Y Dios hizo a la mujer bella sonriente de luna, con ramilletes de cuna adorna su rosicler.
I
La fiesta de la mujer
es el día ocho de marzo,
ángeles pintan de garzo
el cielo en su amanecer.
El cenit y atardecer
de música se enternecen
y con el viento se mecen
sonatas en sinfonía;
los versos de mi poesía
por las mujeres florecen.
II
Y Dios hizo a la mujer
bella sonriente de luna,
con ramilletes de cuna
adorna su rosicler.
La ternura por doquier
deja huellas perfumadas,
La belleza es revelada
en sus ojos y en su alma,
su silueta es una palma
de la brisa enamorada.
III
Del camino es la mujer
el sol radiante que alumbra,
y retira la penumbra
con la aptitud de su ser.
Espejo de amanecer
la imagen de su belleza,
su lealtad es fortaleza
en el hogar y el trabajo,
no camina por atajos,
la honradez es su nobleza.
IV
El amor de su mirar
es como el agua del río,
vence la sed del estío
con su permanente andar.
El edén de su cantar
es la villa primorosa
donde florece dichosa
la vida honesta y bonita.
Toda mujer es bendita
como la luz en la rosa.
Por José Atuesta Mindiola
Y Dios hizo a la mujer bella sonriente de luna, con ramilletes de cuna adorna su rosicler.
I
La fiesta de la mujer
es el día ocho de marzo,
ángeles pintan de garzo
el cielo en su amanecer.
El cenit y atardecer
de música se enternecen
y con el viento se mecen
sonatas en sinfonía;
los versos de mi poesía
por las mujeres florecen.
II
Y Dios hizo a la mujer
bella sonriente de luna,
con ramilletes de cuna
adorna su rosicler.
La ternura por doquier
deja huellas perfumadas,
La belleza es revelada
en sus ojos y en su alma,
su silueta es una palma
de la brisa enamorada.
III
Del camino es la mujer
el sol radiante que alumbra,
y retira la penumbra
con la aptitud de su ser.
Espejo de amanecer
la imagen de su belleza,
su lealtad es fortaleza
en el hogar y el trabajo,
no camina por atajos,
la honradez es su nobleza.
IV
El amor de su mirar
es como el agua del río,
vence la sed del estío
con su permanente andar.
El edén de su cantar
es la villa primorosa
donde florece dichosa
la vida honesta y bonita.
Toda mujer es bendita
como la luz en la rosa.
Por José Atuesta Mindiola