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Columnista - 28 diciembre, 2015

Un momento crucial para el vallenato

La declaratoria de la Unesco en favor del vallenato tradicional nos coloca en un punto de partida que es decisivo; puesto que es una oportunidad para que los grupos consagrados retomen la tradición, y para que las nuevas generaciones también la abracen, lo cual sería muy bien visto por el público que ya estaba harto […]

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La declaratoria de la Unesco en favor del vallenato tradicional nos coloca en un punto de partida que es decisivo; puesto que es una oportunidad para que los grupos consagrados retomen la tradición, y para que las nuevas generaciones también la abracen, lo cual sería muy bien visto por el público que ya estaba harto de escuchar estilos gemelos y cantos facilistas.

Se nota un renacer que no deja de ser oportuno ahora que la mayoría de nuestros artistas empiezan a entender que las borracheras irredentas son origen de depresiones horribles, guayabos bestiales y que alcoholizarse es intoxicar el organismo en busca de una falsa felicidad; además el trago no suma, todo lo resta: salud, dinero inteligencia, amistades, el amor y la fe en Dios, no hay nada inteligente en quedar doblado en una silla o convirtirse en un monigote que se va a los extremos; en cambio sí hay inteligencia en aquel que hace gimnasia o camina todos los días y cuida su alimentación complementada con sana recreación familiar.

Es oportuno para organizar nuestra música, ya está definido que el vallenato tradicional: paseo, son, merengue y puya son el patrimonio musical, ahora nos toca organizar a los pelaos, miremos que hay de bueno en ellos puesto que los patrimonios no son estáticos, son dinámicos.

Me preocupan ciertos señores que equivocadamente creen que el patrimonio es el ego de ellos y no el vallenato, tal vez piensan que todo debe pasar por el colador de su pensar, lástima que vivan con ese “enchoyamiento” de creerse que son los que más saben. Con la realización del plan de salvaguardia nos dimos cuenta que la mayoría son gente bien informada, pero no son conocedores, no me estoy postulando como el más duro puesto que siempre he dicho que yo me apoyo en Tomas Darío Gutiérrez, Julio Oñate Martínez, Beto Murgas y mi señora madre Ana Antonia Ospino, “La nuñe”, más la experiencia y compresión sincera que aplico a mi aporte por nuestra cultura.

Hay que trabajar en conjunto, sin ese afán de sacar ventajas económicas a los que de buena fe trabajamos en pro de nuestra música.

Que humillación y que bajeza de algunos señores que lo sientan a uno en un lugar con aire acondicionado a sacarle el jugo y luego pagan en ocasiones con una empanada y un juguito de mora con la mitad del vasito de plástico lleno de hielo. ¡Señores! La misión es organizar el patrimonio para todos esos niños que están en este momento en las academias y establecer orden en todas las direcciones, no es abrir oportunidades para que nos oigan hablar bonito.

Columnista
28 diciembre, 2015

Un momento crucial para el vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

La declaratoria de la Unesco en favor del vallenato tradicional nos coloca en un punto de partida que es decisivo; puesto que es una oportunidad para que los grupos consagrados retomen la tradición, y para que las nuevas generaciones también la abracen, lo cual sería muy bien visto por el público que ya estaba harto […]


La declaratoria de la Unesco en favor del vallenato tradicional nos coloca en un punto de partida que es decisivo; puesto que es una oportunidad para que los grupos consagrados retomen la tradición, y para que las nuevas generaciones también la abracen, lo cual sería muy bien visto por el público que ya estaba harto de escuchar estilos gemelos y cantos facilistas.

Se nota un renacer que no deja de ser oportuno ahora que la mayoría de nuestros artistas empiezan a entender que las borracheras irredentas son origen de depresiones horribles, guayabos bestiales y que alcoholizarse es intoxicar el organismo en busca de una falsa felicidad; además el trago no suma, todo lo resta: salud, dinero inteligencia, amistades, el amor y la fe en Dios, no hay nada inteligente en quedar doblado en una silla o convirtirse en un monigote que se va a los extremos; en cambio sí hay inteligencia en aquel que hace gimnasia o camina todos los días y cuida su alimentación complementada con sana recreación familiar.

Es oportuno para organizar nuestra música, ya está definido que el vallenato tradicional: paseo, son, merengue y puya son el patrimonio musical, ahora nos toca organizar a los pelaos, miremos que hay de bueno en ellos puesto que los patrimonios no son estáticos, son dinámicos.

Me preocupan ciertos señores que equivocadamente creen que el patrimonio es el ego de ellos y no el vallenato, tal vez piensan que todo debe pasar por el colador de su pensar, lástima que vivan con ese “enchoyamiento” de creerse que son los que más saben. Con la realización del plan de salvaguardia nos dimos cuenta que la mayoría son gente bien informada, pero no son conocedores, no me estoy postulando como el más duro puesto que siempre he dicho que yo me apoyo en Tomas Darío Gutiérrez, Julio Oñate Martínez, Beto Murgas y mi señora madre Ana Antonia Ospino, “La nuñe”, más la experiencia y compresión sincera que aplico a mi aporte por nuestra cultura.

Hay que trabajar en conjunto, sin ese afán de sacar ventajas económicas a los que de buena fe trabajamos en pro de nuestra música.

Que humillación y que bajeza de algunos señores que lo sientan a uno en un lugar con aire acondicionado a sacarle el jugo y luego pagan en ocasiones con una empanada y un juguito de mora con la mitad del vasito de plástico lleno de hielo. ¡Señores! La misión es organizar el patrimonio para todos esos niños que están en este momento en las academias y establecer orden en todas las direcciones, no es abrir oportunidades para que nos oigan hablar bonito.