A juzgar de un modelo de predicciones desarrollado en los años 80, el presidente de Estados Unidos, Donal Trump, se convertirá en el primer mandatario que perderá la reelección presidencial desde 1992 cuando gobernó George Bush, hace 28 años.

Los pronósticos se basan en un estudio que contiene 15 claves para llegar a la Casa Blanca, realizado por el estadounidense Allan Lichtaman, profesor de historia política y el ruso Vladmir Keilis Borok, geofísico sismólogo, famoso por predecir temblores, sismos o movimientos telúricos.

Si seis de estas claves afectan al partido de gobierno -ya tiene siete en contra-, este perderá la presidencia, como la perdió la demócrata Hillary Clinton por solo tener 4 claves a su favor en 2016, vaticina el sistema.

El estudio científico que mira cómo se gobierna y no la retórica, arroja un pésimo desempeño del partido republicano, mal manejo de la economía por recesión en un año de elecciones, al minusvalorar Trump la pandemia a sabiendas de la letalidad del virus, malestar social, decisiones erráticas y escándalos exacerbados por la violencia, esto sumado a los brotes de racismo y el fracaso de la política exterior, entre otras variables.

Lichtman, no cree en los resultados por casualidad, de suerte o al azar y menos en las encuestas porque miden el momento en el tiempo, y esa radiografía cambia hasta el mismo día de las elecciones, verbigracia de pasar por alto errores en los cálculos de los potenciales votantes.

“Predecir de manera correcta es casi imposible; pero más difícil aún es mantener un récord perfecto en este tipo de vaticinios”, y es lo que viene haciendo Allan Lichtman desde hace 35 años, casi 4 décadas atinándole al ganador.

La fama de Lichtman se disparó en 2016 cuando fue uno de los pocos que anticipó el sorprendente triunfo de Donald Trump ya que los sondeos decían lo contrario, pero igual acertó con Ronal Reagan y otros expresidentes.

Los irresponsables anuncios del Jefe de Estado Norteamericano en ejercicio sobre la vacuna contra el covid-19, es otro de los factores adversos en la reelección de Trump, tras asegurar que dispondrá de ella antes de las elecciones del 3 de noviembre, como si fuera soplar y hacer botellas, contrariando a la misma comunidad científica en su advertencia, que descubrir una vacuna puede demorar hasta 15 años, por la complejidad de ejecutar fases de investigación en tiempos establecidos para evitar brotes de la enfermedad, conforme acaba de ocurrir con la multinacional Johnson y Johnson que suspendió los ensayos por una inesperada enfermedad en uno de los pacientes, aparte de tener que convencer a 4 de cada 10 personas que dudan de la efectividad de la vacuna.