Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 23 abril, 2024

Un primo maravilloso

Se podría decir sin ambages que Manaure (Cesar) se conmovió y lloró a uno de sus insignes hijos, Luis Alejandro Jiménez Cotes, quien falleció el viernes anterior en un accidente de tránsito en la vía a San José de Oriente. El sepelio fue el lunes anterior, inició con una ceremonia religiosa en la iglesia del […]

Boton Wpp

Se podría decir sin ambages que Manaure (Cesar) se conmovió y lloró a uno de sus insignes hijos, Luis Alejandro Jiménez Cotes, quien falleció el viernes anterior en un accidente de tránsito en la vía a San José de Oriente.

El sepelio fue el lunes anterior, inició con una ceremonia religiosa en la iglesia del pueblo, oficiada por el sacerdote Abraham quien hizo mención de Luis Alejandro como su amigo y como un ser inolvidable. Sus familiares, amigos y el pueblo de sus afectos estuvieron presentes, dándole el último adiós terrenal, a quien en vida “fue el mejor primo”, como dice su pariente Albert Quintero Cotes.

Luego hicieron uso de la palabra póstuma su primo Armando Calle y uno de sus nietos. En cada alusión mostraron a Luis Alejandro como un ser maravilloso quien en vida pregonó su don de gente, servicial, hospitalario, familiar, con mucha humildad.

También estuvo presente en la ceremonia religiosa el médico internista manaurero Antonio “Toño” Araque, con quien compartió su niñez. “Crecimos juntos, vivimos muchas cosas bonitas en común, tantas alegrías maravillosas, somos compadres de sacramento”, agregó.

Corroboro que Luis Alejandro Jiménez Cotes, mi primo hermano, vivió una vida llena de plenitudes. Su trágica muerte nos abruma, porque dejó en cada uno de nosotros su intensidad de vida. Él fue así, repleto de bondades, un hombre amoroso con sus hijas e hijos. Un ser humano primordial para los manaureros y la región. Irradiaba energía y aunque le gustaba una porfía política al final se doblegaba por sus propios medios.

Su compadre del alma Toño Araque, intervino con unas palabras para dar a conocer sus encantos, su humildad y los ratos que pasaron juntos. Con sus sonoras carcajadas y su recio poder de atención, Luis Alejandro cultivó muchas amistades que hoy lloran su fallecimiento, en su tumba.

Seguidamente las palabras de Antonio Araque: “Despedimos tristemente hoy a uno de los grandes amigos de mi niñez, a uno de los hijos de Dilia Esther, de “Yiya”. Como nos duele decirle adiós al amigo de mi infancia, al compadre de mis querencias, al amigo leal, fiel y eternamente incomparable”.

“Su ausencia, querido compadre, intentaremos disimularla en el consuelo de los maravillosos momentos que compartimos con usted. Por siempre, nunca olvidaremos su rectitud, su gracia y su bondad. Aunque su cuerpo nos haya dejado, su espíritu y amor perdurarán en nuestros corazones”.

“En esta triste despedida nuevamente se lo recuerdo compadre. Seguiremos recordándolo gratamente como persona correcta, decente en amplitud, supremamente culto, estructuralmente íntegro, jovial, de modales envidiables, en fin, todo un señor”.

“La templanza que usted cultivó a través del esfuerzo diario, matizado con perseverante entrega y culto al cumplimiento del deber, de la disciplina, del orden, de la rigurosidad para formar, para crecer y avanzar superando escollos y finalmente conformar una familia, unos hijos y una esposa que hoy tristes y confundidos lo despedimos”.

“El compromiso y el trabajo, fueron características identificadoras de su comportar natural articulado con las buenas causas que le permitieron merecidos y meritorios reconocimientos en este pueblo que lo vio nacer y que hoy lo despide sentido y sorprendido por su pronta partida”.

“El adiós puede parecer eterno. La despedida es como el final, pero en mi corazón está el recuerdo y allí siempre estarás”.

“Que el camino se levante a su encuentro, que el viento esté siempre a su espalda. Que el sol brille cálido sobre su rostro y la lluvia caiga suave sobre sus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios le sostenga en el hueco de su mano y le bendiga por toda la eternidad”, concluyó “Toño” Araque. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected] @tiochiro.

Columnista
23 abril, 2024

Un primo maravilloso

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Se podría decir sin ambages que Manaure (Cesar) se conmovió y lloró a uno de sus insignes hijos, Luis Alejandro Jiménez Cotes, quien falleció el viernes anterior en un accidente de tránsito en la vía a San José de Oriente. El sepelio fue el lunes anterior, inició con una ceremonia religiosa en la iglesia del […]


Se podría decir sin ambages que Manaure (Cesar) se conmovió y lloró a uno de sus insignes hijos, Luis Alejandro Jiménez Cotes, quien falleció el viernes anterior en un accidente de tránsito en la vía a San José de Oriente.

El sepelio fue el lunes anterior, inició con una ceremonia religiosa en la iglesia del pueblo, oficiada por el sacerdote Abraham quien hizo mención de Luis Alejandro como su amigo y como un ser inolvidable. Sus familiares, amigos y el pueblo de sus afectos estuvieron presentes, dándole el último adiós terrenal, a quien en vida “fue el mejor primo”, como dice su pariente Albert Quintero Cotes.

Luego hicieron uso de la palabra póstuma su primo Armando Calle y uno de sus nietos. En cada alusión mostraron a Luis Alejandro como un ser maravilloso quien en vida pregonó su don de gente, servicial, hospitalario, familiar, con mucha humildad.

También estuvo presente en la ceremonia religiosa el médico internista manaurero Antonio “Toño” Araque, con quien compartió su niñez. “Crecimos juntos, vivimos muchas cosas bonitas en común, tantas alegrías maravillosas, somos compadres de sacramento”, agregó.

Corroboro que Luis Alejandro Jiménez Cotes, mi primo hermano, vivió una vida llena de plenitudes. Su trágica muerte nos abruma, porque dejó en cada uno de nosotros su intensidad de vida. Él fue así, repleto de bondades, un hombre amoroso con sus hijas e hijos. Un ser humano primordial para los manaureros y la región. Irradiaba energía y aunque le gustaba una porfía política al final se doblegaba por sus propios medios.

Su compadre del alma Toño Araque, intervino con unas palabras para dar a conocer sus encantos, su humildad y los ratos que pasaron juntos. Con sus sonoras carcajadas y su recio poder de atención, Luis Alejandro cultivó muchas amistades que hoy lloran su fallecimiento, en su tumba.

Seguidamente las palabras de Antonio Araque: “Despedimos tristemente hoy a uno de los grandes amigos de mi niñez, a uno de los hijos de Dilia Esther, de “Yiya”. Como nos duele decirle adiós al amigo de mi infancia, al compadre de mis querencias, al amigo leal, fiel y eternamente incomparable”.

“Su ausencia, querido compadre, intentaremos disimularla en el consuelo de los maravillosos momentos que compartimos con usted. Por siempre, nunca olvidaremos su rectitud, su gracia y su bondad. Aunque su cuerpo nos haya dejado, su espíritu y amor perdurarán en nuestros corazones”.

“En esta triste despedida nuevamente se lo recuerdo compadre. Seguiremos recordándolo gratamente como persona correcta, decente en amplitud, supremamente culto, estructuralmente íntegro, jovial, de modales envidiables, en fin, todo un señor”.

“La templanza que usted cultivó a través del esfuerzo diario, matizado con perseverante entrega y culto al cumplimiento del deber, de la disciplina, del orden, de la rigurosidad para formar, para crecer y avanzar superando escollos y finalmente conformar una familia, unos hijos y una esposa que hoy tristes y confundidos lo despedimos”.

“El compromiso y el trabajo, fueron características identificadoras de su comportar natural articulado con las buenas causas que le permitieron merecidos y meritorios reconocimientos en este pueblo que lo vio nacer y que hoy lo despide sentido y sorprendido por su pronta partida”.

“El adiós puede parecer eterno. La despedida es como el final, pero en mi corazón está el recuerdo y allí siempre estarás”.

“Que el camino se levante a su encuentro, que el viento esté siempre a su espalda. Que el sol brille cálido sobre su rostro y la lluvia caiga suave sobre sus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios le sostenga en el hueco de su mano y le bendiga por toda la eternidad”, concluyó “Toño” Araque. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected] @tiochiro.