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Columnista - 10 mayo, 2015

Un cuento desfavorable

“La Gran Encuesta Colombia opina”, una simulada estadística que se hizo sobre la imagen del Presidente; la cadena televisiva y radial de RCN y la revista Semana en alianza, decidieron tantear la percepción de los colombianos acerca de la gestión del primer Mandatario; aprovechando los efectos que ha generado la explotación de la trágica noticia […]

“La Gran Encuesta Colombia opina”, una simulada estadística que se hizo sobre la imagen del Presidente; la cadena televisiva y radial de RCN y la revista Semana en alianza, decidieron tantear la percepción de los colombianos acerca de la gestión del primer Mandatario; aprovechando los efectos que ha generado la explotación de la trágica noticia de los 11 soldados muertos en Cauca en medio de un proceso de paz, que claramente incidió de manera negativa, en la confianza que se tenía en la iniciativa de paz y el actuar del estadista, buscando engendrar escepticismo sobre su gobierno.

Lo coyuntural del asunto, impulso a los medios anteriormente mencionados, a indagar los aspectos más cuestionados del gobierno de Santos, no sabría si de manera desinteresada, pero es obvio el acosamiento a las actuaciones del dirigente, pues cada acción que adelante es inmensamente mediática, y se distorsiona al máximo; una maniobra con que se pretende restar la favorabilidad que lo reeligió, o acaso donde estaría la conveniencia de este sondeo, o en que nos beneficia a los colombianos conocer porcentajes de opinión, y qué relación tendría incluir en la misma a Álvaro Uribe Vélez; es evidente la influencia política que se quiere ejercer, y es indiscutible a quien se quiere favorecer.

En lo que concierne a los interrogantes que se incluyen en la encuesta, se idearon astutamente, tanto así que las debilidades se sacaron a relucir, seguridad, salud y desempleo, no obstante estos datos negativos se acentuaron más de lo que realmente son, y se puede constatar mi afirmación, haciendo el análisis retrospectivo de las elecciones presidenciales del 2014; si existiese tal descontento en la segunda vuelta o balotaje, no se hubiese recuperado de la diferencia de su contrincante, que según los expertos era imposible que lo pudiese rebasar; por consiguiente resulta absurdo que su imagen se vaya tan a pique, como lo revelan las encuestas. Cabe aclarar que si existe una disminución considerable, pero no tan baja, ya que la asechanza de las Farc le jugó una mala pasada, y de ahí se sacó partido exponiéndolo al escarnio público.

Otro de los puntos admisibles de juicio en la medición, es lo descrito en la ficha técnica, una muestra de 1.335 encuestados, que no representan ni el 0.1 % del censo electoral, sin embargo se exhibe como si fuese el pueblo quien opinara, y es vergonzoso servirse de algo tan irrisorio, aun así conocemos el motivo de la excesiva difusión, que para nada es informativa, sino ventajista políticamente, una práctica usual y aceptable en los medios de comunicación, siempre y cuando no se haga tan descaradamente e irrumpiendo la objetividad. En este caso, lo que se pretendió se ejecutó con desfachatez, sin importar la imparcialidad que debería implicar este tema, que compromete no solo a un sujeto, sino a la sociedad en común.

En definitiva, la comunicación debe ser indemne, no es bueno para la ciudadanía, enterarse en medio de mendacidades, ni ser instigados a una errada apreciación, y menos importunarlos creando un escenario de enfrentamiento político, que beneficia únicamente al que lo propicio; la información debe ser útil, apropiada y ante todo real, porque sin duda alguna, sus repercusiones tienen que ser constructivas, es decir que sirvan para edificar y no disociar.

Columnista
10 mayo, 2015

Un cuento desfavorable

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Sergio Barranco

“La Gran Encuesta Colombia opina”, una simulada estadística que se hizo sobre la imagen del Presidente; la cadena televisiva y radial de RCN y la revista Semana en alianza, decidieron tantear la percepción de los colombianos acerca de la gestión del primer Mandatario; aprovechando los efectos que ha generado la explotación de la trágica noticia […]


“La Gran Encuesta Colombia opina”, una simulada estadística que se hizo sobre la imagen del Presidente; la cadena televisiva y radial de RCN y la revista Semana en alianza, decidieron tantear la percepción de los colombianos acerca de la gestión del primer Mandatario; aprovechando los efectos que ha generado la explotación de la trágica noticia de los 11 soldados muertos en Cauca en medio de un proceso de paz, que claramente incidió de manera negativa, en la confianza que se tenía en la iniciativa de paz y el actuar del estadista, buscando engendrar escepticismo sobre su gobierno.

Lo coyuntural del asunto, impulso a los medios anteriormente mencionados, a indagar los aspectos más cuestionados del gobierno de Santos, no sabría si de manera desinteresada, pero es obvio el acosamiento a las actuaciones del dirigente, pues cada acción que adelante es inmensamente mediática, y se distorsiona al máximo; una maniobra con que se pretende restar la favorabilidad que lo reeligió, o acaso donde estaría la conveniencia de este sondeo, o en que nos beneficia a los colombianos conocer porcentajes de opinión, y qué relación tendría incluir en la misma a Álvaro Uribe Vélez; es evidente la influencia política que se quiere ejercer, y es indiscutible a quien se quiere favorecer.

En lo que concierne a los interrogantes que se incluyen en la encuesta, se idearon astutamente, tanto así que las debilidades se sacaron a relucir, seguridad, salud y desempleo, no obstante estos datos negativos se acentuaron más de lo que realmente son, y se puede constatar mi afirmación, haciendo el análisis retrospectivo de las elecciones presidenciales del 2014; si existiese tal descontento en la segunda vuelta o balotaje, no se hubiese recuperado de la diferencia de su contrincante, que según los expertos era imposible que lo pudiese rebasar; por consiguiente resulta absurdo que su imagen se vaya tan a pique, como lo revelan las encuestas. Cabe aclarar que si existe una disminución considerable, pero no tan baja, ya que la asechanza de las Farc le jugó una mala pasada, y de ahí se sacó partido exponiéndolo al escarnio público.

Otro de los puntos admisibles de juicio en la medición, es lo descrito en la ficha técnica, una muestra de 1.335 encuestados, que no representan ni el 0.1 % del censo electoral, sin embargo se exhibe como si fuese el pueblo quien opinara, y es vergonzoso servirse de algo tan irrisorio, aun así conocemos el motivo de la excesiva difusión, que para nada es informativa, sino ventajista políticamente, una práctica usual y aceptable en los medios de comunicación, siempre y cuando no se haga tan descaradamente e irrumpiendo la objetividad. En este caso, lo que se pretendió se ejecutó con desfachatez, sin importar la imparcialidad que debería implicar este tema, que compromete no solo a un sujeto, sino a la sociedad en común.

En definitiva, la comunicación debe ser indemne, no es bueno para la ciudadanía, enterarse en medio de mendacidades, ni ser instigados a una errada apreciación, y menos importunarlos creando un escenario de enfrentamiento político, que beneficia únicamente al que lo propicio; la información debe ser útil, apropiada y ante todo real, porque sin duda alguna, sus repercusiones tienen que ser constructivas, es decir que sirvan para edificar y no disociar.