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Columnista - 25 mayo, 2023

Un diálogo con mi perro

Antes de aparecer en la puerta del garaje, mi perro, que acaba de cumplir trece años, me esperaba entre corrillos continuos y movimientos de su cola

Llegué a mi casa cansado por el extenuante trabajo del día, pero satisfecho con la labor cumplida.

Antes de aparecer en la puerta del garaje, mi perro, que acaba de cumplir trece años, me esperaba entre corrillos continuos y movimientos de su cola, como muestra de la inmensa satisfacción por mi presencia nuevamente en el hogar; entonces, lo tomo en mis brazos y lo saludo sobándole la garganta. 

Me gusta hablar con él, pues parece que me respondiera y yo creo que sí.

—¿Cómo estás Lucas?, — le pregunto y por los ademanes y movimientos de su boca y los sonidos que emite parece que me respondiera…

—¡Bien¡ feliz de verte, …estás llegando un poco tarde.

—Claro que sí—, le respondo, …. cada día debo trabajar más para que todo en casa marche bien, hago siempre lo máximo que pueda.

—Yo lo sé. Cuando veo que la comida no falta en casa y que hasta puedo darme el lujo de una siesta diaria bajo el fresco de un acondicionador de aire, que duermo en tu cama, o en tu hamaca, me doy de inmediato cuenta que el paraíso existe y está aquí en la tierra. —

—Así es Lucas, el paraíso existe. —

—Pero veo en tu mirada algo de tristeza, ¿podría saber qué te pasa? —

—Es que me pongo a pensar en otros animales de mi especie, que deambulan por las calles bajo un sol irrebatible como su hambre y eso me hace pensar que el infierno también está acá en la tierra. —

—Claro que sí Lucas, …. No más con ver que en el campo político, en la lucha del hombre contra el hombre cuando se acercan unas elecciones, los participantes empiezan con ataques y críticas que en la mayoría de los casos, dominados por la bajeza moral, arremeten contra sus contrincantes sin pelos en la lengua y sin razones en sus ideas, solo por los odios y resentimientos profundos de diablos encendidos, que dominan la voluntad de la ingenuidad mediocre de los débiles de corazón,….si, aquí el infierno se hace presente.—

—Entonces mi amo, no debes participar en actos políticos porque te tropezarás con purgatorios e infiernos por todas partes. —

—Lo que pasa Lucas, es que, si no tomamos parte en los problemas políticos, sociales y económicos, jamás podremos encontrar ese paraíso en que tú vives, aunque sea por momentos; hay que luchar contra las adversidades, pero con fortaleza y dignidad de corazón para avanzar en la construcción de un bienestar común y para aún ello existe mucha gente con principios y condiciones superiores al medio, y a estos hay que ponerlos al frente de tales manejos. —

—Tienes razón mi amo, …la vida no es sino una lucha permanente contra muchos obstáculos, donde la tenacidad con la buena fe encauza por los buenos senderos, los senderos del bien y del triunfo. Hay que luchar, de otra manera no valdría la pena un encuentro con nuestro destino. —

—¿Qué piensas entonces que debemos hacer? —

—Fácil, no decaer por demasiados y dificultosos que sean los caminos; hay que construir atajos permanentes para cumplir metas, teniendo presente que cuando se siente compasión por los seres vivientes y por nuestra naturaleza estaríamos alcanzado la verdadera capacidad de servicio. —

Como confío en ti Lucas, sé que a nadie contarás mis secretos, es por ello que gasto tiempo hablando contigo a pesar de tanta crueldad en la vida humana, pero es que sin darme cuenta estoy penetrando en la base para destruir el odio que es una buena tarea para un buen ciudadano.

—Yo creo que estás en un paraíso como también nos sentimos en esta casa con tu presencia.

No solo eres parte de nuestro hogar, pues llenas muchos vacíos que lo completas con la alegría y lealtad que nos trasmites ante tantas injusticias en este mundo, que nos deprimen a diario. —

—Si mi amo. Hay que luchar, hay que luchar, hasta el final, hasta tocar las penumbras y aún después de tocarlas—

Mirándome fijamente movió su cola y en pocos segundos me expresó todo lo que en este coloquio   aún no he podido decir por completo 

Terminé por interrumpir mi charla cuando lo vi cabizbajo, como entretenido con mis palabras, pero también noté que en ese momento rimaba su tristeza con la tristeza mía.

Columnista
25 mayo, 2023

Un diálogo con mi perro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Fausto Cotes

Antes de aparecer en la puerta del garaje, mi perro, que acaba de cumplir trece años, me esperaba entre corrillos continuos y movimientos de su cola


Llegué a mi casa cansado por el extenuante trabajo del día, pero satisfecho con la labor cumplida.

Antes de aparecer en la puerta del garaje, mi perro, que acaba de cumplir trece años, me esperaba entre corrillos continuos y movimientos de su cola, como muestra de la inmensa satisfacción por mi presencia nuevamente en el hogar; entonces, lo tomo en mis brazos y lo saludo sobándole la garganta. 

Me gusta hablar con él, pues parece que me respondiera y yo creo que sí.

—¿Cómo estás Lucas?, — le pregunto y por los ademanes y movimientos de su boca y los sonidos que emite parece que me respondiera…

—¡Bien¡ feliz de verte, …estás llegando un poco tarde.

—Claro que sí—, le respondo, …. cada día debo trabajar más para que todo en casa marche bien, hago siempre lo máximo que pueda.

—Yo lo sé. Cuando veo que la comida no falta en casa y que hasta puedo darme el lujo de una siesta diaria bajo el fresco de un acondicionador de aire, que duermo en tu cama, o en tu hamaca, me doy de inmediato cuenta que el paraíso existe y está aquí en la tierra. —

—Así es Lucas, el paraíso existe. —

—Pero veo en tu mirada algo de tristeza, ¿podría saber qué te pasa? —

—Es que me pongo a pensar en otros animales de mi especie, que deambulan por las calles bajo un sol irrebatible como su hambre y eso me hace pensar que el infierno también está acá en la tierra. —

—Claro que sí Lucas, …. No más con ver que en el campo político, en la lucha del hombre contra el hombre cuando se acercan unas elecciones, los participantes empiezan con ataques y críticas que en la mayoría de los casos, dominados por la bajeza moral, arremeten contra sus contrincantes sin pelos en la lengua y sin razones en sus ideas, solo por los odios y resentimientos profundos de diablos encendidos, que dominan la voluntad de la ingenuidad mediocre de los débiles de corazón,….si, aquí el infierno se hace presente.—

—Entonces mi amo, no debes participar en actos políticos porque te tropezarás con purgatorios e infiernos por todas partes. —

—Lo que pasa Lucas, es que, si no tomamos parte en los problemas políticos, sociales y económicos, jamás podremos encontrar ese paraíso en que tú vives, aunque sea por momentos; hay que luchar contra las adversidades, pero con fortaleza y dignidad de corazón para avanzar en la construcción de un bienestar común y para aún ello existe mucha gente con principios y condiciones superiores al medio, y a estos hay que ponerlos al frente de tales manejos. —

—Tienes razón mi amo, …la vida no es sino una lucha permanente contra muchos obstáculos, donde la tenacidad con la buena fe encauza por los buenos senderos, los senderos del bien y del triunfo. Hay que luchar, de otra manera no valdría la pena un encuentro con nuestro destino. —

—¿Qué piensas entonces que debemos hacer? —

—Fácil, no decaer por demasiados y dificultosos que sean los caminos; hay que construir atajos permanentes para cumplir metas, teniendo presente que cuando se siente compasión por los seres vivientes y por nuestra naturaleza estaríamos alcanzado la verdadera capacidad de servicio. —

Como confío en ti Lucas, sé que a nadie contarás mis secretos, es por ello que gasto tiempo hablando contigo a pesar de tanta crueldad en la vida humana, pero es que sin darme cuenta estoy penetrando en la base para destruir el odio que es una buena tarea para un buen ciudadano.

—Yo creo que estás en un paraíso como también nos sentimos en esta casa con tu presencia.

No solo eres parte de nuestro hogar, pues llenas muchos vacíos que lo completas con la alegría y lealtad que nos trasmites ante tantas injusticias en este mundo, que nos deprimen a diario. —

—Si mi amo. Hay que luchar, hay que luchar, hasta el final, hasta tocar las penumbras y aún después de tocarlas—

Mirándome fijamente movió su cola y en pocos segundos me expresó todo lo que en este coloquio   aún no he podido decir por completo 

Terminé por interrumpir mi charla cuando lo vi cabizbajo, como entretenido con mis palabras, pero también noté que en ese momento rimaba su tristeza con la tristeza mía.