Como parte de su visita a Valledupar, el presidente de la república, Juan Manuel Santos Calderón, hizo un homenaje a quien, según él, le debe muchas horas felices: Nafer Duran, quien recibió un acordeón en nombre del gobierno y los agradecimientos por los buenos momentos que le dio a la historia de la música de este folclor. 

Durante el encuentro, además del homenajeado, estuvieron presentes los Juglares del Vallenato, un selecto grupo de músicos del ayer que trabajan con el apoyo de la Casa de la Cultura y mantienen el estilo que los hizo grandes. 

Según Nafer Duran, la música vallenata, actualmente es la que representa este país a nivel internacional. Es la que le da identidad en cada rincón. De ahí la importancia que existan grupos como los Juglares del Vallenato, donde las glorias de este folclor engalanan, las tradiciones sonoras de esta región con su talento y espíritu alegre.

Durante este homenaje, el alcalde de Valledupar Fredys Socarras, dijo que, “Son muestra de grandeza la actitud de cada uno de ellos como lo son Chema Ramos, Ovidio Granados, Isaac Carrillo, Wilson Peña, Alfredo Calderón, Miguel López, Johnny Cervantes, Adán Montero, Rodolfo Castilla, Pepe Jiménez y Nafer Duran. Ellos merecen su grandeza… darles la posición que cada uno se merece y no tenerlos abandonados.”

Por otra parte el Presidente de la República Juan Manuel Santos, expresó lo importante que es el vallenato para el país y para su historia personal, además destacó a cada uno de los juglares presentes y recordó a los que partieron primero. 

Y es que el mandatario colombiano tiene un especial cariño por el vallenato, tanto así que el presidente Juan Manuel Santos dedicó el clásico vallenato ‘La celosa’ al expresidente Álvaro Uribe y de la misma forma, la canción “M19” a la exsenadora Piedad Córdoba, ambas del compositor Sergio Molla Molina.  

Al terminar las palabras del primer mandatario, estos artistas interpretaron un tema del maestro Rafael Escalona, con el que pusieron a bailar al presidente y todos los asistentes a este evento.  
 

Por Pepe Morón Reales

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