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Lo que pretendió ser un programa estrella, "Alimentación Escolar a Salvo 2015", terminó estrellado, por contratos que vulneraron los principios de planeación, economía, responsabilidad y legalidad.
El 27 de octubre del año pasado escribí en este mismo periódico que Luis Alberto Monsalvo era el propio opositor de Luis Alberto. Se cumple un año de la sentencia mediante la cuál fue condenado Monsalvo.
Declive que le empezó en el año 2020, con presuntos sobrecostos en los mercados que adquirió la Gobernación del Cesar al inicio de la pandemia y la torpeza del ente departamental de no publicar inicialmente en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (SECOP) estos contratos, a través de los cuales adquirió dichos mercados. El gran primer error del segundo mandato de Monsalvo, un error burdo de 41 contratos por $17.054 millones de pesos.
Un error que aunque notorio, no se compara con los errores del PAE, que lo llevaron a la condena. Una cadena de errores del primer mandato de Monsalvo, representada en dos contrataciones del Programa de Alimentación Escolar – PAE, vulgares e ilícitas, en las cuales la Contraloría General de la República, encontró sobreprecios de las raciones, raciones pagadas pero no entregadas y concentración de contratos en manos de unos pocos oferentes. Uno de esos dos contratos irregulares se celebró por un valor de $17.145 millones de pesos.
Ese fue el verdadero talón de Aquiles de Monsalvo, el PAE, y unas irregularidades que encontró el órgano de control fiscal en esos contratos.
Esas irregularidades, dieron origen a unas acusaciones que hizo la Fiscalía General de la Nación, a partir de las cuales la Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia, emitió fallo condenatorio contra el exgobernador del departamento del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, como coautor de los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación agravado. Es decir, la Contraloría General lo auditó, la Fiscalía General lo acusó y la Corte Suprema lo condenó.
Lo que pretendió ser un programa estrella, “Alimentación Escolar a Salvo 2015“, terminó estrellado, por contratos que vulneraron los principios de planeación, economía, responsabilidad y legalidad. Contratos que fueron el medio idóneo para que terceros se apropiaran de recursos públicos, contratos con sobrecostos.
Contratos donde lamentablemente el único objetivo no fue prestar el servicio de alimentación a niños, niñas y adolescentes en las áreas rurales y urbanas del Cesar. Pero, aunque parezca subjetivo, quién entiende que un joven con proyección en la vida pública, como el exgobernador Luis Alberto Monsalvo, permitiera que su nombre quedara expuesto y terminara por el suelo.
Quién entiende que una persona, hijo de unos padres con unos bienes importantes y con la liquidez que da una estructura de capital sólida como la de su familia, esté en las que está. Quién entiende que un joven con una mamá servicial, trabajadora y reconocida en las causas sociales a quien todo el departamento reconoce, esté enredado como está.
Quién entiende que un joven que inició su vida política acompañado de presencia física y de impresión de buena persona, judicialmente hablando sea un condenado. Si uno no le debe su elección a nadie y no tiene deudas de campaña política, para qué enredarse con temas de plata y corrupción, peor aún cuando por familia la plata ya está hecha.
Quién entiende que un joven con unas investigaciones de su primer periodo como gobernador lo vuelvan y lo lancen para otro periodo, en vez de bajarle el perfil. Peor aún, se vuelva a lanzar y no dijera no. Quién entiende, que a pocos meses de haber iniciado su segundo periodo y al estilo más chambón terminara enredado en un escándalo de mercados, cuando ya venía enredado de su primer periodo en el mismo cargo, en temas de contrataciones relacionadas con alimentación escolar (PAE).
Su oposición se la hizo y se la hace él mismo y quiénes lo rodean; sin necesidad. Quien ha tenido todo para triunfar no puede dejar que su nombre termine en el suelo, pero si esa fue la decisión que tomó, asuma y no nos haga creer que es la oposición, ya que corre el riesgo de mirarse al espejo o mirar a quienes lo rodean y encontrar a quienes le hacen persecución.
Por: Quintín Quintero
Lo que pretendió ser un programa estrella, "Alimentación Escolar a Salvo 2015", terminó estrellado, por contratos que vulneraron los principios de planeación, economía, responsabilidad y legalidad.
El 27 de octubre del año pasado escribí en este mismo periódico que Luis Alberto Monsalvo era el propio opositor de Luis Alberto. Se cumple un año de la sentencia mediante la cuál fue condenado Monsalvo.
Declive que le empezó en el año 2020, con presuntos sobrecostos en los mercados que adquirió la Gobernación del Cesar al inicio de la pandemia y la torpeza del ente departamental de no publicar inicialmente en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (SECOP) estos contratos, a través de los cuales adquirió dichos mercados. El gran primer error del segundo mandato de Monsalvo, un error burdo de 41 contratos por $17.054 millones de pesos.
Un error que aunque notorio, no se compara con los errores del PAE, que lo llevaron a la condena. Una cadena de errores del primer mandato de Monsalvo, representada en dos contrataciones del Programa de Alimentación Escolar – PAE, vulgares e ilícitas, en las cuales la Contraloría General de la República, encontró sobreprecios de las raciones, raciones pagadas pero no entregadas y concentración de contratos en manos de unos pocos oferentes. Uno de esos dos contratos irregulares se celebró por un valor de $17.145 millones de pesos.
Ese fue el verdadero talón de Aquiles de Monsalvo, el PAE, y unas irregularidades que encontró el órgano de control fiscal en esos contratos.
Esas irregularidades, dieron origen a unas acusaciones que hizo la Fiscalía General de la Nación, a partir de las cuales la Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia, emitió fallo condenatorio contra el exgobernador del departamento del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, como coautor de los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación agravado. Es decir, la Contraloría General lo auditó, la Fiscalía General lo acusó y la Corte Suprema lo condenó.
Lo que pretendió ser un programa estrella, “Alimentación Escolar a Salvo 2015“, terminó estrellado, por contratos que vulneraron los principios de planeación, economía, responsabilidad y legalidad. Contratos que fueron el medio idóneo para que terceros se apropiaran de recursos públicos, contratos con sobrecostos.
Contratos donde lamentablemente el único objetivo no fue prestar el servicio de alimentación a niños, niñas y adolescentes en las áreas rurales y urbanas del Cesar. Pero, aunque parezca subjetivo, quién entiende que un joven con proyección en la vida pública, como el exgobernador Luis Alberto Monsalvo, permitiera que su nombre quedara expuesto y terminara por el suelo.
Quién entiende que una persona, hijo de unos padres con unos bienes importantes y con la liquidez que da una estructura de capital sólida como la de su familia, esté en las que está. Quién entiende que un joven con una mamá servicial, trabajadora y reconocida en las causas sociales a quien todo el departamento reconoce, esté enredado como está.
Quién entiende que un joven que inició su vida política acompañado de presencia física y de impresión de buena persona, judicialmente hablando sea un condenado. Si uno no le debe su elección a nadie y no tiene deudas de campaña política, para qué enredarse con temas de plata y corrupción, peor aún cuando por familia la plata ya está hecha.
Quién entiende que un joven con unas investigaciones de su primer periodo como gobernador lo vuelvan y lo lancen para otro periodo, en vez de bajarle el perfil. Peor aún, se vuelva a lanzar y no dijera no. Quién entiende, que a pocos meses de haber iniciado su segundo periodo y al estilo más chambón terminara enredado en un escándalo de mercados, cuando ya venía enredado de su primer periodo en el mismo cargo, en temas de contrataciones relacionadas con alimentación escolar (PAE).
Su oposición se la hizo y se la hace él mismo y quiénes lo rodean; sin necesidad. Quien ha tenido todo para triunfar no puede dejar que su nombre termine en el suelo, pero si esa fue la decisión que tomó, asuma y no nos haga creer que es la oposición, ya que corre el riesgo de mirarse al espejo o mirar a quienes lo rodean y encontrar a quienes le hacen persecución.
Por: Quintín Quintero