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Columnista - 8 febrero, 2017

Trump, un camión sin frenos

Estados Unidos está pasando de la peor de las pesadillas a la realidad. Trump está cumpliendo paso a paso las promesas de su campaña y contra todo lo esperado no utilizó el tono reflexivo del estadista sino que asumió el poder con la arrogancia y prepotencia de un vaquero texano. Se afirma que sus órdenes […]

Estados Unidos está pasando de la peor de las pesadillas a la realidad. Trump está cumpliendo paso a paso las promesas de su campaña y contra todo lo esperado no utilizó el tono reflexivo del estadista sino que asumió el poder con la arrogancia y prepotencia de un vaquero texano.

Se afirma que sus órdenes ejecutivas han puesto en riesgo el sistema de valores de su país. La nueva orden veta por 90 días la concesión de suspender el ingreso a los Estados Unidos de los ciudadanos con historial terrorista de Libia, Yemen, Sudán, Somalia, Siria, Irak e Irán y al mismo tiempo suspende el ingreso a Estados Unidos de todos los refugiados por 120 días, lo que indica una oculta discriminación religiosa.

Se argumenta que la prioridad es la seguridad de los estadounidenses, pero la orden de levantar un muro en la frontera sur no solo es un muro en la frontera con México, sino la frontera que desafía a toda Latinoamérica. Trump está afectando los valores de su país y lo ha metido en una crisis diplomática de consecuencias impredecibles ¿Será que el fin justifica los medios?

Hoy, se presume que la estabilidad mundial está en un momento de gran incertidumbre donde es una necesidad a gritos la presencia de una potencia hegemónica benevolente y responsable o que el mundo se ponga de acuerdo en crear instituciones que cumplan esa función sin proteccionismos y con un orden establecido que pueda ayudar a los países que entran en crisis a mantener su estabilidad económica y política.

Varios senadores, tanto demócratas como republicanos, acusan al presidente de intimidar a la Rama Judicial. La hostilidad de Trump contra la justicia no solo es evidente sino vergonzosa y peligrosa. El escenario diseñado es de miedo, donde Trump podría desacatar las órdenes de la justicia, lo cual desencadenaría una crisis institucional única en la historia del país. Sorprende ver un choque de trenes de esta dimensión que implica la descalificación pública del Presidente a un juez en una democracia que ha sido referente mundial por los protagonistas y la importancia del respeto a unos consensos básicos que se encuentran hoy en tela de juicio.

Crece el repudio internacional por las políticas del presidente y desde el Vaticano, la OEA, la UE y el Reino Unido han cuestionado la decisión de Trump y han afirmado que son constructores de puentes y no de muros. En solo 15 días en el poder, el Presidente ha desordenado el tablero geopolítico que ha imperado en el planeta desde la Segunda Guerra mundial. Hoy, las opciones, incluida la militar, están sobre la mesa y pueden estar influenciadas por la visión empresarial de una América Primero, que depende de los caprichos, la retórica y el estado de ánimo del Presidente, pero cuando estos egos están en cabeza del líder de la principal potencia del mundo puede ser altamente peligroso.

La presidencia de Trump y las políticas que está anunciando parece indicar que la hegemonía en el mundo que ejerció los Estados Unidos está a punto de terminar.

Columnista
8 febrero, 2017

Trump, un camión sin frenos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Estados Unidos está pasando de la peor de las pesadillas a la realidad. Trump está cumpliendo paso a paso las promesas de su campaña y contra todo lo esperado no utilizó el tono reflexivo del estadista sino que asumió el poder con la arrogancia y prepotencia de un vaquero texano. Se afirma que sus órdenes […]


Estados Unidos está pasando de la peor de las pesadillas a la realidad. Trump está cumpliendo paso a paso las promesas de su campaña y contra todo lo esperado no utilizó el tono reflexivo del estadista sino que asumió el poder con la arrogancia y prepotencia de un vaquero texano.

Se afirma que sus órdenes ejecutivas han puesto en riesgo el sistema de valores de su país. La nueva orden veta por 90 días la concesión de suspender el ingreso a los Estados Unidos de los ciudadanos con historial terrorista de Libia, Yemen, Sudán, Somalia, Siria, Irak e Irán y al mismo tiempo suspende el ingreso a Estados Unidos de todos los refugiados por 120 días, lo que indica una oculta discriminación religiosa.

Se argumenta que la prioridad es la seguridad de los estadounidenses, pero la orden de levantar un muro en la frontera sur no solo es un muro en la frontera con México, sino la frontera que desafía a toda Latinoamérica. Trump está afectando los valores de su país y lo ha metido en una crisis diplomática de consecuencias impredecibles ¿Será que el fin justifica los medios?

Hoy, se presume que la estabilidad mundial está en un momento de gran incertidumbre donde es una necesidad a gritos la presencia de una potencia hegemónica benevolente y responsable o que el mundo se ponga de acuerdo en crear instituciones que cumplan esa función sin proteccionismos y con un orden establecido que pueda ayudar a los países que entran en crisis a mantener su estabilidad económica y política.

Varios senadores, tanto demócratas como republicanos, acusan al presidente de intimidar a la Rama Judicial. La hostilidad de Trump contra la justicia no solo es evidente sino vergonzosa y peligrosa. El escenario diseñado es de miedo, donde Trump podría desacatar las órdenes de la justicia, lo cual desencadenaría una crisis institucional única en la historia del país. Sorprende ver un choque de trenes de esta dimensión que implica la descalificación pública del Presidente a un juez en una democracia que ha sido referente mundial por los protagonistas y la importancia del respeto a unos consensos básicos que se encuentran hoy en tela de juicio.

Crece el repudio internacional por las políticas del presidente y desde el Vaticano, la OEA, la UE y el Reino Unido han cuestionado la decisión de Trump y han afirmado que son constructores de puentes y no de muros. En solo 15 días en el poder, el Presidente ha desordenado el tablero geopolítico que ha imperado en el planeta desde la Segunda Guerra mundial. Hoy, las opciones, incluida la militar, están sobre la mesa y pueden estar influenciadas por la visión empresarial de una América Primero, que depende de los caprichos, la retórica y el estado de ánimo del Presidente, pero cuando estos egos están en cabeza del líder de la principal potencia del mundo puede ser altamente peligroso.

La presidencia de Trump y las políticas que está anunciando parece indicar que la hegemonía en el mundo que ejerció los Estados Unidos está a punto de terminar.