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Columnista - 29 abril, 2010

Un prólogo de Rafael Escalona

MEDIO AMBIENTE Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Como quiera que estamos en pleno Festival Vallenato, patrimonio material e inmaterial de la humanidad y en Colombia sólo se canta, se comenta y se vive la música vallenata, especialmente en esta versión […]

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MEDIO AMBIENTE


Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar.
Como quiera que estamos en pleno Festival Vallenato, patrimonio material e inmaterial de la humanidad y en Colombia sólo se canta, se comenta y se vive la música vallenata, especialmente en esta versión dedicada a la figura cimera de Rafael Escalona Martínez, como el más grande de todos, no podemos dejar de registrar lo que cada quien sabe o conoce de éste emblemático personaje que en todo lo que hacía dejó marcada su huella imperecedera.
Así quedó plasmado en el libro de mi autoría, LA OTRA VIOLENCIA, dedicado al medio ambiente, en donde Rafa tuvo a bien plasmar uno de sus últimos escritos como prólogo, de la siguiente manera:
Todos los días y en todos los amaneceres en el universo infinito nacen y mueren nuevas estrellas, asteroides, y aparecen de tiempo en tiempo nuevos astros. El universo se fortalece, se renueva y se revive por si mismo, en forma innata. Ese es un modo de revivir el universo, el otro modo de renovarse es cuando su elementos envejecidos caen y se transfiguran, como por ejemplo la semilla vegetal que podrida se siembra en el suelo y revive como el fruto de los campos para dicha de la humanidad.
Precisamente se escribe el libro “La otra violencia” del autor “HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ” en la defensa y litigio de ese trono de la naturaleza, de ese prodigio que consagra su libro que he leído con fruición y deleite porque transmite el compromiso que debemos asumir todos los hombres en protección de si mismo, de todos los seres vivos y de la inmensa creación de Dios.
Su mensaje es claro y evidente cuando escribe: “Debemos de cambiar la filosofía liberal y la filosofía Marxista que sólo se preocupan por el nivel de vida más no por la calidad de vida, ya que siempre hemos pensado en términos de relaciones humanas y no en los términos de las relaciones del hombre y la naturaleza”, pero leyendo y releyendo este pequeño libro, este opúsculo sobre la violencia brutal contra la naturaleza, y evocando el texto de su anterior libro intitulado “LLORA LA NATURALEZA”, me pregunto por el investigador Maestre Martínez que se inclina por este tema de la ecología, la respuesta está nítida  en la cita que cabo de hacer de su pensamiento.
Usted es un convencido creacionista, usted cree con devota pasión que la naturaleza, como el hombre, las estrellas, las lagartijas, los perros, los armadillos y todo el universo, es la obra magna de DIOS NUESTRO SEÑOR.
Pero para mí es admirable y sorprendente que esta confesión suya haya sido concebido en su libro un poco antes a la del mismo sumo pontífice Benedicto XVI, quien en diciembre pasado confirmó el creacionismo divino cuando promulga la pastoral de “EL DISEÑO INTELIGENTE”, como fundamento filosófico y religioso de la creación de Dios que usted defiende con tanto fervor ante la violencia abominable de los hombres contra la flora, la fauna, el aire, el ambiente, el agua y el suelo sagrado de nuestra naturaleza.
Estoy convencido que su clamor encuentra eco en la Ley Forestal que el Gobierno Nacional acaba de objetar devolviéndola al Congreso de la República, que va a ser escuchado por los estudiantes de los colegios, universidades, la comunidad del Cesar y de otros departamentos, para que no se repita como usted lo advierte, la destrucción brutal de dos millones y medio de hectáreas de bosque para sembrar la coca ilícita, para salvar la fuente de la vida que brilla y baja en 35 ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y, en donde se produce el 5% del oxígeno del mundo. Esto lo sabe poca gente.
La música Vallenata, nuestra lírica y su poesía, muchos autores, entre ellos yo, le hemos cantado a la naturaleza en sus diferentes manifestaciones, por ejemplo yo le he cantado a la corriente melodiosa del río Cesar, al arco iris bajando de la Sierra Nevada, a la rosa blanca de Colombia, a las orquídeas de Medellín, a las pirañas del Orinoco y del Amazonas, a las golondrinas, a las mariposas y a los armadillos para rendirle culto a Dios Nuestro Señor y conservar su obra. “La otra violencia” que usted con tanta rectitud moral y entereza de carácter denuncia con su talento realista y su pluma pintora, es el panteísmo que consiste en adorar a la naturaleza y a Dios su creador.
A usted dilecto amigo, Dr. Hernán Maestre Martínez, lo felicito por batir a tiempo desde Valledupar en la casa de la Cacica Consuelo, desde el Cañahuate la casa del compadre Pablo Galindo, desde el Cerezo la casa de Lola Bolaños y desde el Primero de Mayo la casa de Tulio Villa, estos pañuelos blancos de paz frente a su majestad la naturaleza, al promulgar este libro que lo señala a usted y lo hace ver como un autor auténtico, tan lleno de sensibilidad que parece que escribe con un acordeón llorando en el alma por tantas cosas y por un palo de mango.

Columnista
29 abril, 2010

Un prólogo de Rafael Escalona

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

MEDIO AMBIENTE Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Como quiera que estamos en pleno Festival Vallenato, patrimonio material e inmaterial de la humanidad y en Colombia sólo se canta, se comenta y se vive la música vallenata, especialmente en esta versión […]


MEDIO AMBIENTE


Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar.
Como quiera que estamos en pleno Festival Vallenato, patrimonio material e inmaterial de la humanidad y en Colombia sólo se canta, se comenta y se vive la música vallenata, especialmente en esta versión dedicada a la figura cimera de Rafael Escalona Martínez, como el más grande de todos, no podemos dejar de registrar lo que cada quien sabe o conoce de éste emblemático personaje que en todo lo que hacía dejó marcada su huella imperecedera.
Así quedó plasmado en el libro de mi autoría, LA OTRA VIOLENCIA, dedicado al medio ambiente, en donde Rafa tuvo a bien plasmar uno de sus últimos escritos como prólogo, de la siguiente manera:
Todos los días y en todos los amaneceres en el universo infinito nacen y mueren nuevas estrellas, asteroides, y aparecen de tiempo en tiempo nuevos astros. El universo se fortalece, se renueva y se revive por si mismo, en forma innata. Ese es un modo de revivir el universo, el otro modo de renovarse es cuando su elementos envejecidos caen y se transfiguran, como por ejemplo la semilla vegetal que podrida se siembra en el suelo y revive como el fruto de los campos para dicha de la humanidad.
Precisamente se escribe el libro “La otra violencia” del autor “HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ” en la defensa y litigio de ese trono de la naturaleza, de ese prodigio que consagra su libro que he leído con fruición y deleite porque transmite el compromiso que debemos asumir todos los hombres en protección de si mismo, de todos los seres vivos y de la inmensa creación de Dios.
Su mensaje es claro y evidente cuando escribe: “Debemos de cambiar la filosofía liberal y la filosofía Marxista que sólo se preocupan por el nivel de vida más no por la calidad de vida, ya que siempre hemos pensado en términos de relaciones humanas y no en los términos de las relaciones del hombre y la naturaleza”, pero leyendo y releyendo este pequeño libro, este opúsculo sobre la violencia brutal contra la naturaleza, y evocando el texto de su anterior libro intitulado “LLORA LA NATURALEZA”, me pregunto por el investigador Maestre Martínez que se inclina por este tema de la ecología, la respuesta está nítida  en la cita que cabo de hacer de su pensamiento.
Usted es un convencido creacionista, usted cree con devota pasión que la naturaleza, como el hombre, las estrellas, las lagartijas, los perros, los armadillos y todo el universo, es la obra magna de DIOS NUESTRO SEÑOR.
Pero para mí es admirable y sorprendente que esta confesión suya haya sido concebido en su libro un poco antes a la del mismo sumo pontífice Benedicto XVI, quien en diciembre pasado confirmó el creacionismo divino cuando promulga la pastoral de “EL DISEÑO INTELIGENTE”, como fundamento filosófico y religioso de la creación de Dios que usted defiende con tanto fervor ante la violencia abominable de los hombres contra la flora, la fauna, el aire, el ambiente, el agua y el suelo sagrado de nuestra naturaleza.
Estoy convencido que su clamor encuentra eco en la Ley Forestal que el Gobierno Nacional acaba de objetar devolviéndola al Congreso de la República, que va a ser escuchado por los estudiantes de los colegios, universidades, la comunidad del Cesar y de otros departamentos, para que no se repita como usted lo advierte, la destrucción brutal de dos millones y medio de hectáreas de bosque para sembrar la coca ilícita, para salvar la fuente de la vida que brilla y baja en 35 ríos que nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta y, en donde se produce el 5% del oxígeno del mundo. Esto lo sabe poca gente.
La música Vallenata, nuestra lírica y su poesía, muchos autores, entre ellos yo, le hemos cantado a la naturaleza en sus diferentes manifestaciones, por ejemplo yo le he cantado a la corriente melodiosa del río Cesar, al arco iris bajando de la Sierra Nevada, a la rosa blanca de Colombia, a las orquídeas de Medellín, a las pirañas del Orinoco y del Amazonas, a las golondrinas, a las mariposas y a los armadillos para rendirle culto a Dios Nuestro Señor y conservar su obra. “La otra violencia” que usted con tanta rectitud moral y entereza de carácter denuncia con su talento realista y su pluma pintora, es el panteísmo que consiste en adorar a la naturaleza y a Dios su creador.
A usted dilecto amigo, Dr. Hernán Maestre Martínez, lo felicito por batir a tiempo desde Valledupar en la casa de la Cacica Consuelo, desde el Cañahuate la casa del compadre Pablo Galindo, desde el Cerezo la casa de Lola Bolaños y desde el Primero de Mayo la casa de Tulio Villa, estos pañuelos blancos de paz frente a su majestad la naturaleza, al promulgar este libro que lo señala a usted y lo hace ver como un autor auténtico, tan lleno de sensibilidad que parece que escribe con un acordeón llorando en el alma por tantas cosas y por un palo de mango.