El arranque del nuevo Congreso de la República ha sido estrepitoso. Cuando se pensó que la bajada de pantalones de Antanas Mockus iba a ser el hecho más recordado apareció el anuncio de la renuncia del senador Álvaro Uribe Vélez, luego de que la Corte Suprema de Justicia lo llamara a indagatoria por supuesto soborno […]
El arranque del nuevo Congreso de la República ha sido estrepitoso. Cuando se pensó que la bajada de pantalones de Antanas Mockus iba a ser el hecho más recordado apareció el anuncio de la renuncia del senador Álvaro Uribe Vélez, luego de que la Corte Suprema de Justicia lo llamara a indagatoria por supuesto soborno y fraude procesal en el caso de los falsos testigos contra el también senador Iván Cepeda.
El anuncio del dos veces presidente de Colombia, senador más votado en las pasadas elecciones y líder del partido Centro Democrático, que puso a Iván Duque como mandatario del país para los próximos cuatro años, ha causado un revuelo sin precedentes.
Consideramos que lo importante es que Uribe se someta a las disposiciones de la justicia, pues el mismo sistema se encargará de determinar si lo más convenientes es procesarlo en la Corte Suprema o ante la Fiscalía General de la Nación.
No hay claridad sobre lo que sucederá. Los eruditos del derecho interpretan las normas a su acomodo, para justificar o satanizar lo que está pasando en el polémico caso; por un lado se cuestiona la decisión de los magistrados debido a la propuesta del uribismo en la pasada campaña electoral de unificar las altas cortes, y por el otro las estrategias de defensa del senador son cuestionadas por algunos líderes de la oposición.
En medio del embrollo político- judicial, lo que esperaría cualquier ciudadano del común es que se juzgue al expresidente en derecho para determinar su culpabilidad o inocencia. El que nada debe nada teme.
La Corte tiene sus pruebas, el uribismos también. El debate mediático está abierto y cada quien hará su juicio, pero el rifirrafe debe darse de manera oportuna en los estrados judiciales, sin decisiones amañadas y funcionarios torcidos, como los que han mancillado la justicia en los últimos años.
Ayer se esperaba que la renuncia fuera debatida en la plenaria del Senado, pero Uribe no asistió y el tema quedaría aplazado. Lo que si inició fue la discusión sobre la conformación de las comisiones constitucionales y legales del Congreso y la repartición de las últimas oficinas para los congresistas.
Amanecerá y veremos qué pasará con el caudillo político más importante de la historia actual del país, quien está ad portas de dejar la curul que le dieron el pasado 11 de marzo más 875 mil colombianos, de los cuales 8.683 fueron del departamento del Cesar y 4.622 de Valledupar.
El arranque del nuevo Congreso de la República ha sido estrepitoso. Cuando se pensó que la bajada de pantalones de Antanas Mockus iba a ser el hecho más recordado apareció el anuncio de la renuncia del senador Álvaro Uribe Vélez, luego de que la Corte Suprema de Justicia lo llamara a indagatoria por supuesto soborno […]
El arranque del nuevo Congreso de la República ha sido estrepitoso. Cuando se pensó que la bajada de pantalones de Antanas Mockus iba a ser el hecho más recordado apareció el anuncio de la renuncia del senador Álvaro Uribe Vélez, luego de que la Corte Suprema de Justicia lo llamara a indagatoria por supuesto soborno y fraude procesal en el caso de los falsos testigos contra el también senador Iván Cepeda.
El anuncio del dos veces presidente de Colombia, senador más votado en las pasadas elecciones y líder del partido Centro Democrático, que puso a Iván Duque como mandatario del país para los próximos cuatro años, ha causado un revuelo sin precedentes.
Consideramos que lo importante es que Uribe se someta a las disposiciones de la justicia, pues el mismo sistema se encargará de determinar si lo más convenientes es procesarlo en la Corte Suprema o ante la Fiscalía General de la Nación.
No hay claridad sobre lo que sucederá. Los eruditos del derecho interpretan las normas a su acomodo, para justificar o satanizar lo que está pasando en el polémico caso; por un lado se cuestiona la decisión de los magistrados debido a la propuesta del uribismo en la pasada campaña electoral de unificar las altas cortes, y por el otro las estrategias de defensa del senador son cuestionadas por algunos líderes de la oposición.
En medio del embrollo político- judicial, lo que esperaría cualquier ciudadano del común es que se juzgue al expresidente en derecho para determinar su culpabilidad o inocencia. El que nada debe nada teme.
La Corte tiene sus pruebas, el uribismos también. El debate mediático está abierto y cada quien hará su juicio, pero el rifirrafe debe darse de manera oportuna en los estrados judiciales, sin decisiones amañadas y funcionarios torcidos, como los que han mancillado la justicia en los últimos años.
Ayer se esperaba que la renuncia fuera debatida en la plenaria del Senado, pero Uribe no asistió y el tema quedaría aplazado. Lo que si inició fue la discusión sobre la conformación de las comisiones constitucionales y legales del Congreso y la repartición de las últimas oficinas para los congresistas.
Amanecerá y veremos qué pasará con el caudillo político más importante de la historia actual del país, quien está ad portas de dejar la curul que le dieron el pasado 11 de marzo más 875 mil colombianos, de los cuales 8.683 fueron del departamento del Cesar y 4.622 de Valledupar.