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Columnista - 29 diciembre, 2010

Tiempos de reflexión

Por: Basilio Padilla El 90% de las personas no dudarían en responder, si se les llegase a preguntar cuales serian sus deseos más grandes para el próximo año, para lo cual no serian necesario muchos estudios. Estoy seguro que esta respuesta seria: trabajo, seguridad, paz, prosperidad, salud y algunas facilidades para poder vivir cómodamente, sin […]

Por: Basilio Padilla

El 90% de las personas no dudarían en responder, si se les llegase a preguntar cuales serian sus deseos más grandes para el próximo año, para lo cual no serian necesario muchos estudios. Estoy seguro que esta respuesta seria: trabajo, seguridad, paz, prosperidad, salud y algunas facilidades para poder vivir cómodamente, sin “stress” y sin las grandes preocupaciones que ocasionan una serie de enfermedades físicas y sicológicas en el ser humano. A primera vista, muchos de estos objetivos parecen fácil de conseguir pero desafortunadamente vivimos en una sociedad integrada por seres humanos y mentes que se dedican a crear leyes y reglas que, en muchas ocasiones, solo complican las relaciones entre las personas y  hacen difícil poder obtener los objetivos sencillos a que todos tenemos derecho.
En épocas pasadas las cosas eran mucho más sencillas y las personas permanecían mucho más felices. En la vía que conduce hacia la obtención de estos propósitos encontramos una serie de vicios, entre aquellos encargados de liderar nuestras instituciones, como son el insaciable deseo de dinero y poder, la falta de honestidad y la vieja tendencia hacia la corrupción, tan típica de nuestras instituciones. Estos eventos son tan comunes que prácticamente ya no se espera ningún cambio en las administraciones, sino el continuismo que ahoga nuestros pueblos y ciudades, con sus mismas reglas de juego: los jugosos contratos con el 15 – 20% exigidos por los administradores, la participación de los miembros de la familia en las actividades financieras publicas, intervención ilícita en la política con el objetivo de perpetuarse en el poder y en términos generales la falta de transparencia y la perdida de contactos con el electorado, cambiando hasta los números de celulares para que nadie, que no sea un buen amigo tenga contacto con la administración y sus protagonistas.
Desafortunadamente, este es un cuadro que sucede todo el tiempo con las funestas consecuencias del continuo estancamiento, la falta de participación ciudadana, y la falta de trabajo. Uno de los aspectos que ofrece mayor esperanza hacia el futuro es la vigilancia por los organismos de control y la estricta adherencia a las reglas que todos debemos seguir. Los precedentes se deben dejar claros y las personas que se encuentren en violación deben ser investigadas con todo el rigor de la ley. En efecto debe quedar claro, que si no servimos de ejemplo para aquellos a quienes queremos representar, entonces no somos dignos de liderar las oficinas publicas que merecen tanto respeto y cultura. Teniendo en cuenta todo esto, los mayores deseos hacia el futuro es que la providencia nos ayude a reflexionar y concluir que no vale la pena exponer todos nuestros valores, nuestra dignidad y nuestra familia en aras de beneficios personales.
Que el bien común, la educación, el respeto hacia los mayores sean objetivos que todos tengamos en mente y que así mismo los impregnemos en nuestros hijos y familiares. De este columnista un nuevo año lleno de esperanzas, salud y felicidad.

Columnista
29 diciembre, 2010

Tiempos de reflexión

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla El 90% de las personas no dudarían en responder, si se les llegase a preguntar cuales serian sus deseos más grandes para el próximo año, para lo cual no serian necesario muchos estudios. Estoy seguro que esta respuesta seria: trabajo, seguridad, paz, prosperidad, salud y algunas facilidades para poder vivir cómodamente, sin […]


Por: Basilio Padilla

El 90% de las personas no dudarían en responder, si se les llegase a preguntar cuales serian sus deseos más grandes para el próximo año, para lo cual no serian necesario muchos estudios. Estoy seguro que esta respuesta seria: trabajo, seguridad, paz, prosperidad, salud y algunas facilidades para poder vivir cómodamente, sin “stress” y sin las grandes preocupaciones que ocasionan una serie de enfermedades físicas y sicológicas en el ser humano. A primera vista, muchos de estos objetivos parecen fácil de conseguir pero desafortunadamente vivimos en una sociedad integrada por seres humanos y mentes que se dedican a crear leyes y reglas que, en muchas ocasiones, solo complican las relaciones entre las personas y  hacen difícil poder obtener los objetivos sencillos a que todos tenemos derecho.
En épocas pasadas las cosas eran mucho más sencillas y las personas permanecían mucho más felices. En la vía que conduce hacia la obtención de estos propósitos encontramos una serie de vicios, entre aquellos encargados de liderar nuestras instituciones, como son el insaciable deseo de dinero y poder, la falta de honestidad y la vieja tendencia hacia la corrupción, tan típica de nuestras instituciones. Estos eventos son tan comunes que prácticamente ya no se espera ningún cambio en las administraciones, sino el continuismo que ahoga nuestros pueblos y ciudades, con sus mismas reglas de juego: los jugosos contratos con el 15 – 20% exigidos por los administradores, la participación de los miembros de la familia en las actividades financieras publicas, intervención ilícita en la política con el objetivo de perpetuarse en el poder y en términos generales la falta de transparencia y la perdida de contactos con el electorado, cambiando hasta los números de celulares para que nadie, que no sea un buen amigo tenga contacto con la administración y sus protagonistas.
Desafortunadamente, este es un cuadro que sucede todo el tiempo con las funestas consecuencias del continuo estancamiento, la falta de participación ciudadana, y la falta de trabajo. Uno de los aspectos que ofrece mayor esperanza hacia el futuro es la vigilancia por los organismos de control y la estricta adherencia a las reglas que todos debemos seguir. Los precedentes se deben dejar claros y las personas que se encuentren en violación deben ser investigadas con todo el rigor de la ley. En efecto debe quedar claro, que si no servimos de ejemplo para aquellos a quienes queremos representar, entonces no somos dignos de liderar las oficinas publicas que merecen tanto respeto y cultura. Teniendo en cuenta todo esto, los mayores deseos hacia el futuro es que la providencia nos ayude a reflexionar y concluir que no vale la pena exponer todos nuestros valores, nuestra dignidad y nuestra familia en aras de beneficios personales.
Que el bien común, la educación, el respeto hacia los mayores sean objetivos que todos tengamos en mente y que así mismo los impregnemos en nuestros hijos y familiares. De este columnista un nuevo año lleno de esperanzas, salud y felicidad.