infraestructura turística, planeación y promoción; con una Cámara de Comercio que no hace absolutamente nada por el gremio, ni por la ciudad, con un Concejo municipal sin liderazgo; la academia oficial, politizada y la privada, servil de los políticos, hicieron un contrato de cultura ciudadana que no dejó resultado alguno, pero sí mucho dinero y, ahora, quieren que la gente respete medidas. Una ciudad que vive de foro en foro y no concreta nada.
Hoy que nos enfrentamos a una pandemia sin recursos de salud adecuados, porque también se los robaron, los casos se incrementan con varios focos y un desorden general, aquí el respeto tiene que imponerlo el alcalde con medidas drásticas, la gente se molesta con el toque de queda, el mismo gobernador del Cesar no pone el ejemplo y se va para su finca a pasear y de ñapa insulta a la policía como si fuera Dios, pero también los que hacen fiestas en conjuntos cerrados y ni hablar de los barrios populares, donde por ignorancia, no creen en el covid 19; si no se toman estas medidas vamos por el camino de Barranquilla y el Atlántico, donde ya pasan de 700 contagios diarios y el virus se salió de control.
La ciudad requiere autoridad y eso es lo que tiene que imponer el alcalde, la economía hay que recupérala es con un plan organizado por sectores con inversión trasparente, el apoyo del Gobierno nacional y los privados en el mediano plazo, ahora lo urgente es salvar vidas.