“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…” San Juan 14,6 Tener un propósito para vivir significa hacer que lo valioso de la vida se haga presente; es conectarnos con aquello que nos da la experiencia de que la vida es bella, que vale la pena respirar e incluso que vale […]
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…” San Juan 14,6
Tener un propósito para vivir significa hacer que lo valioso de la vida se haga presente; es conectarnos con aquello que nos da la experiencia de que la vida es bella, que vale la pena respirar e incluso que vale la pena sacrificarse por algo o por alguien.
Algunas personas parecen vagar sin rumbo durante sus vidas, caminan sin ninguna dirección; es común en las personas que han quedado atrapadas en el afán de la vida sin sentido. Viven de un día para otro sin preocuparse, deambulan por la vida sin derrotero.
En un nivel más profundo, el propósito es el sentido que le otorgamos a la vida. Las preguntas existenciales funcionan como el motor de la vida; la mera posibilidad de dar con las razones de nuestro paso por la tierra es suficiente motivación para continuar avanzando.
Amados amigos: ¿Cuál es el propósito específico de tu vida? Hoy es un buen tiempo para preguntar al Señor: ¿Para qué me tienes en el planeta tierra? ¿Cuál es mi función específica dentro de tu plan? La contestación no es una simple respuesta, más bien es un proceso que comienza con la decisión de servir a Dios con la vida. Si no lo hemos hecho, ¡comprometámonos a servirle sin reservas! ¡Este propósito no se encuentra en una causa o un credo sino en una persona, nuestro Señor Jesucristo!
Creo que somos importantes para Dios, una página en la cual Dios anhela escribir una receta para una vida con propósito y esa vida comienza con el reconocimiento de que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.
El Camino, se puede referir a un sendero angosto o ancho, puede ser en la tierra en el mar o incluso en el aire con las rutas de aeronavegación. Cristo como nuestro camino está con nosotros en todo tiempo y lugar, en las angosturas y estrecheces como en la amplitud. En las dificultades, tentaciones y aguas profundas, como en la bonanza. Siempre está con nosotros mostrándonos cómo acercarnos al Padre y asegurándonos que estamos en la dirección adecuada.
Como Verdad, Él no puede mentir, es la garantía de las promesas cumplidas. Al vivir en Jesús como la verdad, somos asistidos para enfrentar las demandas de la vida, la prenda que sus promesas no fallarán y cada situación de la vida tendrá validez y sentido.
La vida, se reseña no solamente a la existencia humana, sino también relacionada con un sentido de misión y destino. Estamos diseñados para existir en una dimensión abundante y eterna. ¡El que tiene al Hijo, tiene la vida!
Vivir en Jesús, nuestro Camino, Verdad y Vida, es encontrar en cada cosa que emprendemos, una razón para existir y un motivo agradable para vivir. Es darle sentido a cada día. Confiemos que, El Camino nos guiará, la Verdad nos protegerá y la Vida nos apuntalará en todo lo que emprendamos.
Por Valerio Mejía – Abrazos cariñosos y muchas bendiciones.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…” San Juan 14,6 Tener un propósito para vivir significa hacer que lo valioso de la vida se haga presente; es conectarnos con aquello que nos da la experiencia de que la vida es bella, que vale la pena respirar e incluso que vale […]
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…” San Juan 14,6
Tener un propósito para vivir significa hacer que lo valioso de la vida se haga presente; es conectarnos con aquello que nos da la experiencia de que la vida es bella, que vale la pena respirar e incluso que vale la pena sacrificarse por algo o por alguien.
Algunas personas parecen vagar sin rumbo durante sus vidas, caminan sin ninguna dirección; es común en las personas que han quedado atrapadas en el afán de la vida sin sentido. Viven de un día para otro sin preocuparse, deambulan por la vida sin derrotero.
En un nivel más profundo, el propósito es el sentido que le otorgamos a la vida. Las preguntas existenciales funcionan como el motor de la vida; la mera posibilidad de dar con las razones de nuestro paso por la tierra es suficiente motivación para continuar avanzando.
Amados amigos: ¿Cuál es el propósito específico de tu vida? Hoy es un buen tiempo para preguntar al Señor: ¿Para qué me tienes en el planeta tierra? ¿Cuál es mi función específica dentro de tu plan? La contestación no es una simple respuesta, más bien es un proceso que comienza con la decisión de servir a Dios con la vida. Si no lo hemos hecho, ¡comprometámonos a servirle sin reservas! ¡Este propósito no se encuentra en una causa o un credo sino en una persona, nuestro Señor Jesucristo!
Creo que somos importantes para Dios, una página en la cual Dios anhela escribir una receta para una vida con propósito y esa vida comienza con el reconocimiento de que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.
El Camino, se puede referir a un sendero angosto o ancho, puede ser en la tierra en el mar o incluso en el aire con las rutas de aeronavegación. Cristo como nuestro camino está con nosotros en todo tiempo y lugar, en las angosturas y estrecheces como en la amplitud. En las dificultades, tentaciones y aguas profundas, como en la bonanza. Siempre está con nosotros mostrándonos cómo acercarnos al Padre y asegurándonos que estamos en la dirección adecuada.
Como Verdad, Él no puede mentir, es la garantía de las promesas cumplidas. Al vivir en Jesús como la verdad, somos asistidos para enfrentar las demandas de la vida, la prenda que sus promesas no fallarán y cada situación de la vida tendrá validez y sentido.
La vida, se reseña no solamente a la existencia humana, sino también relacionada con un sentido de misión y destino. Estamos diseñados para existir en una dimensión abundante y eterna. ¡El que tiene al Hijo, tiene la vida!
Vivir en Jesús, nuestro Camino, Verdad y Vida, es encontrar en cada cosa que emprendemos, una razón para existir y un motivo agradable para vivir. Es darle sentido a cada día. Confiemos que, El Camino nos guiará, la Verdad nos protegerá y la Vida nos apuntalará en todo lo que emprendamos.
Por Valerio Mejía – Abrazos cariñosos y muchas bendiciones.