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Columnista - 24 septiembre, 2014

Un cumpleaños feliz

Cada vez que alguien cumple años en una familia, todo mundo se pone muy contento. Incluso, se hacen reuniones para festejar dicho acontecimiento que es cada año. Cada cumplimentado recibe regalos, abrazos, besos, cariños y promesas como las recibidas el sábado anterior por mi sobrina y ahijada Karen Leonor Cotes Gámez en su quinceañero y […]

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Cada vez que alguien cumple años en una familia, todo mundo se pone muy contento. Incluso, se hacen reuniones para festejar dicho acontecimiento que es cada año.
Cada cumplimentado recibe regalos, abrazos, besos, cariños y promesas como las recibidas el sábado anterior por mi sobrina y ahijada Karen Leonor Cotes Gámez en su quinceañero y el domingo pasado en el cumpleaños de mi hermano Romel Cotes Zuleta.
Todo esto pasa en cada familia, ya lo dije y no lo vuelvo a repetir. En cambio, cuando una institución también cumple años los dueños o accionistas y los trabajadores salen a relucir las virtudes de la empresa, mientras que los espectadores reciben ese cumpleaños con mucha discreción.
Lo dicho anteriormente es una verdad de a puño, suele decir el periodista José Orellano, para finiquitar cualquier asunto en discusión.
Hago referencia ahora a los festejos que se han organizado para estos días por la celebración de los 20 años de creación del periódico EL PILÓN. Es un año más de los 19 que duró Gabriel García Márquez pensando y escribiendo su obra cumbre de Cien años de Soledad.
“Toda una vida”, diría el también Premio Nobel de Literatura, el escritor Chino Mo Yan, seudónimo de Guan Moye, que significa “no hables”.
La verdad es que recuerdo la creación de EL PILÓN, porque trabajaba como corresponsal de El Heraldo, y tengo muy presente al arriero abogado vallenato Dickson Quiroz y a Iván Alejandro Duarte, un cachaco que llegó a Valledupar contratado por el entonces Alcalde Rodolfo Campo Soto. Ellos dos se trenzaron en una lucha titánica para que Valledupar tuviese un periódico, porque ya se anunciaba la liquidación del Diario Vallenato.
El periódico El Heraldo copaba todas las expectativas en la región y vendía para entonces hasta 5 mil ejemplares en la ciudad, algo insólito porque se trataba de un medio barranquillero que se expandía en toda la Costa. También hizo presencia el Diario del Caribe y El Tiempo junto con el Espectador.
Pero faltaba un diario propio y nació El Pilón, producto del tesón inconmensurable de Dickson e Iván. Han sido 20 años de información que permiten hoy hacer una evaluación y una medición. Por el medio han pasado muchos periodistas, pero uno en especial marcó su ritmo: Patrocinio Jiménez (fallecido), uno de los más versátiles y creativos diagramadores de la época, a nivel nacional.
El Pilón se convirtió de la noche a la mañana en un medio obligado para los vallenatos y después para la región, inclusive se vendió en Bogotá, hasta cuando se volvió meramente de circulación local, muy contrario a todos los medios impresos que buscan expandir su circulación para aprovechar su presencia en cada rincón de la Costa y con ello atraer a los inversionistas, publicistas y lectores.
El llamado que hago hoy a los directivos de EL PILÓN es el sentir de cesarenses y guajiros, que claman por leer lo suyo en Aguachica, Chimichagua, El Copey, San Martín, Manaure, Codazzi, Patillal, San Juan, Urumita, Fonseca, Papayal, Maicao, en el sur y en el norte del Cesar y La Guajira, para seguir celebrando con mayor entusiasmo cada año “lo nuestro”, El Pilón. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected] – @tiochiro

Columnista
24 septiembre, 2014

Un cumpleaños feliz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Cada vez que alguien cumple años en una familia, todo mundo se pone muy contento. Incluso, se hacen reuniones para festejar dicho acontecimiento que es cada año. Cada cumplimentado recibe regalos, abrazos, besos, cariños y promesas como las recibidas el sábado anterior por mi sobrina y ahijada Karen Leonor Cotes Gámez en su quinceañero y […]


Cada vez que alguien cumple años en una familia, todo mundo se pone muy contento. Incluso, se hacen reuniones para festejar dicho acontecimiento que es cada año.
Cada cumplimentado recibe regalos, abrazos, besos, cariños y promesas como las recibidas el sábado anterior por mi sobrina y ahijada Karen Leonor Cotes Gámez en su quinceañero y el domingo pasado en el cumpleaños de mi hermano Romel Cotes Zuleta.
Todo esto pasa en cada familia, ya lo dije y no lo vuelvo a repetir. En cambio, cuando una institución también cumple años los dueños o accionistas y los trabajadores salen a relucir las virtudes de la empresa, mientras que los espectadores reciben ese cumpleaños con mucha discreción.
Lo dicho anteriormente es una verdad de a puño, suele decir el periodista José Orellano, para finiquitar cualquier asunto en discusión.
Hago referencia ahora a los festejos que se han organizado para estos días por la celebración de los 20 años de creación del periódico EL PILÓN. Es un año más de los 19 que duró Gabriel García Márquez pensando y escribiendo su obra cumbre de Cien años de Soledad.
“Toda una vida”, diría el también Premio Nobel de Literatura, el escritor Chino Mo Yan, seudónimo de Guan Moye, que significa “no hables”.
La verdad es que recuerdo la creación de EL PILÓN, porque trabajaba como corresponsal de El Heraldo, y tengo muy presente al arriero abogado vallenato Dickson Quiroz y a Iván Alejandro Duarte, un cachaco que llegó a Valledupar contratado por el entonces Alcalde Rodolfo Campo Soto. Ellos dos se trenzaron en una lucha titánica para que Valledupar tuviese un periódico, porque ya se anunciaba la liquidación del Diario Vallenato.
El periódico El Heraldo copaba todas las expectativas en la región y vendía para entonces hasta 5 mil ejemplares en la ciudad, algo insólito porque se trataba de un medio barranquillero que se expandía en toda la Costa. También hizo presencia el Diario del Caribe y El Tiempo junto con el Espectador.
Pero faltaba un diario propio y nació El Pilón, producto del tesón inconmensurable de Dickson e Iván. Han sido 20 años de información que permiten hoy hacer una evaluación y una medición. Por el medio han pasado muchos periodistas, pero uno en especial marcó su ritmo: Patrocinio Jiménez (fallecido), uno de los más versátiles y creativos diagramadores de la época, a nivel nacional.
El Pilón se convirtió de la noche a la mañana en un medio obligado para los vallenatos y después para la región, inclusive se vendió en Bogotá, hasta cuando se volvió meramente de circulación local, muy contrario a todos los medios impresos que buscan expandir su circulación para aprovechar su presencia en cada rincón de la Costa y con ello atraer a los inversionistas, publicistas y lectores.
El llamado que hago hoy a los directivos de EL PILÓN es el sentir de cesarenses y guajiros, que claman por leer lo suyo en Aguachica, Chimichagua, El Copey, San Martín, Manaure, Codazzi, Patillal, San Juan, Urumita, Fonseca, Papayal, Maicao, en el sur y en el norte del Cesar y La Guajira, para seguir celebrando con mayor entusiasmo cada año “lo nuestro”, El Pilón. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected] – @tiochiro