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Editorial - 2 abril, 2024

Un campanazo de alerta. La sequía de hoy

“La sequía dejó sin agua a 12.000 usuarios del nororiente de Medellín”, “Sequía obligó a cortar el agua a 7.900 usuarios en Barbosa”, “Habrá más cortes de agua en el Valle de Aburrá por los bajos caudales de las fuentes hídricas”, son algunos titulares que registra la prensa del departamento de Antioquia desde febrero de este año, cuando se agravó el fenómeno de El Niño que golpea a toda Colombia.

“La sequía dejó sin agua a 12.000 usuarios del nororiente de Medellín”, “Sequía obligó a cortar el agua a 7.900 usuarios en Barbosa”, “Habrá más cortes de agua en el Valle de Aburrá por los bajos caudales de las fuentes hídricas”, son algunos titulares que registra la prensa del departamento de Antioquia desde febrero de este año, cuando se agravó el fenómeno de El Niño que golpea a toda Colombia.

Estos titulares son un ‘campanazo’ de alerta para la región Caribe y el departamento del Cesar. Antioquia, en especial Medellín, que ha realizado millonarias inversiones a través de EPM, empresa que en su acueducto es ejemplo de control de pérdidas (técnicas y de recaudo) y cuyos usuarios son en general comedidos en el uso del agua, -que además ha construido embalses multipropósitos para abastecer acueducto y generar energía , que les permite enfrentar las sequías- está sufriendo por la reducción histórica de los caudales de agua.

Entonces, ¿qué pasaría en el departamento del Cesar cuando una sequía reduzca el caudal de la mayoría de ríos? O, ¿cómo se cubrirá la demanda en los próximos 10 o 20 años cuando aumente la población?

Actualmente, más allá del impacto del fenómeno de El Niño, de los 25 municipios del Cesar, Agustín Codazzi, Pelaya, Tamalameque y San Martín tienen los peores servicios de agua potable en materia de continuidad a nivel departamental. También es insuficiente la continuidad del servicio en El Copey, Curumaní, Astrea y Aguachica. Las empresas municipales que administran los sistemas son fundamentales en la eficiencia.

Es urgente invertir bien en el agua. El Cesar, sobre todo su zona rural, ha sido ejemplo negativo de millonarias inversiones en acueductos que se convierten en elefantes blancos porque no tienen una planeación correcta, tienen problemas de contratación y de operación de los servicios.

Debe preguntarse en qué van las obras de los municipios con el apoyo del Departamento, sobre todo a través de la entidad Aguas del Cesar.

Bien lo ha dicho el exministro de Medio Ambiente Manuel Rodríguez en su columna de este lunes primero en El Tiempo ‘Entre el exceso y la escasez de agua’: “La adaptación al cambio climático tiene la más alta prioridad en la agenda nacional, como lo argüí en columna anterior. Para enfrentar la situación de escasez temporal o permanente de agua en diferentes regiones del país, el agua subterránea es un recurso al que se debe acudir, pero la posibilidad de hacerlo está limitada en virtud de que su conocimiento es precario, pues solo se tiene identificado el 30,8 % de sistemas acuíferos con un nivel de conocimiento suficiente para su gestión (‘Estudio nacional del agua’, 2020). Las medidas de adaptación a los riesgos de sequía incluyen también la construcción de presas y la restauración de humedales, páramos y bosques protectores de las cuencas hidrográficas, como medidas para disminuir la desestabilización del ciclo del agua”.

¿Qué estudios técnicos exhaustivos tenemos de conocimiento de nuestros acuíferos? ¿Cómo va el diseño y la construcción de presas y reservorios en el departamento? ¿Cómo se están restaurando los humedales y bosques protectores de las cuencas hidrográficas?

Editorial
2 abril, 2024

Un campanazo de alerta. La sequía de hoy

“La sequía dejó sin agua a 12.000 usuarios del nororiente de Medellín”, “Sequía obligó a cortar el agua a 7.900 usuarios en Barbosa”, “Habrá más cortes de agua en el Valle de Aburrá por los bajos caudales de las fuentes hídricas”, son algunos titulares que registra la prensa del departamento de Antioquia desde febrero de este año, cuando se agravó el fenómeno de El Niño que golpea a toda Colombia.


“La sequía dejó sin agua a 12.000 usuarios del nororiente de Medellín”, “Sequía obligó a cortar el agua a 7.900 usuarios en Barbosa”, “Habrá más cortes de agua en el Valle de Aburrá por los bajos caudales de las fuentes hídricas”, son algunos titulares que registra la prensa del departamento de Antioquia desde febrero de este año, cuando se agravó el fenómeno de El Niño que golpea a toda Colombia.

Estos titulares son un ‘campanazo’ de alerta para la región Caribe y el departamento del Cesar. Antioquia, en especial Medellín, que ha realizado millonarias inversiones a través de EPM, empresa que en su acueducto es ejemplo de control de pérdidas (técnicas y de recaudo) y cuyos usuarios son en general comedidos en el uso del agua, -que además ha construido embalses multipropósitos para abastecer acueducto y generar energía , que les permite enfrentar las sequías- está sufriendo por la reducción histórica de los caudales de agua.

Entonces, ¿qué pasaría en el departamento del Cesar cuando una sequía reduzca el caudal de la mayoría de ríos? O, ¿cómo se cubrirá la demanda en los próximos 10 o 20 años cuando aumente la población?

Actualmente, más allá del impacto del fenómeno de El Niño, de los 25 municipios del Cesar, Agustín Codazzi, Pelaya, Tamalameque y San Martín tienen los peores servicios de agua potable en materia de continuidad a nivel departamental. También es insuficiente la continuidad del servicio en El Copey, Curumaní, Astrea y Aguachica. Las empresas municipales que administran los sistemas son fundamentales en la eficiencia.

Es urgente invertir bien en el agua. El Cesar, sobre todo su zona rural, ha sido ejemplo negativo de millonarias inversiones en acueductos que se convierten en elefantes blancos porque no tienen una planeación correcta, tienen problemas de contratación y de operación de los servicios.

Debe preguntarse en qué van las obras de los municipios con el apoyo del Departamento, sobre todo a través de la entidad Aguas del Cesar.

Bien lo ha dicho el exministro de Medio Ambiente Manuel Rodríguez en su columna de este lunes primero en El Tiempo ‘Entre el exceso y la escasez de agua’: “La adaptación al cambio climático tiene la más alta prioridad en la agenda nacional, como lo argüí en columna anterior. Para enfrentar la situación de escasez temporal o permanente de agua en diferentes regiones del país, el agua subterránea es un recurso al que se debe acudir, pero la posibilidad de hacerlo está limitada en virtud de que su conocimiento es precario, pues solo se tiene identificado el 30,8 % de sistemas acuíferos con un nivel de conocimiento suficiente para su gestión (‘Estudio nacional del agua’, 2020). Las medidas de adaptación a los riesgos de sequía incluyen también la construcción de presas y la restauración de humedales, páramos y bosques protectores de las cuencas hidrográficas, como medidas para disminuir la desestabilización del ciclo del agua”.

¿Qué estudios técnicos exhaustivos tenemos de conocimiento de nuestros acuíferos? ¿Cómo va el diseño y la construcción de presas y reservorios en el departamento? ¿Cómo se están restaurando los humedales y bosques protectores de las cuencas hidrográficas?