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Columnista - 27 julio, 2022

Un poquito de hambre y un poquito de frío (Parte 2)

Por todo ello, siempre será necesaria una que otra palmada, uno que otro chancletazo a tiempo y o por supuesto hacer que la hormona dopamina

Boton Wpp

Los padres amorosos como ya lo había mencionado y según el Dr. De Zubiría son aquellos que se desbordan de amor hacia sus hijos sin esperar nada a cambio, es ese amor excesivo sin límites y bajo la creencia errónea que a los hijos hay que llenarlos de comodidades y evitarle a toda costa algún tipo de sufrimiento, este tipo de padres termina volcando sus frustraciones afectivas hacia sus hijos y cambiando tiempo por lujos y regalos.

La siguiente clasificación de padres corresponde a los padres liberales, son los que establecen una especie de línea imaginaria entre ellos y sus hijos, algo así como dos mundos independientes donde ambos se respetan mutuamente sus “espacios” y ninguno se mete en la vida del otro, es así como los hijos se vuelven unas ruedas sueltas adoptando toda suerte de estilos de vida que terminan casi siempre en drogas, alcoholismo, embarazos adolescentes entre otras que surgen en el desaforado mundo de libertinajes que propician este tipo de padres.

Y finalmente están los padres malos o anticuados, son esos que disciplinan, ponen límites, saben decir que no y entendieron que no se trata de ser amigos íntimos de los hijos, sino que establecen una autoridad clara en el hogar sabiendo que los adolescentes requieren una guía y un acompañamiento constante en la construcción de su carácter que según estudios de la neurociencia se termina de formar a los 21 años de edad por lo que el trabajo que hay que realizar hasta este punto en su crianza es crucial pues son la base con las que el adulto manejara su vida.

Uno de los factores que dio lugar a los padres amorosos y liberales fue el hecho de haber sacado de la casa a la madre quien a través de la historia era la columna vertebral en la formación en valores de los hijos, y esto lo presionó la aparición de más obligaciones en el hogar, es decir más facturas que pagar que ya el padre no alcanzaba a cubrir lo que la obligó a vincularse laboralmente fuera de casa y dejar la crianza de los hijos al TV en su momento a internet y hoy a las redes sociales, los resultados no requieren mayor análisis pues están a la vista de todos. 

El Dr. De Zubiría remató la conferencia con varios soportes científicos que sustentan su teoría y una de ellas tiene que ver con la estimulación de la hormona que regula el deseo y la curiosidad, es decir hablamos de la dopamina que es la que te hace buscar agua cuando tienes sed, o comida cuando te da hambre y así sucesivamente con todas las necesidades básicas que tenemos los humanos y por estar siendo padres amorosos y facilitándole la vida a nuestros hijos atrofiamos cada dia mas la producción de ésta haciendo que en una proporción importante estemos conviertendolos en inútiles, pero lo mas grave es que se le construye un mundo de mentiras al adolescente un especie de burbuja donde existe la ley del mínimo esfuerzo, es ese mundo donde mama o papá siempre estarán para resolverle la vida y cuando se enfrenta un problema real y no sabe como resolverlo no ve otra salida que buscarla en las drogas, en el alcohol o finalmente en el suicidio.

La otra reflexión que dejó el profesional fue que hay una forma fácil de identificar si usted es un buen padre o no y es por supuesto que tipo de hijos ha criado, si usted tiene buenos hijos usted ha hecho un gran trabajo y para saberlo su hijo debe cumplir con las siguientes condiciones: Que sea buen hijo, buen hermano, buen amigo y que sea buen estudiante, y todas las anteriores ponen a prueba valores y principios como la solidaridad, el respeto, la honestidad, la disciplina y por supuesto reconocer la autoridad en el hogar y fuera de ella.

Por todo ello, siempre será necesaria una que otra palmada, uno que otro chancletazo a tiempo y o por supuesto hacer que la hormona dopamina se desarrolle lo suficiente con un poquito de hambre y un poquito de frío.

Columnista
27 julio, 2022

Un poquito de hambre y un poquito de frío (Parte 2)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Por todo ello, siempre será necesaria una que otra palmada, uno que otro chancletazo a tiempo y o por supuesto hacer que la hormona dopamina


Los padres amorosos como ya lo había mencionado y según el Dr. De Zubiría son aquellos que se desbordan de amor hacia sus hijos sin esperar nada a cambio, es ese amor excesivo sin límites y bajo la creencia errónea que a los hijos hay que llenarlos de comodidades y evitarle a toda costa algún tipo de sufrimiento, este tipo de padres termina volcando sus frustraciones afectivas hacia sus hijos y cambiando tiempo por lujos y regalos.

La siguiente clasificación de padres corresponde a los padres liberales, son los que establecen una especie de línea imaginaria entre ellos y sus hijos, algo así como dos mundos independientes donde ambos se respetan mutuamente sus “espacios” y ninguno se mete en la vida del otro, es así como los hijos se vuelven unas ruedas sueltas adoptando toda suerte de estilos de vida que terminan casi siempre en drogas, alcoholismo, embarazos adolescentes entre otras que surgen en el desaforado mundo de libertinajes que propician este tipo de padres.

Y finalmente están los padres malos o anticuados, son esos que disciplinan, ponen límites, saben decir que no y entendieron que no se trata de ser amigos íntimos de los hijos, sino que establecen una autoridad clara en el hogar sabiendo que los adolescentes requieren una guía y un acompañamiento constante en la construcción de su carácter que según estudios de la neurociencia se termina de formar a los 21 años de edad por lo que el trabajo que hay que realizar hasta este punto en su crianza es crucial pues son la base con las que el adulto manejara su vida.

Uno de los factores que dio lugar a los padres amorosos y liberales fue el hecho de haber sacado de la casa a la madre quien a través de la historia era la columna vertebral en la formación en valores de los hijos, y esto lo presionó la aparición de más obligaciones en el hogar, es decir más facturas que pagar que ya el padre no alcanzaba a cubrir lo que la obligó a vincularse laboralmente fuera de casa y dejar la crianza de los hijos al TV en su momento a internet y hoy a las redes sociales, los resultados no requieren mayor análisis pues están a la vista de todos. 

El Dr. De Zubiría remató la conferencia con varios soportes científicos que sustentan su teoría y una de ellas tiene que ver con la estimulación de la hormona que regula el deseo y la curiosidad, es decir hablamos de la dopamina que es la que te hace buscar agua cuando tienes sed, o comida cuando te da hambre y así sucesivamente con todas las necesidades básicas que tenemos los humanos y por estar siendo padres amorosos y facilitándole la vida a nuestros hijos atrofiamos cada dia mas la producción de ésta haciendo que en una proporción importante estemos conviertendolos en inútiles, pero lo mas grave es que se le construye un mundo de mentiras al adolescente un especie de burbuja donde existe la ley del mínimo esfuerzo, es ese mundo donde mama o papá siempre estarán para resolverle la vida y cuando se enfrenta un problema real y no sabe como resolverlo no ve otra salida que buscarla en las drogas, en el alcohol o finalmente en el suicidio.

La otra reflexión que dejó el profesional fue que hay una forma fácil de identificar si usted es un buen padre o no y es por supuesto que tipo de hijos ha criado, si usted tiene buenos hijos usted ha hecho un gran trabajo y para saberlo su hijo debe cumplir con las siguientes condiciones: Que sea buen hijo, buen hermano, buen amigo y que sea buen estudiante, y todas las anteriores ponen a prueba valores y principios como la solidaridad, el respeto, la honestidad, la disciplina y por supuesto reconocer la autoridad en el hogar y fuera de ella.

Por todo ello, siempre será necesaria una que otra palmada, uno que otro chancletazo a tiempo y o por supuesto hacer que la hormona dopamina se desarrolle lo suficiente con un poquito de hambre y un poquito de frío.