Se ha adelantado la fase de prefactibilidad de los estudios adelantados por ENterritorio, en desarrollo de convenio con el DNP, del embalse de Los Besotes. Su resultado es muy claro, y lo explicó la gerente Lina Barrera en entrevista para EL PILÓN: “..esa etapa de prefactibilidad lo que concluyó fue que los caudales que hoy tiene el río Guatapurí no van a alcanzar para garantizar una demanda permanente y confiable para la ciudad, entonces eso obliga a almacenar agua y hacerles regulación a los caudales, al río. Y el proyecto dado su carácter multi- propósito puede abastecer agua para la población principalmente, pero podría usarse en el agro, en generación de energías y como importante atractivo turístico”.
Se ha adelantado la fase de prefactibilidad de los estudios adelantados por ENterritorio, en desarrollo de convenio con el DNP, del embalse de Los Besotes. Su resultado es muy claro, y lo explicó la gerente Lina Barrera en entrevista para EL PILÓN: “..esa etapa de prefactibilidad lo que concluyó fue que los caudales que hoy tiene el río Guatapurí no van a alcanzar para garantizar una demanda permanente y confiable para la ciudad, entonces eso obliga a almacenar agua y hacerles regulación a los caudales, al río. Y el proyecto dado su carácter multi- propósito puede abastecer agua para la población principalmente, pero podría usarse en el agro, en generación de energías y como importante atractivo turístico”.
El estudio consideró las diferentes alternativas para resolver el problema consistente en asegurarle el agua a una población que en dos décadas estará pisando al millón de habitantes y prácticamente se unirá a La Paz y San Diego; entre otras, el uso de agua subterránea, que no es una alternativa excluida: simplemente podría ser una solución de carácter temporal y marginal. Hay importantes experiencias, como que a principios del año el embalse de Bucaramanga, construido en el gobierno anterior, ubicado en el río Tona, evitó la sequía en los grifos santandereanos. Es un embalse de 18 millones de metros cúbicos, que puede proveer 3000 litros por segundo; el de Besotes tendrá 38, e inundaría unas 170 hectáreas, un espejo de agua tan cercano a la ciudad que le daría una nueva atracción y entretenimiento para los pueblos de la sierra, para los visitantes, un claro y tangible beneficio. Todo si la factibilidad, que es la etapa que sigue de los estudios, se puede llevar a cabo y superar el escollo de la oposición de las comunidades indígenas que no dejan hacer las actividades de campo. Si bien se podrían adelantar algunas de escritorio, y con información satelital, sin tomar unas pruebas, muestras, mediciones el proyecto se condenaría al fracaso. Y ese destino es de un escenario de perdedores en el que nadie obtiene un trofeo, al frustrarse el desarrollo de Valledupar y sus actuales y futuros residentes.
Fue un gran esfuerzo de alinear factores, ‘los astros y las estrellas’, para que el gobierno nacional destinara del orden de $ 10.000 millones para actualizar los estudios, adoptándose las normas internacionales más exigentes, entre ellas las de sismoresistencia y de los mayores estándares ambientales y sociales. Se estima una inversión de US 150 millones, buena para la economía y empleo regional.
El proyecto incluye la conexión hasta la planta de tratamiento, de modo que no repite la experiencia de la represa del Ranchería que no tuvo conducción a los acueductos de la región.
Por eso es sensato el llamado de la gerente de la entidad: “no desconocemos la importancia que tienen las comunidades indígenas de la región en la preservación del agua y el medio ambiente y que por eso queremos contar con el aval y del apoyo de ellos tanto para etapa de factibilidad como en las etapas de construcción y posconstrucción (…) nada se va a hacer sin la concertación y sin el visto bueno del gobernador, el alcalde y de las autoridades indígenas, ..”
Se ha adelantado la fase de prefactibilidad de los estudios adelantados por ENterritorio, en desarrollo de convenio con el DNP, del embalse de Los Besotes. Su resultado es muy claro, y lo explicó la gerente Lina Barrera en entrevista para EL PILÓN: “..esa etapa de prefactibilidad lo que concluyó fue que los caudales que hoy tiene el río Guatapurí no van a alcanzar para garantizar una demanda permanente y confiable para la ciudad, entonces eso obliga a almacenar agua y hacerles regulación a los caudales, al río. Y el proyecto dado su carácter multi- propósito puede abastecer agua para la población principalmente, pero podría usarse en el agro, en generación de energías y como importante atractivo turístico”.
Se ha adelantado la fase de prefactibilidad de los estudios adelantados por ENterritorio, en desarrollo de convenio con el DNP, del embalse de Los Besotes. Su resultado es muy claro, y lo explicó la gerente Lina Barrera en entrevista para EL PILÓN: “..esa etapa de prefactibilidad lo que concluyó fue que los caudales que hoy tiene el río Guatapurí no van a alcanzar para garantizar una demanda permanente y confiable para la ciudad, entonces eso obliga a almacenar agua y hacerles regulación a los caudales, al río. Y el proyecto dado su carácter multi- propósito puede abastecer agua para la población principalmente, pero podría usarse en el agro, en generación de energías y como importante atractivo turístico”.
El estudio consideró las diferentes alternativas para resolver el problema consistente en asegurarle el agua a una población que en dos décadas estará pisando al millón de habitantes y prácticamente se unirá a La Paz y San Diego; entre otras, el uso de agua subterránea, que no es una alternativa excluida: simplemente podría ser una solución de carácter temporal y marginal. Hay importantes experiencias, como que a principios del año el embalse de Bucaramanga, construido en el gobierno anterior, ubicado en el río Tona, evitó la sequía en los grifos santandereanos. Es un embalse de 18 millones de metros cúbicos, que puede proveer 3000 litros por segundo; el de Besotes tendrá 38, e inundaría unas 170 hectáreas, un espejo de agua tan cercano a la ciudad que le daría una nueva atracción y entretenimiento para los pueblos de la sierra, para los visitantes, un claro y tangible beneficio. Todo si la factibilidad, que es la etapa que sigue de los estudios, se puede llevar a cabo y superar el escollo de la oposición de las comunidades indígenas que no dejan hacer las actividades de campo. Si bien se podrían adelantar algunas de escritorio, y con información satelital, sin tomar unas pruebas, muestras, mediciones el proyecto se condenaría al fracaso. Y ese destino es de un escenario de perdedores en el que nadie obtiene un trofeo, al frustrarse el desarrollo de Valledupar y sus actuales y futuros residentes.
Fue un gran esfuerzo de alinear factores, ‘los astros y las estrellas’, para que el gobierno nacional destinara del orden de $ 10.000 millones para actualizar los estudios, adoptándose las normas internacionales más exigentes, entre ellas las de sismoresistencia y de los mayores estándares ambientales y sociales. Se estima una inversión de US 150 millones, buena para la economía y empleo regional.
El proyecto incluye la conexión hasta la planta de tratamiento, de modo que no repite la experiencia de la represa del Ranchería que no tuvo conducción a los acueductos de la región.
Por eso es sensato el llamado de la gerente de la entidad: “no desconocemos la importancia que tienen las comunidades indígenas de la región en la preservación del agua y el medio ambiente y que por eso queremos contar con el aval y del apoyo de ellos tanto para etapa de factibilidad como en las etapas de construcción y posconstrucción (…) nada se va a hacer sin la concertación y sin el visto bueno del gobernador, el alcalde y de las autoridades indígenas, ..”