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Columnista - 23 junio, 2013

Tratados de Libre Comercio. Ni libres ni justos

Resulta incomprensible el afán del gobierno por firmar Tratados de Libre Comercio con países del primer mundo sin importar los efectos nocivos sobre la economía nacional. Las asimetrías en esas relaciones son más que desventajosas para Colombia y hacen imposible un comercio justo.

Por Imelda Daza Cotes

Resulta incomprensible el afán del gobierno por firmar Tratados de Libre Comercio con  países del primer mundo sin importar los efectos nocivos sobre la economía nacional. Las asimetrías en esas relaciones son más que desventajosas para Colombia y hacen imposible un comercio justo. Lo dijo Stiglitz, Nobel de economía, a propósito del tratado Colombia-EEUU: “El TLC no es libre ni justo para Colombia” y explicó que si  lo fuera, EEUU tendría que eliminar todos los subidios a su agricultura y Colombia tendría que modernizar su sector productivo para que pudiera competir en igualdad de condiciones con las multinacionales norteamericanas.

Además, el TLC con EEUU comprometió la soberanía colombiana. Sólo Washington puede modificar el texto del acuerdo que favorece a las transnacionales frente a las cuales no caben reclamaciones laborales, ni ambientales, ni por violaciones de norma alguna y se promueve el ingreso de capitales foráneos en áreas como la salud, la educación y los recursos naturales. Son Tratados para importar, no para vender porque no hay condiciones para competir.

En la práctica los pronósticos pesimistas contra estos Tratados se hicieron realidad. Colombia ha exportado flores, frutas, café, hortalizas, algunos textiles, calzados y plásticos de escaso valor agregado; las transnacionales se llevan el petróleo y los minerales a precios de nada y sin generar empleo significativo. Mientras tanto los productores de EEUU invaden el país con mercancías producidas por una industria protegida y subvencionada que opera mediante maquiladoras que también violan leyes ambientales y laborales. Los resultados son desfavorables, la balanza comercial con EEU es ahora negativa para Colombia y ya hay fábricas como Icollantas que han tenido que cerrar, con graves perjuicios sociales y económicos. Sin embargo, el gobierno se dispone a firmar otro Tratado similar con Corea del Sur, un país cuya economía pesa en el concierto internacional (13 lugar), productor y exportador de automóviles, maquinaria pesada, textiles y productos agropecuarios altamente subsidiados. Corea importa muchos productos alimenticios pero el mercado para esos bienes ya está acaparado por países que gozan de ventajas comparativas frente a Colombia. 

En realidad los TLC están ocasionando daños irreparables a la industria nacional y en general a los productores colombianos. Por qué insistir en esta política, Quiénes son los importadores favorecidos con estos tratados? Valdría la pena auscultar a quién benefician en Colombia estos tratados de comercio desigual.

Columnista
23 junio, 2013

Tratados de Libre Comercio. Ni libres ni justos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Resulta incomprensible el afán del gobierno por firmar Tratados de Libre Comercio con países del primer mundo sin importar los efectos nocivos sobre la economía nacional. Las asimetrías en esas relaciones son más que desventajosas para Colombia y hacen imposible un comercio justo.


Por Imelda Daza Cotes

Resulta incomprensible el afán del gobierno por firmar Tratados de Libre Comercio con  países del primer mundo sin importar los efectos nocivos sobre la economía nacional. Las asimetrías en esas relaciones son más que desventajosas para Colombia y hacen imposible un comercio justo. Lo dijo Stiglitz, Nobel de economía, a propósito del tratado Colombia-EEUU: “El TLC no es libre ni justo para Colombia” y explicó que si  lo fuera, EEUU tendría que eliminar todos los subidios a su agricultura y Colombia tendría que modernizar su sector productivo para que pudiera competir en igualdad de condiciones con las multinacionales norteamericanas.

Además, el TLC con EEUU comprometió la soberanía colombiana. Sólo Washington puede modificar el texto del acuerdo que favorece a las transnacionales frente a las cuales no caben reclamaciones laborales, ni ambientales, ni por violaciones de norma alguna y se promueve el ingreso de capitales foráneos en áreas como la salud, la educación y los recursos naturales. Son Tratados para importar, no para vender porque no hay condiciones para competir.

En la práctica los pronósticos pesimistas contra estos Tratados se hicieron realidad. Colombia ha exportado flores, frutas, café, hortalizas, algunos textiles, calzados y plásticos de escaso valor agregado; las transnacionales se llevan el petróleo y los minerales a precios de nada y sin generar empleo significativo. Mientras tanto los productores de EEUU invaden el país con mercancías producidas por una industria protegida y subvencionada que opera mediante maquiladoras que también violan leyes ambientales y laborales. Los resultados son desfavorables, la balanza comercial con EEU es ahora negativa para Colombia y ya hay fábricas como Icollantas que han tenido que cerrar, con graves perjuicios sociales y económicos. Sin embargo, el gobierno se dispone a firmar otro Tratado similar con Corea del Sur, un país cuya economía pesa en el concierto internacional (13 lugar), productor y exportador de automóviles, maquinaria pesada, textiles y productos agropecuarios altamente subsidiados. Corea importa muchos productos alimenticios pero el mercado para esos bienes ya está acaparado por países que gozan de ventajas comparativas frente a Colombia. 

En realidad los TLC están ocasionando daños irreparables a la industria nacional y en general a los productores colombianos. Por qué insistir en esta política, Quiénes son los importadores favorecidos con estos tratados? Valdría la pena auscultar a quién benefician en Colombia estos tratados de comercio desigual.