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Columnista - 19 junio, 2012

Un sincero homenaje

BITÁCORA Escribo en mi Bitácora para lamentar este enorme vacío que deja la muerte de un artista, cultor de la palabra, la música y la pintura; escribo porque con el poeta se va su palabra colorida y aunque su pedaleo, su voz pausada, pero poderosa retumbe en nuestra memoria, aunque sus trazos aún canten esa […]

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BITÁCORA

Escribo en mi Bitácora para lamentar este enorme vacío que deja la muerte de un artista, cultor de la palabra, la música y la pintura; escribo porque con el poeta se va su palabra colorida y aunque su pedaleo, su voz pausada, pero poderosa retumbe en nuestra memoria, aunque sus trazos aún canten esa gran historia que construyó en esta ciudad, sin su presencia todo es distinto, al igual que el eco, que aunque siempre regrese, algo de su energía se queda atrás al retornar.

Escribo para homenajear al maestro Germán Piedrahita, porque entristece con dolor de patria, la partida de los hombres grandes. De esos hombres cuya vida es un ejemplo a seguir en esta sociedad tan ávida de transformación.

De Germán primero conocí su voz que alimentaba con música y comentarios de maestro universal esa necesidad que teníamos de aprehender el mundo; luego empecé a dialogar con su pintura que algo raro tenía para contarme; esa escritura irreverente siempre despertó las ganas de saber quién detrás de la radio o escondido en tonalidades y palabras suaves, pero enérgicas proponía una manera distinta de percibir el mundo, sólo posible desde la realidad de los artistas cuya capacidad de asombro crece y se potencializa ante lo que le afecta.

Lo conocí en persona una vez cuando bajaba de su bicicleta para asistir al encuentro con esa cultura que siempre buscaba en los recitales, exposiciones o en cualquier pretexto humano para festejar la vida desde las artes.

Se ha ido un buen amigo y maestro, el poeta pintor, el artista que miraba la ciudad con los ojos del mundo; defensor de nuestras tradiciones a fuerza de palabras y trazos sostenidos en el eterno romance con su pincel y su pluma que manejaba como sólo se hace desde los movimientos espontáneos del corazón.

Con su actitud de vida demostró que más allá del simple ejercicio de pintar o escribir, en cada texto estaba impregnada su condición humana, su defensa de las tradiciones, y del derecho a vivir en paz, mientras departía con los amigos desde su más grande afición; el arte que tanto le labró el camino para convertirse en un símbolo de la cultura, a la que defendió con su voz como arma poderosa para combatir la indiferencia.

Sus trazos inmortales, serán siempre un homenaje a esta ciudad, al Caribe, a este país y sus tradiciones, a nuestra realidad, que hoy lamenta con profunda nostalgia su muerte, que se constituye en una pérdida irreparable para la cultura y para los amigos que seguimos necesitando de su presencia para ser más felices.

Los hombres maravillosos como el maestro Germán Piedrahita parten y se llevan con ellos sus historias de la patria que fundan, con las que iniciaron esta vida que hoy mostramos al mundo, se lleva sus anhelos, su alegría y templanza, pero mayor es lo que nos deja como legado. Nos regala su palabra, su vigor de hombre bueno y respetuoso de los demás, sus pinturas y sus pensamientos que hoy se sostienen en quienes llevan la fuerza de su sangre.

Sea esta la oportunidad para reiterarle mi sincera amistad y acompañamiento a toda la familia de Germán Piedrahita, en estos momentos de ruego para que el Señor dé la resignación y la entereza suficiente para sobreponerse de una pérdida tan sensible.

Que el Dios todo poderoso acoja en su seno a Germán y le dé descanso eterno desde donde pueda enviarles la fortaleza necesaria para continuar el camino como el mejor homenaje a este gran hombre amigo de la vida.

Desde mi Bitácora en la que hacemos anotaciones de este viaje del que el maestro Piedrahita tomó ventaja, rendimos este homenaje como una posibilidad de agradecer esa verdadera dimensión de amistad y respeto por los demás, por esa voz tolerante, pero recia al invitarnos al cambio, cada vez que tenía algo que decirnos.

@Oscararizadaza

Columnista
19 junio, 2012

Un sincero homenaje

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Oscar Ariza Daza

BITÁCORA Escribo en mi Bitácora para lamentar este enorme vacío que deja la muerte de un artista, cultor de la palabra, la música y la pintura; escribo porque con el poeta se va su palabra colorida y aunque su pedaleo, su voz pausada, pero poderosa retumbe en nuestra memoria, aunque sus trazos aún canten esa […]


BITÁCORA

Escribo en mi Bitácora para lamentar este enorme vacío que deja la muerte de un artista, cultor de la palabra, la música y la pintura; escribo porque con el poeta se va su palabra colorida y aunque su pedaleo, su voz pausada, pero poderosa retumbe en nuestra memoria, aunque sus trazos aún canten esa gran historia que construyó en esta ciudad, sin su presencia todo es distinto, al igual que el eco, que aunque siempre regrese, algo de su energía se queda atrás al retornar.

Escribo para homenajear al maestro Germán Piedrahita, porque entristece con dolor de patria, la partida de los hombres grandes. De esos hombres cuya vida es un ejemplo a seguir en esta sociedad tan ávida de transformación.

De Germán primero conocí su voz que alimentaba con música y comentarios de maestro universal esa necesidad que teníamos de aprehender el mundo; luego empecé a dialogar con su pintura que algo raro tenía para contarme; esa escritura irreverente siempre despertó las ganas de saber quién detrás de la radio o escondido en tonalidades y palabras suaves, pero enérgicas proponía una manera distinta de percibir el mundo, sólo posible desde la realidad de los artistas cuya capacidad de asombro crece y se potencializa ante lo que le afecta.

Lo conocí en persona una vez cuando bajaba de su bicicleta para asistir al encuentro con esa cultura que siempre buscaba en los recitales, exposiciones o en cualquier pretexto humano para festejar la vida desde las artes.

Se ha ido un buen amigo y maestro, el poeta pintor, el artista que miraba la ciudad con los ojos del mundo; defensor de nuestras tradiciones a fuerza de palabras y trazos sostenidos en el eterno romance con su pincel y su pluma que manejaba como sólo se hace desde los movimientos espontáneos del corazón.

Con su actitud de vida demostró que más allá del simple ejercicio de pintar o escribir, en cada texto estaba impregnada su condición humana, su defensa de las tradiciones, y del derecho a vivir en paz, mientras departía con los amigos desde su más grande afición; el arte que tanto le labró el camino para convertirse en un símbolo de la cultura, a la que defendió con su voz como arma poderosa para combatir la indiferencia.

Sus trazos inmortales, serán siempre un homenaje a esta ciudad, al Caribe, a este país y sus tradiciones, a nuestra realidad, que hoy lamenta con profunda nostalgia su muerte, que se constituye en una pérdida irreparable para la cultura y para los amigos que seguimos necesitando de su presencia para ser más felices.

Los hombres maravillosos como el maestro Germán Piedrahita parten y se llevan con ellos sus historias de la patria que fundan, con las que iniciaron esta vida que hoy mostramos al mundo, se lleva sus anhelos, su alegría y templanza, pero mayor es lo que nos deja como legado. Nos regala su palabra, su vigor de hombre bueno y respetuoso de los demás, sus pinturas y sus pensamientos que hoy se sostienen en quienes llevan la fuerza de su sangre.

Sea esta la oportunidad para reiterarle mi sincera amistad y acompañamiento a toda la familia de Germán Piedrahita, en estos momentos de ruego para que el Señor dé la resignación y la entereza suficiente para sobreponerse de una pérdida tan sensible.

Que el Dios todo poderoso acoja en su seno a Germán y le dé descanso eterno desde donde pueda enviarles la fortaleza necesaria para continuar el camino como el mejor homenaje a este gran hombre amigo de la vida.

Desde mi Bitácora en la que hacemos anotaciones de este viaje del que el maestro Piedrahita tomó ventaja, rendimos este homenaje como una posibilidad de agradecer esa verdadera dimensión de amistad y respeto por los demás, por esa voz tolerante, pero recia al invitarnos al cambio, cada vez que tenía algo que decirnos.

@Oscararizadaza