Comencemos este texto de manera extraña. Por las conclusiones y luego unas reflexiones. Conclusión 1: el paro es la continuación -agravada y, a la vez, pausada por la pandemia- de la inconformidad y el descontento que viene cocinándose desde el 21N del 2019. 2. El paro era previsible. El índice de malestar social elaborado por […]
Comencemos este texto de manera extraña. Por las conclusiones y luego unas reflexiones.
Conclusión 1: el paro es la continuación -agravada y, a la vez, pausada por la pandemia- de la inconformidad y el descontento que viene cocinándose desde el 21N del 2019.
2. El paro era previsible. El índice de malestar social elaborado por el FMI señala que existe una relación directa y significativa entre el estallido social y las epidemias, y otro informe del FMI titulado ‘Cómo las pandemias conducen a la desesperación y al malestar social’ demuestra que los “eventos pandémicos generan un riesgo de desorden civil significativamente más elevado después de 14 meses”, pero el Gobierno no solo no lo leyó, sino que lo estalló presentando la reforma tributaria. Prendió el fósforo y con ello, la conflagración. Tamaña torpeza.
3. La pandemia no detiene la movilización social y ejemplos hay muchos: Chile, el Black Lives Matter, los chalecos amarillos y movilizaciones en Atenas, Tel Aviv, España y Perú.
4. La protesta y la política se están haciendo en la calle y amplificándose en las redes en una sociedad hiperconectada y con internet como elemento clave de comunicación y articulación para la participación ciudadana.
5. Con el paro violento todos están perdiendo, no hay un solo ganador. Las caras de la perinola de Mockus eran una sola cara: todos ponen. Con el paro también hay solo una: todos pierden.
6. Dada la grave crisis de confianza en las instituciones, la ciudadanía usa la tecnología y la calle -no los partidos políticos, ni el Congreso, ni los organismos de control, ni los sindicatos, ni los medios de comunicación- para expresarse.
Y ahora algunas reflexiones:
1. Es necesario la desescalada de la violencia porque los abusos policiales, el vandalismo y los bloqueos le quitan espacio a lo político y al diálogo como respuesta civilizada a los desencuentros.
2. La conversación es la salida para lograr acuerdos, pero es preciso partir de objetivos pequeños y escalarlos a más grandes; ni pedir lo imposible porque no hay con qué cumplirlo.
3. En el 2022 puede haber un voto rebelión que sepulte el pasado, castigue los extremos políticos y premie a un candidato que tenga la habilidad de unir el país y restañar sus heridas.
4. Los impulsores del paro creían controlarlo, Petro creía controlarlo. Pero las sociedades de hoy día son complejas, plurales en voces e intereses, con el poder distribuido en poliarquías, tienen estructura de red, no hay jerarquías sino heterarquías por lo que el control es un imposible y una vez prendida la chispa se puede incendiar la pradera.
5. La sociedad está transitado de un estado a otro en metamorfosis; la metamorfosis de Gregorio Samsa, que de la noche a la mañana Kafka lo transformó en insecto con la diferencia que el mundo y la sociedad todavía no saben en qué terminarán transformándose porque todavía no es mañana y la noche aún transcurre.
@enriqueha
Comencemos este texto de manera extraña. Por las conclusiones y luego unas reflexiones. Conclusión 1: el paro es la continuación -agravada y, a la vez, pausada por la pandemia- de la inconformidad y el descontento que viene cocinándose desde el 21N del 2019. 2. El paro era previsible. El índice de malestar social elaborado por […]
Comencemos este texto de manera extraña. Por las conclusiones y luego unas reflexiones.
Conclusión 1: el paro es la continuación -agravada y, a la vez, pausada por la pandemia- de la inconformidad y el descontento que viene cocinándose desde el 21N del 2019.
2. El paro era previsible. El índice de malestar social elaborado por el FMI señala que existe una relación directa y significativa entre el estallido social y las epidemias, y otro informe del FMI titulado ‘Cómo las pandemias conducen a la desesperación y al malestar social’ demuestra que los “eventos pandémicos generan un riesgo de desorden civil significativamente más elevado después de 14 meses”, pero el Gobierno no solo no lo leyó, sino que lo estalló presentando la reforma tributaria. Prendió el fósforo y con ello, la conflagración. Tamaña torpeza.
3. La pandemia no detiene la movilización social y ejemplos hay muchos: Chile, el Black Lives Matter, los chalecos amarillos y movilizaciones en Atenas, Tel Aviv, España y Perú.
4. La protesta y la política se están haciendo en la calle y amplificándose en las redes en una sociedad hiperconectada y con internet como elemento clave de comunicación y articulación para la participación ciudadana.
5. Con el paro violento todos están perdiendo, no hay un solo ganador. Las caras de la perinola de Mockus eran una sola cara: todos ponen. Con el paro también hay solo una: todos pierden.
6. Dada la grave crisis de confianza en las instituciones, la ciudadanía usa la tecnología y la calle -no los partidos políticos, ni el Congreso, ni los organismos de control, ni los sindicatos, ni los medios de comunicación- para expresarse.
Y ahora algunas reflexiones:
1. Es necesario la desescalada de la violencia porque los abusos policiales, el vandalismo y los bloqueos le quitan espacio a lo político y al diálogo como respuesta civilizada a los desencuentros.
2. La conversación es la salida para lograr acuerdos, pero es preciso partir de objetivos pequeños y escalarlos a más grandes; ni pedir lo imposible porque no hay con qué cumplirlo.
3. En el 2022 puede haber un voto rebelión que sepulte el pasado, castigue los extremos políticos y premie a un candidato que tenga la habilidad de unir el país y restañar sus heridas.
4. Los impulsores del paro creían controlarlo, Petro creía controlarlo. Pero las sociedades de hoy día son complejas, plurales en voces e intereses, con el poder distribuido en poliarquías, tienen estructura de red, no hay jerarquías sino heterarquías por lo que el control es un imposible y una vez prendida la chispa se puede incendiar la pradera.
5. La sociedad está transitado de un estado a otro en metamorfosis; la metamorfosis de Gregorio Samsa, que de la noche a la mañana Kafka lo transformó en insecto con la diferencia que el mundo y la sociedad todavía no saben en qué terminarán transformándose porque todavía no es mañana y la noche aún transcurre.
@enriqueha