En diálogo con EL PILÓN, la hoy entrenadora recordó sus inicios como deportista y los logros obtenidos durante sus más de 30 años de carrera.
Una frase de Diomedes días cita: “Al que le van a dar le guardan, y si está frío se lo calientan”. Algo muy parecido pasó en la vida de la entrenadora de taekwondo Irma Gómez, quién desde muy niña ha estado vinculada al deporte.
Lee también: Dos generaciones del taekwondo, un mismo consejo
Aunque sus primeros pasos los dio en el atletismo y el voleibol, la vida le tenía preparado un destino diferente. “En nuestros entrenamientos de atletismo en el estadio (Armando Maestre) compartíamos el escenario con los de taekwondo. Un día por accidente le di un golpe en la cara a una de mis compañeras de atletismo, eso lo vieron los entrenadores de taekwondo que estaban allí y me preguntaron que si yo quería practicar, a lo que respondí que sí”, relató la entrenadora.
Una vez aceptó la propuesta, la joven deportista, deseosa de seguir aprendiendo, iba todas las noches a practicar, a escondidas de su mamá, a quién no le gustaba verla con el kimono puesto.
En el año 1987, Irma Gómez empezaría a forjar el camino que la posicionó como una referente de este deporte. A raíz de que sus primeros entrenadores se fueron de Valledupar, la deportista llegó a encontrarse con el adiestrador Álvaro Vidal. Aplicando los consejos de su nuevo timonel llegaron los títulos en eventos nacionales, regionales y llamados a la selección Colombia de Taekwondo durante seis años consecutivos.
Te puede interesar: Taekwondo vs., levantamiento de potencia
Dos de los títulos más importantes para la hoja de vida de Irma Gómez fueron los nacionales de 1992 y 1996, aunque este último logro no fue vistiendo los colores del Cesar, sino compitiendo para Antioquia.
“Mi sueño era conocer Bogotá, y se me dio la oportunidad de vivir allá durante tres meses y participé en un torneo internacional, pero el frío me aburrió y conocí varias amigas de Medellín que me dijeron que me fuera a vivir allá. En mi paso por Antioquia fui bien tratada, tenía el respaldo de la liga, pero me ganó la nostalgia y tomé la decisión de retornar a Valledupar”.
Uno de los factores que hicieron regresar a la campeona nacional fue cuando en varias oportunidades compitió en contra del departamento del Cesar, y, aunque en Antioquia estaba bien, “las victorias no sabían igual”.
No dejes de leer: Cesarenses se destacaron en el Campamento Mundial de Taekwondo
Luego de su regreso, los triunfos siguieron llegando como ‘lluvia de abril’, sin embargo, para la Federación Colombiana de Taekwondo no era suficiente.
La falta de protagonismo internacional fue mermando los ánimos de la competidora, quien una vez culminó sus estudios universitarios, los cuales llevaba en paralelo a su carrera deportiva, se tomó un año y medio para pensar las cosas, para posteriormente retirarse de la actividad profesional.
El año 2000 significó el regreso de Irma Gómez a los escenarios deportivos, pero esta vez como entrenadora. Su primera experiencia fue con la Secretaría de Deportes del Cesar (IDERCE por aquel entonces) a cargo de la escuela de formación deportiva.
Los trabajos con la escuela de formación continuaron y en el año 2001, en el colegio Francisco Molina Sánchez se dio a conocer un joven que vino desde el municipio de El Difícil, Magdalena, su nombre, Óscar Muñoz.
“Óscar (Muñoz) es mi deportista estrella, yo lo dirigí durante muchos años, le enseñé parte de los conocimientos que él tiene y luego el profesor Álvaro Vidal, entrenador departamental, también le dio muchas bases sólidas”, señaló.
Después de Óscar Muñoz, deportistas como Pedro Guerra, Rafael Daza, Jhon Quintero, entre otros taekwondogas que hacen parte de la selección Cesar, también han recibido los conocimientos impartidos por Irma Gómez, por lo que más de 30 años en el taekwondo la convierten en una voz autorizada para hablar de este deporte y un ejemplo a seguir para la nueva camada de entrenadores y deportistas del Cesar.
Por: Robert Cadavid/EL PILÓN
En diálogo con EL PILÓN, la hoy entrenadora recordó sus inicios como deportista y los logros obtenidos durante sus más de 30 años de carrera.
Una frase de Diomedes días cita: “Al que le van a dar le guardan, y si está frío se lo calientan”. Algo muy parecido pasó en la vida de la entrenadora de taekwondo Irma Gómez, quién desde muy niña ha estado vinculada al deporte.
Lee también: Dos generaciones del taekwondo, un mismo consejo
Aunque sus primeros pasos los dio en el atletismo y el voleibol, la vida le tenía preparado un destino diferente. “En nuestros entrenamientos de atletismo en el estadio (Armando Maestre) compartíamos el escenario con los de taekwondo. Un día por accidente le di un golpe en la cara a una de mis compañeras de atletismo, eso lo vieron los entrenadores de taekwondo que estaban allí y me preguntaron que si yo quería practicar, a lo que respondí que sí”, relató la entrenadora.
Una vez aceptó la propuesta, la joven deportista, deseosa de seguir aprendiendo, iba todas las noches a practicar, a escondidas de su mamá, a quién no le gustaba verla con el kimono puesto.
En el año 1987, Irma Gómez empezaría a forjar el camino que la posicionó como una referente de este deporte. A raíz de que sus primeros entrenadores se fueron de Valledupar, la deportista llegó a encontrarse con el adiestrador Álvaro Vidal. Aplicando los consejos de su nuevo timonel llegaron los títulos en eventos nacionales, regionales y llamados a la selección Colombia de Taekwondo durante seis años consecutivos.
Te puede interesar: Taekwondo vs., levantamiento de potencia
Dos de los títulos más importantes para la hoja de vida de Irma Gómez fueron los nacionales de 1992 y 1996, aunque este último logro no fue vistiendo los colores del Cesar, sino compitiendo para Antioquia.
“Mi sueño era conocer Bogotá, y se me dio la oportunidad de vivir allá durante tres meses y participé en un torneo internacional, pero el frío me aburrió y conocí varias amigas de Medellín que me dijeron que me fuera a vivir allá. En mi paso por Antioquia fui bien tratada, tenía el respaldo de la liga, pero me ganó la nostalgia y tomé la decisión de retornar a Valledupar”.
Uno de los factores que hicieron regresar a la campeona nacional fue cuando en varias oportunidades compitió en contra del departamento del Cesar, y, aunque en Antioquia estaba bien, “las victorias no sabían igual”.
No dejes de leer: Cesarenses se destacaron en el Campamento Mundial de Taekwondo
Luego de su regreso, los triunfos siguieron llegando como ‘lluvia de abril’, sin embargo, para la Federación Colombiana de Taekwondo no era suficiente.
La falta de protagonismo internacional fue mermando los ánimos de la competidora, quien una vez culminó sus estudios universitarios, los cuales llevaba en paralelo a su carrera deportiva, se tomó un año y medio para pensar las cosas, para posteriormente retirarse de la actividad profesional.
El año 2000 significó el regreso de Irma Gómez a los escenarios deportivos, pero esta vez como entrenadora. Su primera experiencia fue con la Secretaría de Deportes del Cesar (IDERCE por aquel entonces) a cargo de la escuela de formación deportiva.
Los trabajos con la escuela de formación continuaron y en el año 2001, en el colegio Francisco Molina Sánchez se dio a conocer un joven que vino desde el municipio de El Difícil, Magdalena, su nombre, Óscar Muñoz.
“Óscar (Muñoz) es mi deportista estrella, yo lo dirigí durante muchos años, le enseñé parte de los conocimientos que él tiene y luego el profesor Álvaro Vidal, entrenador departamental, también le dio muchas bases sólidas”, señaló.
Después de Óscar Muñoz, deportistas como Pedro Guerra, Rafael Daza, Jhon Quintero, entre otros taekwondogas que hacen parte de la selección Cesar, también han recibido los conocimientos impartidos por Irma Gómez, por lo que más de 30 años en el taekwondo la convierten en una voz autorizada para hablar de este deporte y un ejemplo a seguir para la nueva camada de entrenadores y deportistas del Cesar.
Por: Robert Cadavid/EL PILÓN