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Columnista - 14 febrero, 2022

Tiene el paz y salvo en el bolsillo

Creo ser una persona bien informada, trato de entender los acontecimientos e intento averiguar o por lo menos eso ensayo, identificar la dirección que nos marcan esos sucesos, pero en materia de elecciones la vida se me comenzó a enredar desde que sustituyeron las prácticas papeletas por unas sábanas ininteligibles llenas de fotos de gentes con sombreros, gorras, boinas etc., afiliados a no sé cuántas decenas de partidos, entre los cuales la L del mío es cada vez más pequeña y descolorida.

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Creo ser una persona bien informada, trato de entender los acontecimientos e intento averiguar o por lo menos eso ensayo, identificar la dirección que nos marcan esos sucesos, pero en materia de elecciones la vida se me comenzó a enredar desde que sustituyeron las prácticas papeletas por unas sábanas ininteligibles llenas de fotos de gentes con sombreros, gorras, boinas etc., afiliados a no sé cuántas decenas de partidos, entre los cuales la L del mío es cada vez más pequeña y descolorida.

Estoy confundido, en la medida en que quiero estarlo o también podría ser estado de negación, pues paradójicamente y a lo mejor las cosas nunca han sido más claras, y me refiero en particular a la elección presidencial, pues dígase lo que se quiera decir, hasta ahora, existe solo un candidato con posibilidades y no veo cuál es el contrincante para darle la pelea a Gustavo Petro, cuya mayor fortaleza es la falta de números del otro lado. 

Quiero decir que si bien tienen un alto caudal de votación, los demás son una masa fragmentada y heterogénea, con muchas figuras valiosas, que las hay, y en ocasiones con muchos NN de entre los cuales no ha surgido hasta el momento un solo nombre con capacidad real de competir exitosamente con quien solitariamente encabeza ese pelotón.

No he terminado de saber cuántas coaliciones, esperanzas e historias hay, percibo que es una montonera y no hay un líder: “Oh confusión oh caos”, expresaba el cartagenero y regenerador Rafael Núñez Molledo.

La teoría es que de esas coaliciones saldrá el candidato que enfrente exitosamente a Petro y que todos a una creen la muralla de contención para atajar la que sin duda es una fuerza muy difícil de contener, pero casos se han visto. 

Hace muchos años se exigía como un requisito para tomar posesión de un cargo público el paz y salvo de impuestos nacionales y eso resultaba muy claro quien iba a ser nombrado se utilizaba la expresión “Tiene el paz y salvo en el bolsillo”. Esa presunción casi nunca fallaba. La historia está que se repite pero esta vez ya no va a necesitar paz y salvo. 

  Por Jaime García Chadid

Columnista
14 febrero, 2022

Tiene el paz y salvo en el bolsillo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

Creo ser una persona bien informada, trato de entender los acontecimientos e intento averiguar o por lo menos eso ensayo, identificar la dirección que nos marcan esos sucesos, pero en materia de elecciones la vida se me comenzó a enredar desde que sustituyeron las prácticas papeletas por unas sábanas ininteligibles llenas de fotos de gentes con sombreros, gorras, boinas etc., afiliados a no sé cuántas decenas de partidos, entre los cuales la L del mío es cada vez más pequeña y descolorida.


Creo ser una persona bien informada, trato de entender los acontecimientos e intento averiguar o por lo menos eso ensayo, identificar la dirección que nos marcan esos sucesos, pero en materia de elecciones la vida se me comenzó a enredar desde que sustituyeron las prácticas papeletas por unas sábanas ininteligibles llenas de fotos de gentes con sombreros, gorras, boinas etc., afiliados a no sé cuántas decenas de partidos, entre los cuales la L del mío es cada vez más pequeña y descolorida.

Estoy confundido, en la medida en que quiero estarlo o también podría ser estado de negación, pues paradójicamente y a lo mejor las cosas nunca han sido más claras, y me refiero en particular a la elección presidencial, pues dígase lo que se quiera decir, hasta ahora, existe solo un candidato con posibilidades y no veo cuál es el contrincante para darle la pelea a Gustavo Petro, cuya mayor fortaleza es la falta de números del otro lado. 

Quiero decir que si bien tienen un alto caudal de votación, los demás son una masa fragmentada y heterogénea, con muchas figuras valiosas, que las hay, y en ocasiones con muchos NN de entre los cuales no ha surgido hasta el momento un solo nombre con capacidad real de competir exitosamente con quien solitariamente encabeza ese pelotón.

No he terminado de saber cuántas coaliciones, esperanzas e historias hay, percibo que es una montonera y no hay un líder: “Oh confusión oh caos”, expresaba el cartagenero y regenerador Rafael Núñez Molledo.

La teoría es que de esas coaliciones saldrá el candidato que enfrente exitosamente a Petro y que todos a una creen la muralla de contención para atajar la que sin duda es una fuerza muy difícil de contener, pero casos se han visto. 

Hace muchos años se exigía como un requisito para tomar posesión de un cargo público el paz y salvo de impuestos nacionales y eso resultaba muy claro quien iba a ser nombrado se utilizaba la expresión “Tiene el paz y salvo en el bolsillo”. Esa presunción casi nunca fallaba. La historia está que se repite pero esta vez ya no va a necesitar paz y salvo. 

  Por Jaime García Chadid