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Columnista - 5 septiembre, 2022

Un río crecido

Un furioso y crecido rio, amenaza la estabilidad nacional y la fuerza de su caudal se evidencia en la proliferación de invasiones, que de vieja data vienen ocurriendo a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, y que se han incrementado en los últimos meses, por parte de sectores diversos, entre los que se encuentran: extranjeros, indígenas, afrodescendientes, invasores de oficio, desplazados por la violencia, y población vulnerable. Es bueno acotar que el manejo que se le ha dado a este tema, ha sido del todo inadecuado, pues casi siempre se buscó por parte de algunos inescrupulosos, el beneficio electoral con el compromiso de “dejarlos quietos”. 

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Un furioso y crecido rio, amenaza la estabilidad nacional y la fuerza de su caudal se evidencia en la proliferación de invasiones, que de vieja data vienen ocurriendo a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, y que se han incrementado en los últimos meses, por parte de sectores diversos, entre los que se encuentran: extranjeros, indígenas, afrodescendientes, invasores de oficio, desplazados por la violencia, y población vulnerable. Es bueno acotar que el manejo que se le ha dado a este tema, ha sido del todo inadecuado, pues casi siempre se buscó por parte de algunos inescrupulosos, el beneficio electoral con el compromiso de “dejarlos quietos”. 

No por casualidad los señores Auguto Daniel Ramírez Uhía y Luis Alberto Monsalvo, enfrentan actualmente sendos procesos penales por corrupción al elector. De otra parte, los proyectos de vivienda ofertados, no responden a la creciente necesidad de personas que en su mayoría están reportados en las centrales de riesgo, se encuentran en la informalidad, son oriundos de otro país, y/o no tienen la manera de acceder a créditos de financiación de vivienda.

En Valledupar, las invasiones son el pan nuestro de cada día, y son bautizadas con nombres llamativos tales como Singapur, Brisas de la Popa, Altos de Pimienta, Tierra Prometida, Los Guasimales, y un largo etcétera, que como lo dijimos, vienen de años atrás, ante la complicidad de las autoridades administrativas. 

Las personas que ocupan el predio construyen sus viviendas sin ningún tipo de planeación urbanística, se conectan con acometidas ilegales a las redes de energía eléctrica, y alcantarillado y acceden fácilmente a servicios tales como: internet y televisión por cable, pero quien debiera solucionar el problema es el Estado, que debe garantizar el derecho fundamental a una vivienda digna, según lo ordenado en el Artículo 51 de la Carta Política. Luego la omisión histórica de los entes territoriales frente al tema de las invasiones los hace parte del problema y, en consecuencia, parte de la solución.

La violencia de más de medio siglo, ha generado el desplazamiento de ríos humanos de zonas rurales a los centros urbanos, lo que a su vez desborda la capacidad de respuesta de los entes territoriales, amén de la falta de voluntad política. Iteramos, no es que no existan programas de vivienda, es que la mayoría de los invasores no pueden acceder a ellos, pues no hay que olvidar que la informalidad en esta ciudad está llegando al 70%, y el desempleo supera el 60%. Todo lo anterior hace del problema un tema complejo, que no se reduce a un simple y forzoso desalojo, ni a la creación de grupos de reacción inmediata.

La frase de cierre: “Cuando el río está crecido es porque está lloviendo, y si se le nota horrible es porque arrastra piedras”. Tema: Rio crecido. Compositor: Julio Abel Fontalvo Caro. Grabado por Los hermanos Zuleta Díaz.

Por: Dario Arregocés Baute

[email protected] 

Columnista
5 septiembre, 2022

Un río crecido

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Un furioso y crecido rio, amenaza la estabilidad nacional y la fuerza de su caudal se evidencia en la proliferación de invasiones, que de vieja data vienen ocurriendo a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, y que se han incrementado en los últimos meses, por parte de sectores diversos, entre los que se encuentran: extranjeros, indígenas, afrodescendientes, invasores de oficio, desplazados por la violencia, y población vulnerable. Es bueno acotar que el manejo que se le ha dado a este tema, ha sido del todo inadecuado, pues casi siempre se buscó por parte de algunos inescrupulosos, el beneficio electoral con el compromiso de “dejarlos quietos”. 


Un furioso y crecido rio, amenaza la estabilidad nacional y la fuerza de su caudal se evidencia en la proliferación de invasiones, que de vieja data vienen ocurriendo a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, y que se han incrementado en los últimos meses, por parte de sectores diversos, entre los que se encuentran: extranjeros, indígenas, afrodescendientes, invasores de oficio, desplazados por la violencia, y población vulnerable. Es bueno acotar que el manejo que se le ha dado a este tema, ha sido del todo inadecuado, pues casi siempre se buscó por parte de algunos inescrupulosos, el beneficio electoral con el compromiso de “dejarlos quietos”. 

No por casualidad los señores Auguto Daniel Ramírez Uhía y Luis Alberto Monsalvo, enfrentan actualmente sendos procesos penales por corrupción al elector. De otra parte, los proyectos de vivienda ofertados, no responden a la creciente necesidad de personas que en su mayoría están reportados en las centrales de riesgo, se encuentran en la informalidad, son oriundos de otro país, y/o no tienen la manera de acceder a créditos de financiación de vivienda.

En Valledupar, las invasiones son el pan nuestro de cada día, y son bautizadas con nombres llamativos tales como Singapur, Brisas de la Popa, Altos de Pimienta, Tierra Prometida, Los Guasimales, y un largo etcétera, que como lo dijimos, vienen de años atrás, ante la complicidad de las autoridades administrativas. 

Las personas que ocupan el predio construyen sus viviendas sin ningún tipo de planeación urbanística, se conectan con acometidas ilegales a las redes de energía eléctrica, y alcantarillado y acceden fácilmente a servicios tales como: internet y televisión por cable, pero quien debiera solucionar el problema es el Estado, que debe garantizar el derecho fundamental a una vivienda digna, según lo ordenado en el Artículo 51 de la Carta Política. Luego la omisión histórica de los entes territoriales frente al tema de las invasiones los hace parte del problema y, en consecuencia, parte de la solución.

La violencia de más de medio siglo, ha generado el desplazamiento de ríos humanos de zonas rurales a los centros urbanos, lo que a su vez desborda la capacidad de respuesta de los entes territoriales, amén de la falta de voluntad política. Iteramos, no es que no existan programas de vivienda, es que la mayoría de los invasores no pueden acceder a ellos, pues no hay que olvidar que la informalidad en esta ciudad está llegando al 70%, y el desempleo supera el 60%. Todo lo anterior hace del problema un tema complejo, que no se reduce a un simple y forzoso desalojo, ni a la creación de grupos de reacción inmediata.

La frase de cierre: “Cuando el río está crecido es porque está lloviendo, y si se le nota horrible es porque arrastra piedras”. Tema: Rio crecido. Compositor: Julio Abel Fontalvo Caro. Grabado por Los hermanos Zuleta Díaz.

Por: Dario Arregocés Baute

[email protected]