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Sin categoría - 22 abril, 2010

Tras crisis aeronáutica por volcán, surgen las recriminaciones

Un avión de Lufthansa aterriza en el aeropuerto de Frankfort, Alemania, el martes 20 de abril de 2010. El espacio aéreo alemán se abrió a primeras horas del miércoles aunque todavía no será al 100% de su capacidad. AMSTERDAM (AP) — Las aerolíneas, que perdieron alrededor de 2.000 millones de dólares, trataban de ponerse al […]

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Un avión de Lufthansa aterriza en el aeropuerto de Frankfort, Alemania, el martes 20 de abril de 2010. El espacio aéreo alemán se abrió a primeras horas del miércoles aunque todavía no será al 100% de su capacidad.

AMSTERDAM (AP) — Las aerolíneas, que perdieron alrededor de 2.000 millones de dólares, trataban de ponerse al corriente para hacer que cientos de miles de personas llegaran a su destino el miércoles, tras una semana de parálisis casi total de la industria aeronáutica Europea.
En tanto, comenzaron a surgir las recriminaciones sobre la respuesta caótica de los gobiernos europeos a la nube de cenizas emitida por un volcán en Islandia, fenómeno que fue el origen de la crisis aeronáutica.
Las autoridades de aviación civil defendieron sus decisiones de dejar en tierra los aviones la semana pasada y de reanudar posteriormente los vuelos, tras una serie de críticas de los ejecutivos de las aerolíneas, quienes consideran que las decisiones se basaron en datos erróneos o temores infundados.
Las cancelaciones provocadas por la erupción volcánica dejaron a millones de personas en el limbo ante la falta de vuelos, causaron graves pérdidas a las aerolíneas y otras empresas e incluso amenazaron la incipiente recuperación económica en Europa.
Una agrupación de la industria aeronáutica consideró que los estragos financieros fueron peores que los ocasionados por el cierre de tres días de los aeropuertos de todo el mundo tras los atentados terroristas del 2001 en Estados Unidos.
Fue una lección sobre cuán dependiente se ha vuelto la humanidad respecto del transporte aéreo, la vulnerabilidad de una industria vital y la confusión que puede producirse cuando cada país decide por sí mismo cómo manejar un problema que trasciende las fronteras.

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22 abril, 2010

Tras crisis aeronáutica por volcán, surgen las recriminaciones

Un avión de Lufthansa aterriza en el aeropuerto de Frankfort, Alemania, el martes 20 de abril de 2010. El espacio aéreo alemán se abrió a primeras horas del miércoles aunque todavía no será al 100% de su capacidad. AMSTERDAM (AP) — Las aerolíneas, que perdieron alrededor de 2.000 millones de dólares, trataban de ponerse al […]


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Un avión de Lufthansa aterriza en el aeropuerto de Frankfort, Alemania, el martes 20 de abril de 2010. El espacio aéreo alemán se abrió a primeras horas del miércoles aunque todavía no será al 100% de su capacidad.

AMSTERDAM (AP) — Las aerolíneas, que perdieron alrededor de 2.000 millones de dólares, trataban de ponerse al corriente para hacer que cientos de miles de personas llegaran a su destino el miércoles, tras una semana de parálisis casi total de la industria aeronáutica Europea.
En tanto, comenzaron a surgir las recriminaciones sobre la respuesta caótica de los gobiernos europeos a la nube de cenizas emitida por un volcán en Islandia, fenómeno que fue el origen de la crisis aeronáutica.
Las autoridades de aviación civil defendieron sus decisiones de dejar en tierra los aviones la semana pasada y de reanudar posteriormente los vuelos, tras una serie de críticas de los ejecutivos de las aerolíneas, quienes consideran que las decisiones se basaron en datos erróneos o temores infundados.
Las cancelaciones provocadas por la erupción volcánica dejaron a millones de personas en el limbo ante la falta de vuelos, causaron graves pérdidas a las aerolíneas y otras empresas e incluso amenazaron la incipiente recuperación económica en Europa.
Una agrupación de la industria aeronáutica consideró que los estragos financieros fueron peores que los ocasionados por el cierre de tres días de los aeropuertos de todo el mundo tras los atentados terroristas del 2001 en Estados Unidos.
Fue una lección sobre cuán dependiente se ha vuelto la humanidad respecto del transporte aéreo, la vulnerabilidad de una industria vital y la confusión que puede producirse cuando cada país decide por sí mismo cómo manejar un problema que trasciende las fronteras.